Carlos Fazio
El 16 de diciembre, a casi 15 meses de la tragedia, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, afirmó que en el expediente del caso Iguala
no hay cerrazón ni carpetazo al tema. La investigación continúa. El funcionario dijo que se buscan
nuevas líneas de investigaciónpara saber qué sucedió el 26 de septiembre de 2014 con los 43 normalistas detenidos y desaparecidos por agentes del Estado mexicano, y pidió dejar a un lado las
especulacionesrespecto del basurero de Cocula, con lo que pareció apartarse de la
verdad históricadel ex procurador de la República Jesús Murillo Karam, quien el 27 de enero último afirmó: “Sin lugar a dudas (…) los estudiantes fueron privados de la libertad, privados de la vida, incinerados (en el basurero) y tirados al río San Juan. Esta es la verdad histórica de los hechos, basada en las pruebas aportadas por la ciencia, como se muestra en el expediente”.
No obstante, y a pesar de la aparente disposición del gobierno
federal a tomar nuevas rutas en la investigación, los familiares de los
desaparecidos afirman que aún hay fuerte resistencia para que soldados
del 27 batallón de infantería de Iguala, quienes estuvieron presentes en
los escenarios de los ataques a los normalistas de Ayotzinapa, puedan
ser entrevistados por el Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes (GIEI), mandatado por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) tras un acuerdo con el gobierno de Enrique Peña
Nieto.
Desde el inicio de su trabajo, el GIEI señaló la importancia de
entrevistar a personal del batallón 27 para conocer detalles sobre los
hechos y obtener posibles elementos de búsqueda. Durante meses, la
respuesta del Estado Mexicano fue que se estaba evaluando la petición;
después, que el mecanismo sería la PGR; luego, que no sería dicha
institución por motivos legales, y finalmente que el GIEI tendría que
dar su cuestionario cerrado a la PGR sin estar presente en las
declaraciones. Como señaló el grupo, eso contrasta con que el Estado les
pidió facilitar que los alumnos de Ayotzinapa dieran su testimonio,
cosa que ellos hicieron para generar confianza, y en esa toma de
declaraciones estuvieron presentes como parte de la investigación.
Cabe consignar que durante nueve meses, a pesar de contar con
declaraciones de numerosos militares tomadas en diciembre de 2014 y de
que éstas eran muy relevantes sobre aspectos específicos de los hechos,
la PGR no hizo ninguna investigación con tal información, no la
contrastó con otras fuentes y no recabó el material fotográfico en
posesión de miembros del Ejército, tal como había alertado el GIEI.
Incluso, los días 26 de agosto y 11 de septiembre pasados 11 militares
se presentaron a dar su declaración o a ampliarla ante la PGR, sin que
esa diligencia se informara al GIEI, la cual actúa como coadyuvante en
el caso. Esos 11 militares están en una lista de 27 proporcionada por el
GIEI a las autoridades en abril de 2015, como parte de los que requiere
entrevistar. A pesar de la marrullería de la PGR, el GIEI analizó las
declaraciones de los soldados, pero debido a la
formaen que se tomaron (a la mexicana, pues) no se sabe
qué preguntó el MPen los interrogatorios. A juicio de los expertos, tales declaraciones dejan muchos
aspectos clavespendientes de profundizar.
Existen evidencias de que al menos 36 oficiales y soldados
pertenecientes al 27 batallón de infantería, entre ellos integrantes de
los Órganos de Búsqueda de Información (OBI, inteligencia militar) y el
propio comandante de la unidad, coronel José Rodríguez Pérez −quien
estuvo en contacto permanente con su superior, el general Alejandro
Saavedra, a cargo de la 35 Zona Militar−, estuvieron en parte de los
escenarios de los crímenes, lo que para el GIEI da cuenta de una
coordinación centralu
operativade las fuerzas de seguridad del Estado, y de un
mandoque dio las
órdeneshasta llegar a la desaparición de los 43 estudiantes.
Por ello el GIEI considera que se necesita rentrevistar a todos los militares cuyos nombres se propusieron como
testigos clavesde diferentes hechos. El GIEI ha preparado un documento con las preguntas que quiere hacer a los 27 militares de su petición inicial. Sin embargo, el grupo señala que si no está presente en dichas entrevistas
no podrá evaluar la calidad de la información aportada, repreguntar sobre la misma ni profundizar conforme a los estándares internacionales en la investigación de hechos tan graves.
El secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos, ha
asumido el caso como algo personal y es el principal obstáculo para que
se pueda cumplir con la petición del GIEI. El 5 de octubre, el jefe de
la Sedena escenificó una inusual comparecencia mediática en el principal
noticiario de Televisa, donde reiteró su negativa a que integrantes del
GIEI hablen con los soldados del 27 batallón. Dijo: “Es muy grave
querer involucrar al Ejército en estos hechos, sólo porque a alguien se
le ocurrió (…) Nosotros sólo respondemos a las autoridades ministeriales
mexicanas (…) No estoy dispuesto a permitir que gente desconocida, que
no son mexicanos (…) interroguen a mis soldados que no cometieron, hasta
ahora, ningún delito (...) ¿Qué quieren saber? Ya está todo declarado.
No puedo permitir que los traten como criminales (…) Esa es mi posición y
de ahí no me voy a salir”.
El 20 de octubre, en Washington, la presidenta de la CIDH y el
relator para el caso México, Rose Marie Antoine y James Cavallaro,
respectivamente, preguntaron a los subsecretarios Roberto Campa y Eber
Omar Betanzos si la Secretaría de la Defensa Nacional y el secretario
del ramo dependen del Presidente de la República y de la autoridad
civil, y si el jefe de la Sedena puede decidir quién sí va o no a
colaborar con una investigación que cuenta con el apoyo del jefe del
Ejecutivo. Si bien Campa respondió que el Presidente es el comandante
supremo de las fuerzas armadas, para sus interlocutores no quedó claro
el asunto…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario