Pedro Echeverría V.
1. Los trabajadores, los únicos productores de la riqueza que todos
consumimos en el mundo, son los que deben derrocar a los gobiernos que
no les sirven; pero no sucede. Son los militares de cada país (Haití,
Chile, Guatemala, Panamá, Paraguay, etcétera) con el total apoyo de los
gobiernos yanquis, los que con toda facilidad lo han hecho. Obviamente,
no puede olvidarse que la Rusia y los doce países del Éste (que de
socialistas nunca tuvieron nada) se vinieron abajo por la intervención
directa de la tríada en 1989: Ronald Reagan, Margaret Thatcher y el
siempre “iluminado” Papa Juan Pablo II. Con otros estilos y modos los
Clinton, Bush, Obama, no han dejado de usar otras formas de
derrocamiento en Venezuela, Brasil, Argentina, Cuba, Bolivia, pero
siempre pensando en no errar y ser efectivos.
2. Duele reconocer esa realidad y no poder hacer nada importante para
desterrarla porque esa tarea corresponde a los pueblos y sus batallas
de masas. ¿Cuánto trabajo político/ideológico hay que hacer y cuántos
años más debemos movilizarnos para acortar el tiempo de explotación y
opresión? Me llenaría de alegría ver que el gobierno de Trump –buscando
imponer otra línea política- ayudara a que se descompongan las cosas en
el mundo y contribuyera a dividir y enfrentarse entre sí a las clases
dominantes ricas y multimillonarias, pero eso me parece casi imposible.
¿Por qué no enterrar el TLC con EEUU y Canadá si desde 1993 venimos
luchando contra él porque sólo ha estado al servicio de los
multimillonarios? ¿Qué quiere Trump de la ONU si sólo ha estado al
servicio de los EEUU?
3. Parece que la solución de los problemas de México y el mundo no
está en Trump y su política, sino en el comportamiento de los pueblos
frente a la explotación que sufren. El Canal de Panamá por ejemplo,
después de 100 años de explotación, fue devuelto al pueblo panameño por
los yanquis; desde 1891, mediante la Enmienda Platt fue impuesta en el
territorio de Cuba (hace 125 años) la ocupación de Guantánamo por los
yanquis. A México, además de arrebatarle más de la mitad de su
territorio en 1847, los EEUU lo convirtieron en el patio trasero. Los
cubanos, a pesar de la combatividad del gobierno de Fidel Castro, jamás
lograron la devolución de ese extensísimo territorio. ¿Cuánto podremos
hacer los mexicanos para lograr que los yanquis tan siquiera nos
respeten dejando de tratarnos como si fuéramos sus esclavos o sus
títeres? (28/XII/16)
alterar26@gmail.com
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