Antonio Gershenson
Hemos mencionado actos
positivos provenientes de miembros del Partido de la Revolución
Democrática (PRD), ahora en relación con el Partido del Trabajo (PT),
que ganó la elección en Aguascalientes, y la enorme ventaja que impidió
incluso pensar en un nuevo fraude electoral al no presentar candidato y
por lo mismo propiciar que buena parte de los votantes de izquierda
sufragara por el PT, y el de actos de integrantes del mismo PRD en
contra de la participación de ese partido junto con Acción Nacional
(PAN) en elecciones.
Ahora hablamos de lo peor de ese partido en este momento. Un ejemplo
es el gobernador de Michoacán, que ha encarcelado a numerosos maestros
en lucha por sus derechos, tratando de superar en ese sentido a
gobernadores del Revolucionario Institucional (PRI).
¿Ya se les olvidó que la participación de miembros del PRD, incluido
el presidente municipal, en la matanza de Ayotzinapa, fue una de las
causas del desplome de la votación para ese partido en la elección del 7
de junio? Y van de nuevo.
Estas cosas también fortalecen a quienes no quieren la unidad de la
izquierda. Les recuerdo que el pasado 13 de septiembre publiqué el
artículo
El PRI pudo ganar, perdiendo más de un millón de votos. El primer párrafo es:
Hemos hablado de que si no hay un frente progresista verdaderamente amplio, la próxima elección presidencial volverá a ser, como las tres anteriores, entre el PRI y el PAN.
También se dice que
el PRI cayó de 12.8 millones en la anterior elección intermedia, en 2009, a 11.6 millonesde votos ahora,
aproximadamente un millón 200 mil votos perdidos. Pero en la alianza formal con el Partido Verde, campeón de las trampas, y aprovechando la división múltiple de los votos de la izquierda,
controla la Cámara de Diputados.
Eso muestra que el verdadero beneficiario de la división de la izquierda ha sido el PRI, no ningún líder de la izquierda.
El PRD solo –lo han demostrado los hechos– no puede dar una solución a
los problemas de los vicios en su seno. De los jefes déspotas y
similares que incluso han sido nombrados en elección, pero traicionan a
sus electores y se venden a empresarios o reprimen a maestros u otros
asalariados. Pero si hay comunicación entre los partidos de izquierda, y
los otros les ponen como condición para celebrar un frente la solución
de estos problemas, ya es más fácil que puedan razonar. Pero si
simplemente los insultan, los toman como otro enemigo y ya.
Los que hacen estas exigencias a la dirección del PRD tienen el apoyo de los sectores progresistas dentro de ese partido.
Por lo menos se hacen intentos, a ver si funcionan. De otro modo, el
PRI o, si éste ya está muy gastado, el PAN volverán a ganar de la
división de la izquierda que ya se los permitió en junio pasado.
Otro aspecto negativo del PRD es el acercamiento de dirigentes del
mismo con el PAN, y en especial el trato firmado por su líder en
Veracruz con el del PAN. Ya hemos mencionado las protestas de miembros y
organismos del mismo PRD, incluso del mismo Veracruz, contra estas
acciones y posiciones.
Los organismos que podrían tratar con el PRD ese posible frente
amplio también tienen todo el derecho de exigir la ruptura con el
enemigo y en especial, en este caso, con el PAN.
En los dos casos mencionados hay importantes áreas de apoyo dentro de ese partido para influir sobre la dirección del PRD.
Es cada vez más difícil sostener la alianza del PRD con el PAN en
Veracruz. ¿Qué miembros del primero de ellos participaría en una campaña
junto con el PAN, si tantos de ellos expresaron públicamente que no
están de acuerdo con esa alianza con el enemigo?
Yo creo que lo correcto de todo partido de izquierda, que no sea el
PRD, es poner condiciones a un frente común para las siguientes
elecciones, establecer relaciones y pláticas con un frente común
electoral como meta.
No sería incondicional, sino condicionado a la eliminación de los
problemas o dificultades que impidan un triunfo electoral y violen los
principios básicos de la izquierda, que habrían de edificar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario