Fabrizio Mejía Madrid
Faltaba una pieza para terminar el rompecabezas. La aportó Julián Macías, analista de redes, cuando reveló que es Atlas Network el que está detrás de las campañas orquestadas contra Andrés Manuel y Claudia Sheinbaum tratando de vincularlos con el crimen organizado, presentando entrevistas con encapuchados que lo aseguran, generando una tendencia completamente artificial en las redes que se alimenta de sí misma a favor de Xóchitl Gálvez. Todo fue por los errores que cometió quien redactó los mensajes en redes: escribió “Xóchilt”, en vez de Xóchitl, es decir, la “ele” antes de la “t”. Así, más de 200 mil mensajes tenían este error. Pero también escribió “AndrésNoMientrasOtraVez”, en vez de “mientas”, y “NarcoPresiente”, en vez de Presidente. Por eso, por los errores, Julián Macías fue capaz de encontrar que 10 millones de mensajes provienen de un trollcenter con replicantes en Argentina, España, y Colombia. Los financiadores de esta red contra la 4T y a favor del PRIAN están a la vista de todos. Son con quienes Lorenzo Córdoba se reunió en marzo del año pasado y ante quienes se sometió hace poco la candidata Xóchitl.
Hace casi un año escribí en este mismo espacio un comentario llamado “La renuncia”. En él detallé con quienes se reunió Lorenzo Córdoba en su gira del adiós. Fue, como Xóchitl, al CSIS, Centro de Estudios Estratégicos Internacionales. Lorenzo, el 21 de marzo de 2023. Xóchitl, el 5 de febrero de este año. Este Centro fue fundado por el Almirante Arleigh Burke, jefe de Operaciones Navales durante la Guerra de Corea y Vietnam. El entonces todavía consejero presidente del órgano electoral central, Lorenzo, fue recibido por Ryan Berg que se manifestó contra el entonces “Plan B” del Presidente López Obrador, es decir, contra una reforma electoral aprobada en el Congreso mexicano. Berg también dirige una organización en Venezuela que trató de imponer a Juan Guaidó. Cuando le preguntó a Lorenzo si pedía una intervención norteamericana en las elecciones de México, Lorenzo dijo: ““Lo que pasa en nuestra democracia es nuestro problema, si y no. No quiero crear aquí una paradoja. Lo que la comunidad internacional tiene que hacer es crear una condición de exigencia: saber que estamos siendo observados desde afuera es muy importante. No porque temamos una intervención extranjera, sino que es importante que nos observen”. Casi un año después, Xóchitl dijo en Estados Unidos: “Lo que le pido a Washington es que no con el chantaje de la migración, porque se ha vuelto un chantaje: si tú me ves feo, yo te dejo pasar al migrante, sean omisos en el tema democrático”.
Dijo: “Las pruebas del fraude electoral en las próximas elecciones son evidentes”. También se dijo “perseguida política” por la información de su tráfico de influencias cuando era funcionaria pública y dueña de una empresa de aires acondicionados. Lorenzo se reunió, al igual que Xóchitl, con el golpista Luis Almagro de la OEA, que tejió la justificación del golpe de Estado en Bolivia, con datos falsos de la elección en ese país. También lo hizo con el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols. El 8 de febrero este mismo empleado del Departamento de Estado publicó una foto con Xóchitl en su cuenta de x-tuiter. Lorenzo también fue al Wilson Center antes de su gira del adiós, el 5 de diciembre de 2019. Ahí habló de la elección intermedia del 2021 y de la intención del Presidente López Obrador de “controlar” al órgano electoral. Xóchitl fue ahí, como relaté en mi pasada columna, a tratar de dañar a López Obrador aunque se llevara entre las patas la soberanía nacional y el interés por invertir en México.
Hasta ahí, la gira de la candidata calcó la del entonces todavía consejero presidente del INE. Los dos pidieron la injerencia en el Departamento de Estado, del Wilson Center, y la OEA de Almagro. La diferencia entre ambos es que ella continuó de gira, ahora en una extraña visita a España donde fue desairada por el Partido Popular y por los dos Vargas Llosas, pero que sí reunió a un grupo de empresarios detrás de los que está OHL, la empresa consentida de Peña Nieto, y un personaje de la Fundación para la Libertad, ligada al Atlas Network, Gerardo Bongiovanni, la conexión con Argentina y Javier Milei. También se reunió con Felipe Calderón delante de los baños del restorán Las Mañanitas en Madrid. Por su parte, Lorenzo terminó siendo el orador de la segunda marcha convocada por las organizaciones de panistas sin partido de Claudio X. González. En medio del Zócalo apareció un personaje entrevistado a propósito por el diario Reforma, Enrique Krauze, quien el 15 de marzo de 2021, desde su espacio en el New York Times, pidió al Presidente Biden: “limitar las tendencias autoritarias de López Obrador y promover un enfoque de moderación”.
Vayamos por partes. La marcha en defensa de la democracia donde habló Lorenzo Córdoba, flanqueado por el ex ministro Cossío, artífice de los amparos contra todas las reformas obradoristas, fue convocada sin demandas, sólo en contra del Presidente. Después, sus puntos tenían una condicionante: “Si tal cosa, entonces, no habrá tal otra”. Decía el volante: “Si el gobierno mete las manos en las elecciones, el voto no es libre; si el gobierna usa dinero público para ayudar a su candidata, el voto no es libre; si el gobierno quiere desaparecer al INE, controlar al Tribunal Electoral y someter a la Suprema Corte, el voto no es libre; si el gobierno amenaza y censura a los medios, el voto no es libre; si el gobierno corrompe a los empresarios, el voto no es libre; si el gobierno promueve encuestas falsas, el voto no es libre”. No se atreve el volante de la concentración del PRIAN a asegurar que estas cosas están ocurriendo. Dice sólo si eso pasa, entonces no hay voto libre. Entre las demandas me llamó la atención ésta que dice: “Que las cadenas de televisión, los medios públicos, los diarios y las cadenas de radio cubran parejo todas las campañas de todos los partidos”. Con la desproporción de notas positivas para Gálvez y las negativas contra Sheinbaum, según el análisis de Tlatelolco Lab de la UNAM, de todos modos la gente que nunca votaría por Gálvez aumentó al 47%, mientras que Claudia se conserva en un modesto 15%. Así que no se entiende bien qué piden las organizaciones de Claudio X. González.
Pero vayamos al discurso de Lorenzo Córdoba en el Zócalo. Hay que decir que el orador usó la misma puerta giratoria que los presidentes como Zedillo y Calderón que, tras privatizar desde la silla del poder los ferrocarriles y la energía eléctrica, fueron contratados por Union Pacific e Iberdrola, es decir, a las que les había vendido los bienes nacionales. Lo mismo se puede decir de Lorenzo, El Magnífico, que benefició al PRIAN desde su poder de árbitro electoral y ahora es la figura preponderante de la coalición del PRIAN. Es la misma puerta giratoria. Lorenzo empezó con una mentira: “No estamos aquí reunidos, en ejercicio de nuestros derechos constitucionales, para apoyar o criticar a ninguna candidatura, a ninguna campaña, a ningún partido o coalición; es más, no estamos aquí para criticar a ningún gobierno en sí. Estamos aquí reunidos para defender a la democracia y para decirle NO a toda propuesta que busque desmantelar las conquistas que en ese sentido hemos alcanzado”. Sobre el puente de Tlalpan, a unas cuantas cuadras de donde mentía el orador, una manta con el rosa del INE decía: “Marchamos para apoyar a Xóchitl y a la Democracia”. En frente de él, una señora alzaba un letrero: “Nos va a llevar la Sheinbada”. La gente coreó: “López, delincuente”, basada en la campaña del “NarcoPresiente” del trollcenter ya descrito. Abajo, Marko Cortés, Elba Esther Gordillo, Roberto Madrazo, entre otros miembros de la delicada “sociedad civil” se paseaban con desparpajo. Siguió Córdoba: “Nos pasamos más de 40 años construyendo una escalera, cada vez más sólida, cada vez más robusta, cada vez más firme, para que quien tuviera los votos pudiera acceder al primer piso y hoy, desde el poder, quien llegó a ese primer