En su conferencia matutina de este 11 de diciembre, López Obrador
volvió a tocar el tema de los altos salarios de los ministros de la Sala
Superior del Poder Judicial de la Federación, señalando que “sólo
Donald Trump gana más que ellos”.
“Seiscientos mil pesos mensuales los ministros, tengo la información.
Son 7 millones de pesos al año en sueldo bruto, más otras prestaciones
que no están ahí indicadas. Pero si no son 600 mil, son 500 mil y no
tengo la menor duda de que son los servidores públicos mejor pagados del
mundo”, afirmó López Obrador.
El Ejecutivo federal también admitió que esta polémica es “algo
fantástico, extraordinario, estamos en el terreno de lo inédito” porque
antes no se ventilaban estas diferencias de manera pública.
La confrontación escaló desde que el 10 de diciembre los presidentes
de la Mesa Directiva del Senado, Martí Batres, y de la Junta de
Coordinación Política, Ricardo Monreal, interpusieron un recurso de
reconsideración a la orden de suspensión que decretó el ministro Alberto
Pérez Dayán, el pasado 7 de diciembre, ante la acción de
inconstitucionalidad interpuesta por el 33 por ciento de los senadores
(del PRI, PAN, PRD y MC) en contra de la Ley Federal de Remuneraciones
Salariales.
En paralelo, jueces y magistrados se expresaron públicamente en 25
entidades en una protesta inédita por la disminución de los salarios y
por lo que ellos interpretan como un “atentado a la autonomía” y por la
“intromisión indebida” de parte del Poder Ejecutivo y del Poder
Legislativo frente al Judicial.
El magistrado Luis Vega Ramírez, presidente de la Asociación Nacional
de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial,
salió a declarar que “estos intentos por condicionar a los juzgadores
federales han sido presentados a la opinión pública como ejercicios
modernizadores que supuestamente harán más eficiente la impartición de
la justicia y permitirán ahorros a los ciudadanos”.
“Sin embargo, esconden su verdadera intención: debilitar el sistema
de frenos y contrapesos de nuestra democracia y vulnerar el Estado de
Derecho”, sentenció Vega Ramírez, en una protesta pública encabezada en
San Lázaro, el lunes 10 de diciembre.
A la polémica se ha sumado también el presidente de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, y el
consejero electoral Benito Nacif, quienes también cuestionaron el
intento de entrometerse en otros poderes y organismos autónomos, bajo lo
que ellos consideran un pretexto: los altos salarios.
González Pérez, incluso, advirtió que esta polémica y otros temas
vulneran “los principios democráticos y siembra las semillas de un
autoritarismo despótico”.
El tema de los altos salarios y los excesos en el Poder Judicial
siempre quedaron en reportajes, críticas y cuestionamientos aislados,
pero nunca se había generado una polémica tan abierta y clara, donde la
misma Suprema Corte de Justicia se ha visto obligada a ventilar los
sueldos anuales, las primas vacacionales, los aguinaldos, los estímulos
de antigüedad y otras prestaciones que no tienen ningún otro servidor
público.
Si la percepción pública del Poder Judicial en sus distintos niveles y
tribunales fuera favorable entre la sociedad mexicana, habría una
movilización de la opinión pública a favor de jueces, magistrados y
ministros. Sin embargo, lo que se observa en estos momentos es una
profunda indignación de los ciudadanos por los altos salarios que no
corresponden con la eficiencia de los impartidores de justicia.
Se vuelven a ventilar excesos que hablan de corrupción al interior
del Poder Judicial. Por ejemplo, ha revivido el tema del nepotismo. En
julio de 2017 un informe interno entregado al Consejo de la Judicatura
Federal y difundido por el portal Animal Político reveló que existen 112
jueces y magistrados que habrían utilizado sus facultades para
conseguir empelo a su esposa o pareja, 180 a sus hijos, 136 a sus
hermanos y 27 a sus papás.
El estudio reveló que 7 mil 148 servidores públicos del Poder
Judicial comparten espacio laboral con sus parientes y que “muchos
secretarios, actuarios, oficiales y administrativos poseen familiares en
el mismo circuito y en otros. Claramente influyen en la designación y
lo hacen sin que sea posible incoarles (iniciar el proceso o expediente)
ningún tipo de responsabilidad”.
Lo más sorprendente es que los propios integrantes del Poder Judicial
han sido objeto de coyotes o de abogados que pretenden ganar fuertes
honorarios por presentar la serie de amparos, alentados por las
versiones de que perderán sus empleos o les bajarán sus salarios hasta
los niveles medios, y no sólo los máximos, como plantea la Ley Federal
de Remuneraciones Salariales.
La polémica se ha generado en medio del proceso de sucesión al
interior de la Suprema Corte de Justicia. De los 4 aspirantes a
sustituir al ministro Luis María Aguilar como presidente de la Suprema
Corte, sólo el ministro Alejandro Zaldívar Lelo de Larrea ha expresado
abiertamente su posición favorable a la austeridad. El ministro Jorge
Mario Pardo Rebolledo hoy hizo un llamado a “no caer en provocaciones”
al tomar protesta de 30 magistrados de circuito y un juez de distrito.
El ministro Alberto Pérez Dayán fue el que dictó la suspensión de la Ley
Federal de Remuneraciones Salariales. Y el ministro Alfredo Gutiérrez
Ortiz Mena ha mantenido un perfil muy bajo y en silencio, quizá pensando
que es mejor la cautela frente a los vientos huracanados de la cuarta
transformación en el Poder Judicial.
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