Redacción Desinformémonos
Cambio de paradigma
Hemos pensado en los indios
sin haber asumido realmente las consecuencias de qué es lo indio, qué
es lo indígena, qué es lo originario. Se trata de un cambio de
paradigma. Hay que explorarlo, hay que experimentarlo y buscarlo en el
corazón de cada mestizo y de cada persona. Cada ser humano que está
involucrado con la memoria de su país y de su pasado tiene un indio
dentro, tiene a todo el Continente. Se debe entender que el ser indio es
un paradigma totalmente diferente para enfrentar el mundo y para
relacionarse con él. A eso le llamo episteme, y no a un color de piel o
un poncho.
El episteme indígena
está mucho más avanzado en México que en otras partes del mundo, tanto
en comunidades zapatistas de Chiapas como en las mixes y zapotecas de
Oaxaca, o con los yaquis de Sonora. En el tema de la comunalidad está
muy asumido el episteme del diálogo con las plantas, el conocimiento de
hierbas medicinales, lo que tiene que ver con la naturaleza.
En México hay algo
muy enriquecedor en la marginalidad del movimiento indio, porque se ven
en la necesidad de ser seriamente indios, indios de verdad. Es algo
trabajado desde adentro, no desde la apariencia o la superficie, y eso
genera la posibilidad de otra cosa. Si se habla de candidaturas, existe
una especie de capacidad de construcción del poder desde abajo que va a
permitir un cierto nivel del mandar obedeciendo.
Una candidatura
indígena –como la propuesta por el Congreso Nacional Indígena (CNI) y el
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)– puede alborotar el
sueño de los poderosos y, por otro lado, alimentar qué es nuestro
proyecto y cómo se lo decimos a la masa de despistados que está cargada
con sus celulares, envilecidos por el consumo. Creo que estas
iniciativas pueden seducir y sanar almas, cuerpos, generar creatividad
epistémica en chicos jóvenes de universidades, porque hay potencial para
moverle el piso al poder. A mí me importa un huevo si una candidatura
así le quita votos a otros, lo importante es que le suma votos a la
alternativa y la diversifica. Se tiene que reconocer la alternativa,
darle nombre y contenido, práctica, y eso veo que está muy avanzado en
las comunidades de aquí, por ejemplo en Oaxaca. Es otro México.
Las situaciones de
derrota tienen otra cara, la gente empieza a movilizarse porque sabe
quién es el enemigo y eso permite la posibilidad de la autocrítica y
autoconciencia, por lo que tiene un efecto revelador y educativo. La
derrota se transforma en una crítica consciente y por tanto en potencia
organizativa sobre la paz, desde abajo. La paz se construye en los
hogares, con los animales, las plantas, con todos. Hay un surgimiento
impresionante de colectivos, grupos que se organizan y que construyen
esperanza.
Es interesante ver
cómo en estas circunstancias se transforma la hiel en miel. En Bolivia,
por ejemplo, esto está activando a muchos grupos de jóvenes, que se
autoconvocan para pensar lo indio desde dentro. Se hacen talleres, se
hacen acompañamientos a las causas como el aborto, hay chicos que hacen
graffitis. Todo eso da esperanza.
Sin duda habrá
grupos puristas, dentro de los aliados, que cuestionen una candidatura
de esta naturaleza, pensando que se someten a las reglas del poder. En
todos los casos tenemos un riesgo de purismo que resulta
contraproducente. Donde se debe tener el techo de lo que se puede y se
tiene que hacer es en la ética. Sin un techo ético hasta las medidas más
aparentemente radicales se pueden venir abajo, pero con ética se puede
entrar haciendo grietas sin mancharse el alma, adoptando una estrategia,
un eje, que es trabajar con contradicciones sin perder el rote de ese
episteme que da la seguridad de que el poder no va a engolosinar. Por
otro lado sabes que no estás consumando el poder, sino construyendo
visibilidad, discurso, episteme, potencial organizativo.
¿Un partido de
izquierda en México tiene condiciones para encarnar la organización
comunitaria en zapoteco, en mixe, en tsotsil? En tsotsil, como en
huitoto y aymara, hay cuatro personas gramaticales y se estudian juntas
como una persona. ¿Tiene un partido como Morena o cualquier otra
entidad, capacidad de formular un nosotros que es a la vez singular y
colectivo? ¿Cómo no se va a enriquecer su propuesta dialogando con esa
otra esfera de poder, de pensamiento, de acción? Lo que están manejando
los zapatistas y el CNI, hasta donde entiendo y con la poca información
que hay, es una forma alterna para hacer las cosas desde abajo, no es la
clásica relación que han hecho todas las guerrillas en zonas
recuperadas. La diferencia zapatista es un regalo de la humanidad.
