10/11/2025

Ley apuesta por integrar la salud menstrual al sistema educativo público

 

Esta iniciativa es importante porque en México existe pobreza menstrual, datos de UNICEF y Essity indican que:

El 43% de las estudiantes prefieren no ir a clases durante su periodo, el 20% se ha ausentado al menos una vez y el 30% ha improvisado con papel de baño por falta de productos adecuados. Las cifras se agudizan en contextos rurales e indígenas donde persisten carencias de infraestructura escolar, por ejemplo, el 23% de las escuelas no tienen agua potable y el 2.5% carece de baños, según datos del Diagnóstico de Infraestructura Educativa de la SEP.

De acuerdo con el Manual de Salud Menstrual de la Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la salud menstrual es un estado de completo bienestar físico, mental y social e involucra factores como igualdad de género; educación menstrual; acceso a información oportuna basada en evidencia científica; acceso a agua, saneamiento e higiene; la atención médica competente y empática; la autonomía corporal; y el ejercicio pleno de los derechos humanos de las niñas, adolescentes y mujeres.

De acuerdo el artículo 2 de la Ley General de Educación, el Estado debe priorizar el interés superior de niñas, niños y adolescentes en el ejercicio de su educación con programas y políticas públicas; sin embargo, con la iniciativa se agregará que deberá promover la salud menstrual como un derecho de las alumnas garantizando información científica, respeto a la dignidad y condiciones que aseguren su pleno ejercicio dentro del entorno escolar.

Asimismo, el artículo 115 establece la promoción de entornos escolares saludables y a este se añadió que todas las alumnas deben contar con el derecho a solicitar la justificación de inasistencia por salud menstrual permitiendo que las ausencias derivadas de síntomas incapacitantes puedan ser validadas sin afectar el desempeño académico ni generar sanciones disciplinarias. En caso de que la inasistencia coincida con un evento de evaluación y/o desempeño, se tendrá derecho a solicitar su reprogramación conforme a los lineamientos establecidos por la institución.

Según establece la diputada, incorporar la salud menstrual en la Ley General de educación permite interpretar con perspectiva de género y fortalecer los principios de equidad y no discriminación que ya contiene la ley. También responde a una urgencia educativa y suma a las obligaciones del Estado mexicano en materia de derechos humanos, perspectiva de género y equidad educativa. De i9gual forma, justificar las inasistencias por malestares menstruales evita que las estudiantes sean sancionadas o acumulen por su deserción.

Los retos de la educación en salud menstrual

Históricamente, el ciclo menstrual-ovulatorio ha estado cargado de significados culturales que originaron diversos tabúes hacia su construcción negativa que afecta la percepción de niñas sobre sí mismas, sus sexo y la forma en que la comunidad reaccionaba a sus necesidades. Una de sus estigmatizacion es es que en algunos lugares es vista como una desgracia social y pérdida de estatus porque se considera inaceptable o indeseable.

Yo menstrúo ¿qué pasa en mi cuerpo? – cimacnoticias.com.mx

En consecuencia, se prohíbe hablar del tema de manera pública sobre todo lo relacionado con la menstruación lo que provoca que las niñas, adolescentes y mujeres se aíslen. Una de las maneras en que se manifiesta la prohibición es con el uso de eufemismos en el lenguaje como nómbralo indirectamente: “me vino Andrés”, “estoy indispuesta”, “estoy enferma” o “estoy en mis días”. De lo contrario, no había problema para decir “estoy menstruando”, señala el manual de la UNICEF.

La respuesta de estigmatizar la menstruación ocasiona que no existan condiciones para proporcionar educación en salud menstruar y que las niñas estén desprevenidas cuando les llega su ciclo menstrual-ovulatorio. En México, el 69% de las adolescentes y mujeres confirmaron tener poca o nada de información cuando les llegó su primer periodo, el 16% contaban con conocimientos y significados precisos y lo mismo ocurrió solo para el 5% en el caso de los niños y hombres adolescentes.

Una vez que las mujeres atraviesan su primer ciclo menstrual-ovulatorio, ellas aprenden que se trata de un asunto privado. Un diagnóstico realizado por el Consejo para prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED) encontró que el 59.5% de las niñas y adolescentes fueron discriminadas con burlas, acoso y malos tratos por compañeros y personal docente en relación al tema y 54.4% de ellas recibió el mensaje que “el flujo menstrual es sinónimo de suciedad”.

Asimismo, la educación menstrual que reciben las niñas por lo general es inadecuada y se reduce al aspecto biológico y reproductivo que no se sustenta con conocimientos basados en evidencia científica, no se centran las experiencias reales de las niñas y mujeres, y no involucra a los niños y hombres en el proceso y la transformación de narrativas menstruales.

Para las niñas, las principales fuentes de información son sus madres o mujeres de su vida, solo pocas cuentas con acceso a información en medios de comunicación como internet. Cuando las escuelas asumen el papel sobre la enseñanza de la pubertad, a ellas las educan parta cuidar y ocultar su fase menstrual sugiriendo que es vergonzoso, mientras que a los niños reciben mensajes positivos sobre el deseo sexual, el placer y el poder.

La información proporcionada esta segmentada y estereotipada, por lo que muchas niñas no saben con quien acudir para resolver sus dudas sobre el ciclo menstrual-ovulatorio. Por ejemplo, la principal dificultad para gestionar la menstruación en la escuela es el miedo a mancharse (45.2) y los dolores menstruales (32.3%), esto conduce a la normalización de dolor y la fatiga.

«El hecho de que la mayoría de las niñas viven la menarquia con escasa información, acompañamiento y con vergüenza conduce a una vulneración de sus derechos sexuales y sus derechos reproductivos. La falta de educación en salud se relaciona con un aumento en el riesgo de inicio temprano de relaciones sexuales e incremento de embarazos adolescentes además de la exposición a prácticas futuras de sexo inseguro, infecciones de transmisión sexual y violencia en las primeras relaciones.» -Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Otros problemas que existen es la falta de instalaciones adecuadas para la gestión menstrual como agua potable, jabón, papel y escusados funcionales, lo cual representa una amenaza a la salud de las niñas y adolescentes. Esto impacta en la elección de materiales para gestionar la menstruación usando aquellos poco higiénicos como retazos de tela vieja, también dificulta usar productor ecológicos y reutilizables como la copa menstrual, toalla de tela, y calzones no solo por el costo económico sino porque requieren de agua potable para su uso y limpieza.

Para la UNICEF, la educación en salud menstrual en las escuelas es clave en la formación de las niñas, niños y adolescentes que debe implementarse en espacios seguros, respetando a las niñas de acoso escolar. La organización propone que, para lograrlo, los Estados implementen diferentes estrategias como materias separadas dentro del sistema educativo, sesiones específicas destinadas al tema, y colaboración con las familias y la comunidad.

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