Enrique Peña Nieto, titular del Ejecutivo. Foto: Eduardo Miranda Jenaro Villamil |
MÉXICO,
DF (apro).- En el tercer año de su mandato presidencial Enrique Peña
Nieto no pudo remontar la caída de aceptación, credibilidad y eficacia
que se produjo en los cuatro últimos meses de 2014, justo después de que
su gobierno logró en un periodo récord la aprobación de 11 reformas
estructurales, incluyendo la energética, y se suponía que alcanzaba la
cumbre del Mexican Moment.
El último cuatrimestre de
2014 fue una sucesión de fracasos, tragedias, escándalos e incapacidades
que se acentuaron al negar sistemáticamente la gravedad de los hechos.
De ahí provino la caída: la matanza de Tlatlaya, la tragedia de Iguala y
la desaparición persistente de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el
escándalo de la Casa Blanca, la indignación por la “verdad histórica”,
la caída de las expectativas de crecimiento económico (2.1% en 2014,
frente a un raquítico 1.1% en 2013) y la irritación social que llevó a
miles en las redes y en las calles a demandar #FueraPeña.
En 2015
el desafío era enorme, pero no imposible. Lejos de enmendar los graves
errores cometidos en la gestión de las crisis de 2014, el peñismo optó
por la fuga, literal y simbólica, ante la realidad que no se ajustaba a
su propaganda.
La fuga de El Chapo Guzmán,
símbolo y prueba de la incapacidad del Estado mexicano para enfrentar al
narcopoder, convirtió al gobierno de Peña Nieto en el hazmerreír
internacional. El daño de la fuga de julio es comparable sólo con la
incapacidad para adoptar medidas efectivas y no cosméticas que obligaran
a replantear la fallida política de seguridad y combate al crimen
organizado. Ya en febrero de este año 20 grupos empresariales le
demandaron eso a su gobierno. Y sólo hubo oídos sordos.
Ante el
escándalo de la Casa Blanca, el peñismo optó por una fuga maquillada.
Ordenó una investigación ‘autoexoneradora’ a cargo de una Secretaría de
la Función Pública que revivió del ostracismo para quedar en cenizas. Lo
que no terminaron fueron los escándalos e indicios de gran corrupción,
como el expediente de la constructora española OHL, las propiedades
inmobiliarias de Peña en Ixtapan de la Sal o las de Luis Videgaray en
Malinalco, o las de Osorio Chong en Las Lomas.
En marzo de 2015,
la empresa MVS escaló un conflicto absurdo con su conductora estelar
Carmen Aristegui hasta llegar a la ruptura y cierre definitivo del
espacio noticioso que ella condujo. El peñismo decidió fugarse ante el
conflicto y manejarlo como un “pleito entre particulares”. Si no fue un
caso de censura indirecta ordenado por Los Pinos en venganza por el
reportaje de la Casa Blanca, la actitud del gobierno hizo todo lo
posible para que así pareciera. Ni periodistas asesinados, ni medios
agredidos ni espacios censurados han llevado al peñismo a adoptar otra
actitud. Por el contrario, los espacios críticos en medios electrónicos e
impresos se han reducido a su mínima expresión.
“En lugar de
matar al mensajero, enfoquémonos en el mensaje”, le reprochó a Peña
Nieto el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Reid Rajad Al
Hussein. Sin proponérselo, el funcionario sintetizó así la fuga del
peñismo ante la crítica, sobre todo, de los organismos internacionales
que consideran que México atraviesa por una “grave crisis de derechos
humanos” agudizada por las desapariciones forzadas, las ejecuciones
extrajudiciales, las detenciones arbitrarias, la censura, el maltrato a
los migrantes, el colapso del sistema de justicia.
Lejos de
seguir este consejo, el peñismo ha insistido en fugarse de las críticas y
atacar abierta o veladamente al mensajero. El caso más claro es el de
los seis expertos enviados por la CIDH para revisar los 150 tomos del
expediente del caso Ayotzinapa. En lugar de sumarse a las conclusiones,
asumir las recomendaciones y advertir las fallas inmensas en la “verdad
histórica” de Murillo Karam, el gobierno de Peña los ha confrontado, y
ha rechazado cualquier posibilidad de investigar a elementos militares,
cuya acción aparece en todo el expediente. Apenas la semana pasada, el
Ejecutivo federal negó de manera oficial ante una respuesta al Congreso
que efectivos del Ejército o de otros cuerpos militares hubieran tenido
alguna participación en los hechos de Iguala, cuando en el mismo
expediente están las evidencias.
Las elecciones intermedias de
2015 le dieron al peñismo una falsa idea de recuperación política. No
perdió la endeble mayoría en la Cámara de Diputados, pero extravió la
decencia y la poca credibilidad que le quedaban al proteger y alentar
las ilegalidades de su socio, el Partido Verde. No bastó con todo el
escándalo del Verde en la campaña electoral. Peña nombró subsecretario
de Gobernación a Arturo Escobar, su exdirigente, y cuando fue acusado
por la Fepade, la maquinaria del PRI-gobierno se fue contra el propio
fiscal.
El peñismo no pudo siquiera retener la dirección nacional
del PRI. En contra de su plan y proyecto, tuvo que aceptar a Manlio
Fabio Beltrones como aliado incómodo al frente del tricolor. No logró
imponer a Aurelio Nuño, su jefe de la Oficina Presidencial. A Nuño le
dieron como compensación la fuga hacia la mano dura en la SEP. La crisis
con el magisterio, no sólo con la CNTE, se ha agravado desde entonces.
Los altos precios internacionales del petróleo se fugaron desde hace
meses; las reservas internacionales también (18 mil 713 millones de
dólares de la reserva “quemados”, según el Banco de México) para frenar
una devaluación incontenible. El dólar cerrará a casi 18 pesos por
unidad en 2015.
Y la peor “fuga” de 2015 ha sido la carrera por
la sucesión de Peña Nieto. El primer mandatario perdió el control del
proceso. Por retener y contener la endeble alianza en su gobierno, la
carrera por la sucesión de 2018 se adelantó desde los flancos opositores
y en medio de figuras que acarician la idea de una “candidatura
independiente”.
La ortodoxia de otros sexenios ya no ayuda. Al contrario, acentúa la percepción de descontrol.
Justo como la mirada perdida de Angélica Rivera en los recientes
eventos oficiales, el peñismo parece mirar hacia un punto lejano,
difuso, fugaz que nadie entiende porque es inexistente, pero todos
padecen porque sigue al mando del gobierno.
Comentarios: www.homozapping.com.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario