4/23/2014

“Exigimos libertad y encontramos represión” (así fue la marcha contra la ley de Telecom)



En la manifestación hacia el Senado y Televisa, siete personas fueron aprehendidas y minutos después liberadas. Además, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal indicó que policías empujaron y golpearon a los participantes.

Tania L. Montalvo (@tanlmont) y Francesc Messeguer (@elmesseguer)

Frente al Senado de la República y ante un contingente de granaderos de la policía capitalina, Fabián, de 20 años, se sentó por algunos minutos con un pancarta que decía: “Ni con candados, tanques ni metrallas. A este pueblo no lo callas”.

El joven estudiante del CCH Oriente protestaba contra la ley secundaria en materia de Telecomunicaciones que, dice, está hecha para “acabar con el derecho a la libre expresión, a organizarse y a comunicarse como ciudadanos libres”.

Fabián marchó en la Ciudad de México con el contingente que por cuatro horas protestó contra esa legislación que, acusan, permite la censura, da facultades a Gobernación para controlar contenidos y restringe el acceso a Internet en eventos masivos.

La protesta comenzó sólo con gritos de rechazo en contra del presidente Enrique Peña Nieto, de su partido el Revolucionario Institucional, las principales televisoras del país y del senador del Partido Acción Nacional (PAN), Javier Lozano —presidente de la Comisión de Telecomunicaciones en el Senado— pero conforme avanzó la marcha que arrancó en el monumento del Ángel de la Independencia, el grupo denunció violencia de cuerpos policiales y acusaron que en una manifestación convocada para defender la libertad de expresión, fueron víctimas de represión.

Las autoridades del Gobierno del Distrito Federal confirmaron que no se presentó a ningún detenido ante el Ministerio Público, pero en la Secretaría de Seguridad Pública capitalina dijeron que siete personas fueron aprehendidas y minutos después liberadas y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal indicó que policías empujaron y golpearon a manifestantes.

De los gritos de “México, sin PRI”, “el que no brinque es Peña” o “no a la censura” que iniciaron a las 18:00 horas y no pararon pese a la lluvia, los manifestantes pasaron a exigir la libertad de los compañeros que reportaban como “detenidos arbitrariamente”.

“Venimos a exigir libertad y nos encontramos con la represión”, gritaba una joven que pedía conocer quiénes y cuántos manifestantes estaban detenidos, mientras un cartel sentenciaba: “El peor crimen es el  silencio, la palabra hace la diferencia en este mundo animal”.

“Bloqueos, bloqueos, represión”

La tensión con los granaderos inició a las 20:00 horas cuando, tras una hora de gritos de “no violencia” contra un grupo de no más de diez personas que insistían en intentar tirar las rejas del Senado de la República —el destino original de la protesta— los manifestantes decidieron marchar hacia la empresa Televisa.

En los dos kilómetros que hay del Senado a Televisa, los manifestantes estuvieron rodeados por granaderos, lo que no había ocurrido en el tramo del Ángel al recinto legislativo en donde la vigilancia sólo estuvo a cargo de agentes de tránsito.

En al menos dos ocasiones —una sobre Reforma a la altura de la Glorieta de Colón y otra más en Avenida Juárez y Balderas— los granaderos intentaron bloquear el paso de la marcha formando una valla.

“Lo que estamos exigiendo es libertad, que podamos manifestar lo que pensamos en espacios libres, en redes sociales o en la calle, en vías públicas o en Twitter y lo que nos encontramos es esto: bloqueos, bloqueos, represión, autoridades que no quieren escuchar”, dijo Juan Carlos a los policías que bloquearon Paseo de la Reforma.

Algunos granaderos respondieron que estaban recibiendo órdenes y tras unos minutos intentando contener el avance del contingente dieron paso a la manifestación, pero sin dejar de seguirles el paso por el otro carril.

