Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE)
Marruecos es una monarquía
constitucional que tiene un sistema de partidos y un poder legislativo
dividido en dos cámaras donde varios partidos se disputan la
representación del pueblo. Es en este contexto político donde el rey
Mohamed VI dispuso ampliar la autorización de aborto en casos de
malformación del feto y de violación o incesto, además de aquellos en
los que la vida de la mujer está en peligro, que era la única razón por
la que se le permitía abortar a una mujer.
Los ministerios de Justicia y de
Asuntos Islámicos, y el Consejo Nacional de Derechos Humanos llevaron a
cabo consultas durante un mes para evaluar la ampliación de las
causales. El rey Mohamed VI recibió el viernes 15 de mayo a Mustapha
Ramid, ministro de Justicia y Libertades, a Ahmed Toufiq, ministro de
Asuntos Islámicos y a Driss El Yazami, presidente del Consejo Nacional
de los Derechos Humanos, donde expresaron el resultado de amplias
consultas sobre el tema. Si bien una mayoría está de acuerdo en
criminalizar el aborto, también se inclinan por apoyar la interrupción
del embarazo cuando hay razones de peso.
En la audiencia manifestaron que la
población y los expertos en doctrina islámica consideran al menos tres
causas por las que se debe permitir el aborto legal: cuando el
embarazo pone en peligro la vida y la salud de la mujer; cuando el
embarazo sea consecuencia de una violación o del incesto, y en los
casos de graves malformaciones y de enfermedades incurables que los
fetos podrían presentar.
La ley contemplaba el aborto sólo en
casos de salud de la mujer. Cualquier otro motivo era penado con uno a
cinco años de prisión. De acuerdo con la asociación de ginecólogos de
Marruecos, sólo entre Rabat y Casablanca se contabilizan 200 abortos
diarios y el supuesto de “vida o salud en peligro” sólo corresponde a
5% del total de los abortos.
Se calcula que hay 600 abortos diarios
en el país y el costo puede ser entre 1,500 y 10 mil dirhams (entre
2,268 y 15,186 pesos mexicanos) dependiendo de la semana de gestación y
el médico que lo practique. De estos 600 abortos diarios al menos entre
150 y 200 no son realizados por procedimientos médicos, sino en
condiciones insalubres. Los hospitales reciben diariamente entre tres y cuatro casos de aborto con complicaciones, tales como infecciones, intoxicaciones o hemorragias graves. Al menos hay 150 niños abandonados por día. Se calcula que el aborto clandestino representa 13% de las muertes maternas en el país africano.
Organizaciones como Bayt Al-Hikma
han expresado su rechazo a esta “despenalización descafeinada”, pues
estas tres causales no resuelven el exorbitante número de abortos
practicados diariamente (la organización cita hasta 800 diarios). Bayt
Al-Hikma ha levantado la voz por las mujeres que tienen que recurrir al
aborto clandestino y que enfrentan secuelas de por vida debido a la
naturaleza ilegal del aborto. Para esta organización, esta forma de despenalización es control del machismo y trata a las mujeres como si no fueran capaces de tomar sus propias decisiones, beneficiando una ideología oscurantista.
Si bien el libro sagrado de los
musulmanes no prohíbe explícitamente el aborto o la anticoncepción, lo
cierto es que las leyes en la región son restrictivas. “Muchas
mujeres marroquíes rechazan el uso de anticonceptivos por miedo a ser
señaladas y repudiadas por la sociedad, lo mismo ocurre con el aborto”.
La influencia de los líderes religiosos que hacen una interpretación
extrema es muy importante. Desde 2008 el partido de Justicia y
Desarrollo llevó la propuesta a debate al legislativo, sin embargo
pasaron varios años para que se suavizaran estas leyes.
Feministas islámicas representadas por
Asma Lamrabet insisten en que la sociedad árabe y musulmana debe de
cambiar su mentalidad al respecto, que el aborto y el papel de la mujer
deben reconsiderarse. “Las mujeres musulmanas tenemos derecho a tener nuestro modelo de feminismo”, asegura Asma.
La situación de Marruecos remite a los
estados más conservadores en México, donde los líderes religiosos hacen
interpretaciones extremas y presionan a los políticos locales para
obstaculizar los derechos de las mujeres, particularmente de las más
pobres y más vulnerables. Todos los derechos para todas.
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