Caravana de migrantes: soluciones ya
¿Quién resolverá la grave situación?
Poco a poco se apaga la
atención mediática a las caravanas de migrantes centroamericanos que
transitan por México con destino a Estados Unidos, pero el drama social
no sólo sigue, sino que crece día a día, en medio del permanente peloteo
político entre los gobiernos centroamericanos, estadunidense y
mexicano.
La agotadora travesía de los migrantes –de Honduras, principalmente–
ha topado en la frontera norte mexicana, donde nadie atina a encontrar
una salida: Trump amenaza a su estilo, salvaje; López Obrador tiene las
mejores intenciones, pero sin resultados concretos, y los cínicos
gobiernos centroamericanos nada más avientan la papa caliente para ver
quién la cacha.
Lo cierto es que la creciente masa de emigrantes –ahora notoriamente
centroamericana, pero a lo largo de los años alimentada por todas las
nacionalidades de AL, con los mexicanos a la cabeza– exige soluciones
inmediatas, eficaces, permanentes y humanitarias, porque la bola de
nieve cada día se hace más grande.
Como muestra, la Cepal aporta la siguiente información: en el periodo
comprendido entre 2000 y 2010, el número de latinoamericanos que vive
en un lugar distinto al de su nacimiento aumentó alrededor de 32 por
ciento, y para la subregión centroamericana el incremento fue de 35 por
ciento, mientras en el norte de esta última zona promedió 59 por ciento.
Honduras se encuentra en este último grupo, con un aumento de 94 por
ciento en el número de emigrantes entre 2000 y 2010.Además, hay indicios
de que esta tendencia alcista no ha disminuido desde esa fecha. Hoy, la
migración es más compleja que nunca en Centroamérica, pues hay números
más grandes de migrantes en tránsito, repatriados, menores no
acompañados y solicitantes de asilo, así como personas, familias y
caravanas muy visibles que viajan a través de México y los países del
norte centroamericano.
Hay varios factores detrás de la intensificación y la mayor
complejidad de la migración. Algunos son de carácter mundial, como la
crisis financiera de 2007-2008, que redujo el flujo latinoamericano y
caribeño a los países de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), especialmente Estados Unidos y España, e
impulsó el incremento de los flujos intrarregionales.
Las diferencias entre países, en términos de estabilidad política,
ejercen una poderosa influencia sobre el destino de la migración.
Opciones más amplias para el transporte y la comunicación, así como
mercados laborales más abiertos y diversos en algunas naciones, también
son factores relevantes.
En el caso de América Central, particularmente en el norte de esa
región, existen más factores. Una consideración fundamental es la
marginación, especialmente en Honduras y Guatemala, cuyas tasas de
pobreza se ubican en 74 y 68 por ciento, respectivamente. La mayoría de
sus emigrantes provienen del campo; en dichos países la tasa de pobreza
rural es de 82 y 77 por ciento, respectivamente. La vulnerabilidad
extrema se agudiza con eventos climáticos como huracanes, terremotos y
sequías, que se combinan con la pobreza para virtualmente diezmar los
medios de vida de millones de personas.
En la emigración también influye el objetivo de reunificación
familiar, dado que un alto porcentaje de quienes deciden salir de sus
naciones de origen tiene parientes en Estados Unidos. Por último, pero
no menos importante, están los factores de violencia e inseguridad.
Además, en situaciones como las que ahora enfrentan las caravanas de
migrantes, éstos deben sufrir, en México, violaciones a sus derechos
humanos, crimen organizado, extorsión y riesgos para la salud y la vida.
Y en Estados Unidos la política de deportación masiva, criminalización
de los indocumentados, racismo y xenofobia, entre otras. Pero los
políticos siguen con el peloteo.
Las rebanadas del pastel
Olga Sánchez Cordero en su laberinto: con melón o con
sandía, pero no las dos juntas. Tiempo de definiciones, señora
secretaria de Gobernación. No hay más
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