(Dedicado a los desterrados, expulsados, reprimidos, golpeados y a quienes que ya no están)
Difícil
sintetizar la explicación, el diagnóstico y la crítica en un artículo.
Sin embargo, es indispensable señalar la relevancia histórica, política
y social de la huelga del CGH.
Primero, es el primer
movimiento a nivel continental -después del EZLN- que se proclama
directamente contra el neoliberalismo y logra detenerlo en su ámbito,
al menos parcialmente.
Segundo, en una sucesión de
movimientos sociales latinoamericanos, la huelga de la UNAM articula y
da continuidad ideológica y política a la lucha del EZLN, contra la
"globalización neoliberal", con las luchas que ocurrieron después en
Bolivia (guerra del agua y del gas), Argentina (destitución de 3
presidentes) Brasil (consolidación del MST y victoria de Lula), o
Ecuador (impulso de la CONAIE) . Además, hay que recordar que en
octubre de 1999, unos meses después de iniciada la huelga, ocurre el
descarrilamiento emblemático de la cumbre de Seattle donde fue
reivindicada la lucha de los estudiantes mexicanos. Comúnmente se
realizan explicaciones cronológicas de los movimientos sociales
contemporáneos en América Latina desde el EZLN pasando por la
organización del FSM, las luchas indígenas y populares en Suramérica y
las espectaculares protestas anticumbres. Pero, siempre se brincan la
huelga de UNAM en 1999-2000 a pesar de la importancia señalada arriba.
Tercero. En la etapa privatizadora de la década de 1990 de la educación
en todos sus niveles en América Latina, la huelga de la UNAM es de los
pocos ejemplos exitosos que logran detenerla, al menos parcialmente y
sentar las líneas orientadoras para reformar la educación superior.
Numerosos militantes y ciudadanos de diferentes países de América
Latina que conocieron este movimiento revelaron esta situación. Por un
lado se alegraban de la existencia de un movimiento así y con esas
reivindicaciones. Por otro, se lamentaban de que en sus países ya se
hubiera privatizado la educación superior por medio de reformas de
distinta índole desde cuotas excesivas hasta cambios en sus planes de
estudio.
Cuarto. La huelga del CGH fue una advertencia para
funcionarios de otras universidades que pretendían privatizar
bruscamente la educación. Tuvieron que detenerse momentáneamente,
buscar privatizar por otros medios y evitaron tocar el tema de las
colegiaturas a toda costa.
Quinto. Al poner el tema de la
educación superior a debate público, la huelga de la UNAM evidenció los
problemas en este ámbito y las ambiciones de gobiernos y empresarios
para apropiarse, lucrar y dominar este sector. Las propuestas de
reforma de la UNAM que hizo el CGH sirvieron como inspiración para la
creación de nuevas instituciones educativas oficiales e independientes
como es el caso de la organización institucional y del modelo
pedagógico de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Sexto. La huelga de la UNAM se convirtió en una escuela intensiva de
educación política para quienes participamos en ella. Sin dejar de lado
los errores comentados ya por estudiosos y editorialistas, nos toca
describir sus aciertos: la organización del CGH, la toma de decisiones
y las acciones del movimiento fueron innovadoras. Se retomaron las
experiencias y prácticas de otros movimientos y se crearon otras. Se
incorporaron los principios de rotatividad y revocación de cargos.
Asambleas locales que conformaban el máximo órgano de decisión, el CGH,
discutían hasta el más mínimo detalle, práctica muy criticada y poco
entendida para quienes están habituados al decisionismo, al seguidismo
y al verticalismo. Se realizaron incontables acciones de presión
tradicionales como marchas, tomas de instalaciones y mítines,
combinadas con tácticas de comunicación política y participación nuevas
como consultas a la sociedad, foros y eventos culturales populares. La
solidaridad fue política prioritaria del CGH con otras organizaciones y
movimientos en todo el continente.
Séptimo. La solidaridad
del CGH junto con la experiencia política acumulada se difundió en
decenas de organizaciones y movimientos sociales después de que la
huelga fue cortada por la las tenazas militar y mediáticas en febrero
del 2000. Los estudiantes de la UNAM que participaron en la huelga,
siguiendo la tradición de auténtico servicio sociocomunitario de sus
antecesores, desahogaron la rabia causada por la represión brindando su
apoyo a nuevas luchas. Acudieron de inmediato a devolver un poco a la
Norma rural del Mexe. Con la claridad política aprendida en la huelga
protestaron enérgicamente en la toma de posesión de Fox, mientras todos
estaban embelezados. De principio a fin estuvieron activamente
participando con los dignos ejidatarios de San Salvador Atenco. En
diversas brigadas asistieron a comunidades marginadas de todo el país a
realizar trabajo voluntario y proyectos de alfabetización, derechos
humanos, bibliotecas comunitarias, salud y diversas actividades
productivas. Solos o en coordinación con otras organizaciones
participaron incondicionalmente en todos los eventos convocados por el
EZLN y en diferentes actividades de apoyo a las comunidades indígenas.
Nutrieron caravanas, marchas, huelgas, paros y reuniones de sindicatos
y organizaciones sociales involucradas en problemáticas laborales, de
género, migratorias, ambientales y represivas en Ciudad Juárez,
Torreón, Distrito Federal, Lázaro Cárdenas, San Luis Potosí y
Cuernavaca, por mencionar algunas. A nivel mundial se movilizaron
dentro y fuera del país en reuniones de organismos mundiales en Cancún
(OMC), Monterrey (APEC), Guadalajara (OEA), Seatle (G8), Génova (G8),
contra la invasión de Estados Unidos en Afganistán e Irak, etcétera.
Mención aparte merece la participación individual y colectiva en la
ejemplar batalla de la APPO en Oaxaca. Acompañaron en todo momento las
protestas contra las históricas agresiones del imperio a Cuba y
festejaron los triunfos de la revolución.
Octavo. La
desarticulación del CGH, en un proceso inverso articuló colectivos que
encabezaron exitosas luchas al interior de la UNAM y, al exterior
formaron nuevas organizaciones que reivindican todo tipo de demandas.
Ahora, la irreverencia de quienes participaron y apoyaron la huelga de
la UNAM, silenciosa y activa sigue construyendo las condiciones
propicias para irrumpir nuevamente desde sus espacios en la política no
institucional y seguir transformando la realidad.
Javier Saldaña Martínez. Maestría en Derechos Humanos, Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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