piso por la libre voluntad de la ciudadanía, pretende destruir esa escalera para que nadie más pueda transitarla. No se vale destruir las condiciones, las reglas, los procedimientos y a las autoridades (el INE y el Tribunal Electoral)”. Aquí vemos la idea tan pobre que el ex consejero presidente del INE tiene de las luchas por la democracia. Para empezar, habla de 40 años de la democracia mexicana, es decir, de 1984. Ese año ni elección hubo, en medio de la crisis desatada por Miguel de la Madrid, que se intensificaría al siguiente año con el terremoto del 19 de septiembre. ¿De qué habla Lorenzo? Quizás de una reformilla de 1986 que concentró todo en los partidos, eliminó las coaliciones y los candidatos comunes, y suprimió las asociaciones políticas. Nada que lograra detener el fraude que Miguel de la Madrid ordenó a favor del candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari. Lorenzo, ya lo sabíamos, cuando habla de democracia habla de burocracia electoral, de reglamentos, de fideicomisos. Nunca de las batallas contra los fraudes electorales. De hecho, el grupo político-académico del que proviene él, jamás aceptó que hubiera un fraude en 1988, y se plegaron a las instrucciones de Octavio Paz de que el nuevo presidente iba a generar su propia legitimidad en el ejercicio del poder. También compartían la idea de que México no tenía un partido único como la odiada Unión Soviética, sino que era un régimen “de partido dominante”. Ni dictadura ni dictablanda, había mandado decir Octavio Paz. Luego hace esta metáfora de la escalera donde es por obra de los reglamentos y burocracias que un candidato ganador puede acceder a la presidencia. Se le olvida que el obradorismo proviene de las luchas de 1988 pero, sobre todo, del fraude anticipado de 2006: el desafuero del jefe de gobierno de la ciudad de México para que no apareciera en la boleta. Para Lorenzo no existió el fraude 2006 cuando el PRIAN de Felipe Calderón infiltró los sistemas de cómputo del entonces IFE, asignó a cada secretario de Estado el acarreo de votantes en los estados de la República, y terminó imponiéndose por la fuerza del 0.57%. Eso no existe en la cabeza de Lorenzo. El pacto entre Elba Ester Gordillo del PRI y el candidato funesto de Acción Nacional y, luego, sus mismos mentores académico-políticos, exigiéndole a López Obrador que aceptara el resultado sin demandar un recuento, entre ellos, Ciro Murayama, su fiel secretario de fiscalización quien, célebremente escribió: “El pueblo no existe”.
Para Lorenzo la democracia es una construcción, como de escalera al cielo, en donde los carpinteros son los abogados, no el pueblo, no las manifestaciones, la difusión política casa por casa, no la exigencia, la indignación, y la fe de volver a intentarlo, una y otra vez, de manera pacífica. La democracia de Lorenzo no es producto político, cultural y moral de las movilizaciones desde abajo, de los pobres, de los hartos, sino de unos diseñadores de organigramas.
Sigue el ex consejero presidente: “Hace unos días se volvió a presentar una serie de iniciativas que, como en su momento se intentó con el Plan “A” y con el Plan “B”, buscan destruir al INE como lo conocemos y, a través de una elección directa de sus consejeros, controlarlo políticamente. No se quiere a un árbitro imparcial, se quiere a un árbitro que responda a los intereses de la mayoría del momento. Y eso no podemos, ni vamos a permitirlo; perder al INE es perder la principal garantía para tener elecciones libres y volver al control del gobierno sobre los comicios”. Aquí hay otro error de Lorenzo Córdoba: la elección libre de los árbitros permitirá sacar sus designaciones del ámbito oscuro de las negociaciones entre partidos políticos. Su origen como consejero fue ese: viene de los partidos que lo postularon y obedece a ellos. Por eso la puerta giratoria del INE al PRIAN. Una elección libre de los consjeros haría que respondieran, por primera vez, a la ciudadanía. La trampa que usa es parecida a la de otras elecciones propuestas, como la de los jueces y ministros: asumir que es López Obrador quien controla cada voto emitido, quizás por telepatía o influjos psíquicos. No, se está proponiendo que sean los electores los que decidan y esa será una mayoría distinta a la de una elección para cargos de representación política. Aquí será una representación técnica y, sobre todo, de confiabilidad.