Hago un
reconocimiento muy caluroso a cómo avanzó el zapatismo, y toda la base
previa de articulación indígena de los setentas en Oaxaca. La
irradiación de esa otra episteme, de ser indio en la práctica interna,
ayuda a perfilar el por qué del fracaso del Evo Morales en Bolivia. Y
viceversa, el fracaso de Evo puede aconsejar cautela para las
estrategias políticas que se están dando en la macropolítica. La lección
negativa puede ser muy útil.
Hay una metáfora que
nos ayuda a entender: con un sólo fósforo se puede vivir un mes, porque
metes la brasa bien arropada en la ceniza y al día siguiente soplas y
está viva la brasa. Esa es la gran metáfora para los tiempos malos. Hay
que cuidar esa brasa, hay que abrazarla y arroparla para que se mantenga
respirando y no se enfríe. Eso en el futuro va a dar un chispazo y
luego un incendio. Pero el problema con las derrotas es que se deja
apagar la flama: la gente emigra, se va, se dedica sólo a su vida
personal.
Mantener la brasa
también es comunicarse entre México, Colombia, Bolivia, los mapuche, los
zapotecos, los tsotsiles, todos. Lo problemático con las opciones
políticas indias es la impaciencia de los demás. La formación de la
clase media de izquierda es impaciente políticamente.
En Bolivia el gobierno no es indio,
sólo tiene la apariencia
sólo tiene la apariencia
El gobierno de Evo Morales
no hace lo que dice la Constitución. En los hechos, en Bolivia hay una
penetración progresiva del capital y la inversión estatal china y rusa,
que están destruyendo el medio ambiente con inversiones gigantescas de
infraestructura como el tren bioceánico, represas, una planta nuclear
que para colmo se ubicará en un lugar de El Alto donde hay una falla
geológica.
El gobierno tiene
subordinado al poder judicial, cualquier miembro del poder judicial que
funciona autónomo al gobierno, que hace preguntas, automáticamente le
sacan acusaciones. Hay un montón de abogados presos o prófugos, jueces y
fiscales en el exilio por las presiones del gobierno. A la vez, hay un
entramado de corrupción, intereses estratégicos de otros países y
sumisión. Un colonialismo internalizado. Las élites mestizas que dominan
Bolivia son megalómanas, la otra cara del complejo colonial.
La crisis arranca
con la formación de un organismo llamado Movimiento al Socialismo (MAS)
que nos hace creer que no es un partido. Viene con el discurso de que es
la articulación de los movimientos sociales. El tráfico intelectual
detrás de esa concepción implica una voluntad de capturar a los líderes y
disfrazarlos de MAS a través de un membrete prebendado y corrupto. “Te
doy esto si estás conmigo”. Es una escalada de beneficios personales a
los líderes y las instituciones.
El otro problema es
su visión macro del “desarrollo”. Para ellos no hay desarrollo sin
fábricas grandotas, carreteras, minas. Es una vaina que tienes que
“mostrarle” a la gente. Si haces una investigación sobre el mejoramiento
de semillas, no se ve.
El drama de las
mujeres es el machismo de los sindicatos con los que negocian las obras,
no importa qué, con tal de que sea grandote. Eso ha llevado a un
despojo epistemológico de lo que significa lo indio. Espistemicidio:
estás matando una concepción del mundo que no va por lo grande sino por
lo pequeño, no por la acumulación sino la protección de la vida, la
reproducción de lo que existe, la mejora de la salud. Nada apunta al
empoderamiento del conocimiento indígena de salud. Se da la paradoja de
que se niega el Servicio Universal (Suni) a las madres que no se
atienden en las clínicas, sino con parteras. ¿Cuál multiculturalidad,
cuál “plurimulti”, cuál “nación indígena”?
Para no hablar de la
no consulta a las comunidades. Las leyes de Minas y de ONGs de 2013 que
liquida la crítica. Han cerrado el Cedla, que resistía firme por sus
investigaciones impecables que demostraban que ya no hay soberanía
alimentaria, hay un nivel brutal de desbosque en la Amazonía. Han
liquidado a la disidencia, meten en cana a periodistas, les quitan sus
medios, les intervienen y falsean sus cuentas. Es la paranoia de los
poderosos, con el sentimiento de que sólo ellos tienen la razón y son
incapaces de escuchar.
