Por Jesusa Cervantes
Barcos propiedad de la compañía Oceanografía. Foto: Reuters.
Un año y cuatro meses bastaron para que el equipo político peñista empezara a cumplir con las expectativas de Estados Unidos: mover piezas, limpiar el camino, permitir la entrada de nuevos jugadores político-empresariales y, de paso, acabar con magnates enriquecidos al amparo del panismo.
Cuando el panismo arribó a la Presidencia de la República, sus representantes se engolosinaron con lo fácil que resultaba hacer negocios en grande, de ahí en adelante crearon una nueva clase empresarial complaciente con los políticos surgidos del PAN.
Así, el partido de Vicente Fox y Felipe Calderón otorgó permisos, concesiones, licitó en favor de empresarios de medio pelo y creó mafias del petróleo, zares de los casinos y demás.
Con el regreso del PRI a Los Pinos se retomaron viejos planes truncados por 12 años: las reformas impensables en ciertos sectores, como el energético. Pareciera que el partido de Peña Nieto se dio cuenta que en estos tiempos no basta el poder político para tener más dominio sobre el país y más allá de sus fronteras: se requiere el político-empresarial.
El primer paso para fortalecerse pudiera ser el buscar nuevos cómplices. Dar el apoyo a una nueva clase político-empresarial que el día de mañana esté dispuesta a servirle, protegerle y cuidarle sus espaldas en foros que rebasen las fronteras.
Pero prohijar nuevos cómplices requiere forzosamente aniquilar a otros, en especial a los amigos de los del otro partido que gobernó durante doce años.
Un claro ejemplo es el llamado Zar de los Casinos: Juan José Rojas Cardona. Aquel que, lo mismo, impulsó campañas panistas, que se codeó con la élite de la jerarquía católica o pactó con carteles de la droga.
El Zar de los Casinos fue uno de los primeros beneficiados del gobierno de Fox, quien como muchos recordarán fue el que abrió de par en par las puertas a los casinos.
Y era lógico, si la industria del narco crecía, pues de su mano tenían que florecer de manera natural otros negocios, como el de los casinos, donde la droga, trata de blancas, pago de piso y corrupción son el pan de cada día.
Juan José Rojas Cardona obtuvo el 25 de mayo de 2005 uno de esos primeros permisos corruptores. Su fecha de vencimiento se fijó para el 25 de mayo de 2030. Según el permiso, puede instalar hasta 50 casinos, de los que actualmente tiene 26.
Sin embargo, parece que la buena racha del Zar de los Casinos está llegando a su fin, como sucedió con los panistas. Para nadie es desconocida la estrecha relación que guarda Rojas Cardona con dirigentes nacionales panistas, de cómo apoyó campañas electorales de este partido y de cómo hasta la mismísima cabeza de la Arquidiócesis de México, Norberto Rivera Carrera, le bendijo uno de sus establecimientos en San Pedro Garza García, Nuevo León.
Rojas Cardona también es conocido por ser un gran timador. Empresarios estadounidenses e ingleses fueron engañados por el Zar de los Casinos y, a pesar de contar con pruebas en su contra, diversos jueces lo exoneraron, sin embargo, ahora, coincidentemente con la llegada del priismo a la Presidencia, desde Gobernación se ha decidido revocar su jugoso y millonario permiso, el DGAJS/SCEVF/P-06/2005.
El motivo, según la dependencia que encabeza Miguel Ángel Osorio Chong, es que “no acreditó legal funcionamiento, además de que incumplió las condiciones del permiso”. ¡Vaya que esto es una sorpresa!, pues la mayoría de los casinos exhibe violaciones flagrantes a la ley, aparte de que dentro de ellos circula la cocaína como si fuera rapé, la trata de blancas es práctica de cada hora y qué decir de las innumerables “maquinitas” ilegales con que operan esos establecimientos.
Pero hoy que el gobierno requiere de una nueva clase que lo respalde y ayude en todos los sectores, pues necesita “depurar” su lista de proveedores.
La revocación del permiso contra el Zar de los Casinos, abiertamente panista, tiene fecha del pasado martes 1. Y parece que sus establecimientos siguen funcionando, aunque habrá que ver si Rojas Cardona está dispuesto a jugar con el nuevo jefe del poder y del dinero para que, a cambio, le regresen esa poderosa maquinaria de lavar dinero que son los casinos.
No hay duda que los priistas sí saben cómo hacerlo. Pues mientras opera una reforma energética, aniquila a la actual “mafia del petróleo” para dejar el espacio a nuevos proveedores, a la nueva clase político-empresarial que lo respaldará y resguardará de cualquier error en que incurra.
Y si no lo creen sólo basta con echar un vistazo al caso Oceanografía SA. La empresa beneficiada en el foxismo –a punto de ser embargada por aquellos años–, y ‘archibeneficiada’ en el calderonismo.
O ahí esta la otra gran empresa, Evya, propiedad de los hermanos Francisco Javier, Luis y Roberto Camargo Salinas, ligados al calderonismo y a la familia Mouriño de Vigo, España.
Ambas empresas han sido por años sometidas a un escrutinio por parte de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), pero nunca se les tocaba. Ahora que las reformas abren grandes surcos de negocios en el ramo energético, el peñismo aniquila a viejos proveedores panistas para colocar a los suyos, a sus cuates de la globalización, la política y la economía, y si no, que le pregunten a los dueños de las empresas Oro Negro y Grupo Baz, los nuevos magnates del petróleo.
Nuevos jugadores se vislumbran en el ramo del lavado de dinero y los casinos, una nueva mafia se construye en el sector energético, y aún faltan quienes obtendrán millones de dólares gracias a la reforma en telecomunicaciones, la educativa y la electoral.
El “tiempo de canallas” se fortalece con el peñismo, el tiempo del saqueo a la nación se amplía con el priismo. Y los nuevos competidores se alistan para engrosar la nueva clase político-empresarial que públicamente bajará la cabeza ante Peña Nieto, pero en privado le apretará las tuercas para someterlo a sus designios.
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