Siguió Lorenzo Córdoba en el Zócalo: “A lo largo de los últimos años hemos visto un feroz ataque en contra de esas instituciones, del INE, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de los órganos constitucionales autónomos. Se han paseado ataúdes con los nombres y las fotografías de quienes han encabezado esas instituciones, se han presentado denuncias penales en su contra, se les han iniciado juicios políticos y hasta se les ha amenazado con ir a sus domicilios”. Lo mismo argumentó Xóchitl en el Wilson Center cuando hizo referencia al ataúd de Norma Piña que los medios corporativos hicieron famoso. No se refirió a la quema de efigies de López Obrador en la marcha que desmontó el campamento afuera de la Suprema Corte. Pero lo de las denuncias penales y juicios políticos exhibe para quien trabaja Lorenzo. Los únicos casos son el desafuero del ex gobernador de Tamaulipas, García Cabeza de Vaca, y el del Procurador Murillo Karam por el caso Ayotzinapa.
Concluya el orador: “Estamos frente a un proyecto de reinstauración autoritaria que quiere regresarnos a las épocas de un partido hegemónico que pretende revertir muchas de las conquistas democráticas que se han conseguido y que fueron precisamente las que les permitieron llegar al poder. Con ello, se busca desmantelar los logros democráticos y volver a una época en la que el pluralismo y la diversidad de ideas no tienen posibilidad de expresarse y de contar. Al pretender desaparecer las diputaciones y senadurías de representación proporcional, así como a los senadores que se asignan a la primera minoría, que son en conjunto una de las principales conquistas democráticas, se busca que las minorías no estén representadas, que no tengan voz ni presencia en el Congreso”. Esto último es completamente falso: la representación que propone la ley electoral es precisamente de proporcionalidad total, es decir, que no haya votos inútiles, que el segundo lugar tenga asignado un cargo, y no lo que dice Lorenzo para pintar un cuadro tétrico de alarmismo de los que dicen vivir en una dictadura y se concentran sin incidentes en el Zócalo.
Y aquí es donde llega Enrique Krauze quien el 20 de julio de 2021, en un foro del Atlas Network dijo que extrañaba “la dictadura perfecta”, es decir, la del Partido Único, el PRI, contra la “dictadura del populismo”. En el Zócalo, a pregunta de un reportero del Reforma, donde él publica sus ataques a López Obrador, comparó las luchas de los estudiantes de 1968 con la marcha rosa de Claudio X. González. Lo que no dijo es que el PRI, a cuya dictadura extraña, postula a su candidata, Xóchitl Gálvez. Tampoco dijo que uno de los artífices desde la secretaría de Gobernación de Luis Echcverría de la matanza de estudiantes desarmados el 2 de octubre en Tlatelolco, ahora es parte del equipo de campaña de Xóchitl Gálvez. Su nombre: Augusto Gómez Villanueva, otrora lider de la Confederación Nacional Campesina y que huyó del país por el desafalco al proyecto turístico de Bahía de Banderas en el echeverrismo.
Así, volvemos al Atlas Network que está pagando un trollcenter para asociar a AMLO y a Claudia con el narco y para ensalsar lo que sea ensalsable en Xóchitl Gálvez. Es una trama de una élite que carece de un punto de apoyo popular dentro del país y que ha decidido, no competir por ganar la elección, sino jugar a desacreditarla, sin importar pedir la intervención de Estados Unidos
Fabrizio Mejía Madrid
Es escritor y periodista. Colabora en La Jornada y Aristégui Noticias. Ha publicado más de 20 libros entre los que se encuentran las novelas Disparos en la oscuridad, El rencor, Tequila DF, Un hombre de confianza, Esa luz que nos deslumbra, Vida digital, y Hombre al agua que recibió en 2004 el Premio Antonin Artaud.
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