Los granaderos corrían por Reforma y aunque quisieron llegar antes al cruce con Avenida Juárez, los jóvenes que marchaban también apresuraron el paso para evitar que les impidieran continuar hasta Televisa Chapultepec, en donde finalmente sí se encontraron con una valla de policías que les impidió llegar a la entrada principal de la televisora.

“Déjanos pasar, es vía pública, es territorio libre, si (Televisa) no tiene nada que temer, si dice que está de pie por el pueblo, que reciba al pueblo”, gritaba una joven cuando se topó con una valla de granaderos con escudos. Entonces empezaron los empujones.

Según la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) “después de varios minutos de tensión entre manifestantes y policías, éstos comenzaron a empujar a varias personas que se manifestaban pacíficamente, y a empellones y jaloneos comenzaron a alejarlos de la acera de la empresa televisiva”.

Manifestantes gritaban “no violencia” pero granaderos empujaban y lanzaban golpes; también arrebataron y pisotearon celulares con los que manifestantes, activistas y periodistas los grababan.

Animal Político fue testigo de cómo granaderos llevaron al piso a un joven, lo golpearon y después lo arrastraron al lado contrario de la valla de policías. Eso fue motivo para que agredieran a esta reportera y le quitaran el teléfono móvil con que documentó las detenciones.

Para entonces, tras tres horas de marcha pacífica, los manifestantes denunciaban que al menos siete compañeros habían sido detenidos, por lo que decidieron retener a Alberto García, quien se identificó como director general del área de Derechos Humanos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.

Atrapado en una valla humana, el funcionario argumentaba que su trabajo consistía en vigilar que ningún policía cometiera abuso de autoridad o violaciones. Fue liberado cuando le confirmaron que todos los detenidos habían sido puestos en libertad en calles contiguas a Televisa y que aunque “posiblemente heridos” estaban bien.

Contra la violencia y el silencio

Lo que ocurrió frente a la televisora fue un escenario completamente diferente a lo que se vivió horas antes en el Senado, en dónde un manifestante preguntó “¿qué tendrá que hacer la gente para defender el uso de Internet?”. La respuesta vino de un mimo que sacó una pistola de juguete que de inmediato volvió a guardar haciendo un gesto de desaprobación ante la manifestación de violencia que sugirió. En cambio, gesticuló de manera evidente su respuesta: “dialogar, hablar y escuchar”.

Con las tres palabras que no pronunció, el mimo fue el contraste de los insultos y mentadas de madre contra las reformas; pero también de la actuación de los policías capitalinos que durante la noche reprimirían una manifestación en la que también hubo música.

Una melodía compuesta de guitarra, percusiones y voces que coreaban frases como: “Dime hermano qué viste en televisión, a poco le creíste al copetón”/”A qué le tienes miedo mal gobernante, a que te salga el pueblo por adelante”/ Marcha contra el silencio y la confusión, porque ya no queremos más represión”; también enmarcó esta marcha antes del desenlace en las instalaciones de Televisa.

Después la música callaría y en cambio vendrían las acusaciones de “protegen más a Televisa que al pueblo”, que gritaba una señora a los policías que formaron la valla que impidió el paso sobre Avenida Chapultepec.

Finalmente, al filo de las 22:00 horas, ya eran pocos los manifestantes que continuaban frente a la televisora, algunos gritaban que todavía había “un desaparecido”, pero ya nadie hacia eco de la denuncia.

Paramédicos atendían a un joven golpeado, le pedían que no comiera nada hasta no estar seguro que no tenía ninguna fractura. Él mostraba una herida en el antebrazo izquierdo que decía que le dolía y preocupaba más que cualquier costilla rota.

En redes sociales, se anunciaba que pese al fin de la #MarchaContraelSilencio la lucha por la libertad sigue, pues se espera que el dictamen sobre la legislación secundaria en materia de Telecomunicaciones se vote el próximo jueves y quienes se manifestaron este martes dijeron que seguirán de cerca del debate para evitar que se concrete lo que consideran un intento por callar a la ciudadanía.

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