Un gobierno que
habla de la Pachamama, que se presentó citando lo de “mandar
obedeciendo”, resultó lleno de mestizos colonizados. Todo esto tiene que
ver con el ethos. Piensan que un país como el nuestro necesita un
gobierno centralizado. Para ellos las autonomías indígenas son paja.
Ahora se quitan competencias a los municipios “disidentes”. Centralizan
inversiones para desfondar municipalidades y gobernaciones que no son
incondicionales.
Cambio de paradigma
Un gobierno indígena auténtico
no hubiera recurrido a esos disfraces y rituales falsos para los
turistas y la prensa. Poncho, ritos falsos y color de piel no son “lo
indio”. Para mí, consiste en una episteme y eso implica varias cosas
claves. Una es reconocer que los sujetos no humanos, montañas, ríos,
animales, son entidades con las que dialogas. Todo lo hermoso que es
entender la relación del trabajo agrícola con la relación metabólica,
cósmica con la tierra.
Un segundo elemento
es el diálogo con los muertos. Viven, hablan y orientan a los vivos, y
permiten identificar los límites éticos que no puedes rebasar. El
tercero: crear, vivir, tramar comunidad es la reproducción de la vida,
implica una ética del cuidado por parte de hombres y mujeres. Otro tipo
de relación hombre-mujer que también permita superar las brechas y
jerarquías entre el trabajo humano y el intelectual, porque lo que haces
con las manos es parte del metabolismo con el cosmos, porque participas
en el ciclo de reproducción de la vida. Estas cosas son fundamento del
pensamiento andino.
En términos de
democracia, si haces comunidad, las decisiones no las toma el dirigente
ni el individuo. Supone que tengas la ética del cuidado y la
reproducción de vida por el bien de todos los partícipes en esta cadena
trófica. El tema de las mujeres es una cuestión de ética colectiva, pero
su papel tradicional retrocede, penetrado por la lógica del sindicato. A
nivel de la comunidad de base, donde el dirigente es controlado por la
comunidad, es mucho más fuerte en el tejido comunitario la presencia de
las mujeres, porque los hombres son los que migran. También este nivel
se ha deteriorado. La soberanía alimentaria está en retroceso. Hasta la
comunidad más de base ha sido afectada por esa idea de desarrollo.
En 2001, el 62 por
ciento de bolivianos se identificaba como indígena; en 2012, el 43 por
ciento. Se está dando una “desafiliación étnica”, una erosión de la
identidad india bajo un gobierno presuntamente indio. Lo que ni la
dictadura ni los gobiernos neoliberales lograron. Todo bajo una
espectacularización de lo indio. ¿Es posible un gobierno indio en una
tierra mestiza? Me parece un suicidio colectivo del movimiento indígena
no apuntar a la descolonización de los mestizos. Que haya mestizos
dispuestos a volver a la tierra, aprender el idioma, hacer el rito en su
corazón y no en la televisión.
El cuarto elemento
de la episteme es acercarse a la lengua. Pues también hay desafiliación
lingüística. Se empobrecen los recursos de la creatividad intelectual
que ofrece el aporte indio para una nueva sociabilidad, una nueva forma
de hacer política, otra relación con el mundo y la vida. Mandar
obedeciendo de a deveras, y no cuatro dirigentes que le obedecen a un
líder.
El fracaso de Evo es
el de todos y todas. Desde el principio dejamos pasar el machismo y
otras cosas, nos creímos de que éramos un movimiento de movimientos. Ya
en 2010 es claro que no, con el gasolinazo. Y en 2011 la lucha contra el
TIPNIS lo hace más explícito. Pero una masa de gente apoyó a los indios
y Evo revirtió el plan; lo mantiene vivo, pero no intocado.
El trasfondo más
importante es la Ley Minera, una vez pasado lo del TIPNIS. Revela los
verdaderos intereses. Elimina la consulta previa, se da el monopolio de
agua a la empresa minera. Cuando la gente comunitaria protesta parando
una mina, se considera “avasallamiento del trabajo”. La ley no garantiza
el resguardo ecológico ni el tratamiento de residuos. Declararon la
minería “prioridad nacional” y dan concesiones sin límite. Ni la
dictadura. Y luego el avasallamiento de los parques, creados en los 90
con gobiernos neoliberales. Todo se sacrifica a minas, petróleo y
caminos.
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