Eduardo Camín
La Organización Internacional del Trabajo publicó un nuevo estudio sobre el modo en que la inteligencia artificial (IA) evalúa el prestigio y el valor social de las ocupaciones, que arroja luz sobre el potencial y los riesgos del uso de tales métodos para la investigación sociológica y ocupacional.
El documento, A Technological Construction of Society: Comparing GPT-4 and Human Respondents for Occupational Evaluation in the UK (1) , compara las evaluaciones de las ocupaciones realizadas por GPT-4 (un tipo de IA Large Language Model (LLM) capaz de reconocer y generar texto) con las de una encuesta de alta calidad realizada en el Reino Unido.
La evaluación de ocupaciones capta las percepciones de las personas sobre las ocupaciones en la sociedad. Los investigadores utilizaron la Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones (CIUO-08) de la OIT, para organizar los empleos en grupos claramente definidos según sus tareas y funciones.
En primer lugar, se pidió a los encuestados humanos del Reino Unido que clasificaran el prestigio y el valor social de una selección de ocupaciones. Posteriormente, se pidió a GPT-4 que proporcionara una clasificación similar, tomando el papel de 100 encuestados aleatorios con lo que consideraría un «perfil medio del Reino Unido».
Las valoraciones humanas se compararon posteriormente con dichas opiniones algorítmicas, con el fin de comprender hasta qué punto el sistema de IA era capaz de predecir las opiniones humanas, y si su forma de percibir las opiniones humanas se ajustaba a determinados grupos demográficos.
El estudio encontró una alta correlación entre los resultados generados por los dos enfoques diferentes. El GPT-4 demostró una gran destreza a la hora de predecir las opiniones medias del Reino Unido sobre el prestigio y el valor social de las distintas ocupaciones, y de utilizar estas predicciones para crear clasificaciones ocupacionales relativas.
Esta «comprensión algorítmica» de las opiniones humanas generales podría permitir el uso de la IA en la investigación ocupacional, con ventajas como la eficiencia, la rentabilidad, la rapidez y la precisión en la captación de tendencias generales.
Sin embargo, el estudio también reveló algunos problemas. El modelo de IA tendía a sobrestimar el prestigio y el valor de las ocupaciones asociadas a la economía digital o con fuertes componentes de mercadeo y ventas. También subestimó, en comparación con los evaluadores humanos, el prestigio y el valor social otorgados a algunas ocupaciones ilícitas o tradicionalmente estigmatizadas.
Además, los investigadores manipularon las instrucciones algorítmicas de la IA, demostrando que no era capaz de entender las jerarquías de prestigio y valor social de las ocupaciones tal y como las perciben las minorías demográficas en el contexto británico.
El artículo advierte de que los Large Language Model (LLM) actuales tienden a reflejar principalmente las opiniones de las poblaciones occidentales, educadas, industrializadas, ricas y demográficas (WEIRD), que constituyen una minoría mundial, pero que han producido la mayoría de los datos sobre los que se han entrenado dichos modelos de IA.
Por lo tanto, aunque pueden ser una herramienta de investigación complementaria útil -por ejemplo para procesar grandes cantidades de entradas de texto, voz e imágenes no estructuradas-, conllevan el grave riesgo de omitir las opiniones de las minorías demográficas o los grupos vulnerables. Los investigadores sostienen que estas limitaciones deben tenerse muy en cuenta a la hora de aplicar los sistemas de IA al mundo laboral, por ejemplo, al asesorar sobre la carrera profesional o realizar evaluaciones algorítmicas del rendimiento.
La IA y el impacto en el empleo
Cada nueva irrupción tecnológica trae promesas e inquietudes, y la de la inteligencia artificial (IA) no es una excepción. Son varios los estudios que -junto a los de la OIT- hablan del profundo impacto que la IA causará en el empleo en todo el mundo: algunos autores lo consideran una nueva revolución industrial, que esta vez afectará a los trabajadores más cualificados.
Con el reciente boom de la IA, todas las predicciones se centran en el tremendo cambio que traerá en el ámbito de la productividad y el empleo. Recientemente, uno del propio Fondo Monetario Internacional (FMI), afirma que la IA cambiará profundamente la economía mundial. en un estudio firmado junto a investigadores de la Universidad de Stanford.
El estudio del FMI parte de que la IA representa un espectro amplio de tecnologías designadas para habilitar a máquinas que perciban, interpreten, y actúen para emular las habilidades cognitivas humanas. Los sistemas de IA que trabajan automatizando tareas están presentes hace más de una década en el entorno laboral.
Pero, además, dentro de este conjunto de la IA, la llamada IA generativa incluye modelos de lenguaje enormes y sofisticados que pueden crear contenido nuevo, desde texto a imágenes, a través del aprendizaje de enormes cantidades de información. Esto sugiere que su impacto se puede expandir para redefinir funciones y modificar la división del trabajo.
Un 40% de los empleos globales están expuestos al impacto de la IA, cifra que llega al 60% en los países desarrollados, por la prevalencia de trabajos orientados a las tareas cognitivas. Otras consultoras y algunos fondos de inversión también han pronosticado en el último año el inmenso impacto que tendrán estas tecnologías en trabajadores e industrias de todo el planeta.
Los informes matizan- aunque sin convencer demasiado- que este impacto no siempre es negativo y que en cierta medida podría implicar beneficios para un sector de la economía. Los dueños de las tecnologías o quienes tienen acciones en industrias de la IA verán incrementado su canal de ingresos, lo que según el FMI, podría exacerbar las desigualdades existentes, por lo que llama a reforzar la seguridad social para proteger a los trabajadores más vulnerables.
Ganadores y perdedores
Aunque los empleos creativos parecen los más afectados, no serán los únicos. Un estudio del banco de inversión Goldman Sachs ha calculado que los sistemas de IA generativa podrían exponer a la automatización al equivalente a 300 millones de puestos de trabajo a jornada completa en Estados Unidos y Europa en un período de 10 años.
El informe estima que actualmente dos terceras partes de los empleos están expuestos a algún grado de automatización de la IA, mientras que la IA generativa podría sustituir hasta una cuarta parte de los trabajos actuales. Un reciente estudio estadounidense de McKinsey indicó que para 2030, un 30% de las horas trabajadas en Estados Unidos podrían ser automatizadas, con un mayor impacto negativo en categorías de trabajadores como asistentes de oficinas, atención al cliente y restauración.
Los autores creen que la IA generativa podría beneficiar sin embargo al empleo de profesionales STEM (relacionados con las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas), los creativos y los juristas, en lugar de eliminar sus puestos de trabajo.
Estos últimos habían sido mencionados en el informe de Goldman Sachs como uno de los grupos de trabajadores especialmente en riesgo por la IA en EEUU, junto con el personal administrativo. Un estudio anterior de las universidades de Princeton, Pennsylvania y Nueva York, encontró que los servicios jurídicos (junto con los de valores, materias primas e inversiones) son la industria más afectada en el empleo por tecnologías de IA como la de ChatGPT.
En cuanto a ocupaciones, teleoperadores, y profesores de lenguaje y literatura inglesa, idiomas extranjeros, literatura e historia son los más afectados, según el mismo estudio.
Aunque los avances tecnológicos finalmente terminan impulsando el crecimiento económico y de empleo, McKinsey reconoce en su informe que no pueden descartar definitivamente la pérdida de puestos de trabajo, al menos a corto plazo.
Las claves; seguridad social, y regulación global
“La IA no reemplazará a las personas, pero las personas que usan IA reemplazarán a las personas que no la usen”, ha dicho la empresa IBM en un informe basado en una encuesta a 3.000 ejecutivos en 28 países y datos de 21.000 trabajadores en 22 países.
Este estudio concluye que el 40% de la fuerza de trabajo deberá reciclarse en los próximos tres años debido a la implantación de la IA. Ese 40% supone 1.400 de millones de los 3.400 millones de personas que componen la población activa mundial, según las estadísticas del Banco Mundial.
En esta nueva revolución tecnológica, las economías avanzadas y los trabajadores calificados tienen un mayor riesgo, pero también están mejor preparados para aprovechar las ventajas de la IA, según el estudio del FMI. Preguntados los autores sobre qué hará la diferencia hacia un resultado u otro, señalaron que “En primer lugar, la plena integración de la IA en la economía global llevará su tiempo, lo que da a los responsables políticos la oportunidad de garantizar que beneficie a todos”.
Recomiendan establecer redes de seguridad social integrales, ofrecer programas de reciclaje a los trabajadores vulnerables y crear las habilidades necesarias para aprovechar la IA. Esta preparación para la IA varía de un país a otro y las economías avanzadas suelen estar más capacitadas que las emergentes y en desarrollo, y ese es el segundo punto que plantean los autores.
La regulación es el último punto: “es importante tener en cuenta que el diseño de una regulación adecuada de la IA no es una cuestión local sino un problema global, que requiere una acción global coordinada. Hay múltiples aspectos de la IA que necesitan una supervisión cuidadosa, como la protección de los consumidores, el intercambio de conocimientos, las preocupaciones por la estabilidad financiera y económica y las consideraciones éticas”, concluyen.
Entre guerras, en la actualidad se desarrolla en los países capitalistas occidentales una pretendida y compleja discusión académica y política sobre los cambios que se están produciendo en la realidad laboral, pero perfilando hacia la hegemonía mundial.
GPT-4 es un ejemplo impresionante de los avances en IA, pero sus limitaciones subrayan la necesidad de un enfoque equilibrado y crítico al integrar estas tecnologías en la sociedad. La continua investigación y el desarrollo, junto con un debate ético recio, son esenciales para maximizar el potencial de estas herramientas, mitigando sus riesgos y limitaciones.
Aunque GPT-4 tiene un potencial significativo en campos como la educación, el soporte al cliente y la generación de contenido, las limitaciones mencionadas afectan su viabilidad y fiabilidad en situaciones del mundo real. Mirando hacia el futuro, es imperativo abordar estas limitaciones a través de mejoras técnicas y regulaciones éticas, lo que permitirá que la IA y tecnologías similares alcancen su máximo potencial de una manera responsable y beneficiosa.
Existe ya un volumen de literatura ingente sobre el particular, y de la misma se suele desprender un cierto consenso, a veces algo difuso, en torno a la necesidad de repensar y ampliar el concepto mismo de trabajo tal y como lo hemos conocido. Eso sí: muchas veces con grandes ausentes en el debate, los trabajadores.
Nota
1.-Los coautores del documento son Paweł Gmyrek, de la OIT, Christoph Lutz, de la Norwegian Business School, y Gemma Newlands, del Oxford Internet Institute.
*Periodista uruguayo residente en Ginebra, exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas en Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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