"La mayor deficiencia de la democracia mexicana es... el gran hoyo negro del sistema judicial", señaló.
En la niebla de la guerra. Los ciudadanos ante la violencia criminal organizada, es el más reciente libro de Andreas Schedler,
doctor en ciencia política por la Universidad de Viena, quien explicó
de inicio que en la portada se observa una pequeña subcomandancia, la
cual es “un poco indirecta e irónica. El libro es sobre la violencia
criminal que nos ha azotado en las últimas décadas, y la relación de los
ciudadanos ante la violencia. Es un libro sobre opinión pública,
básicamente”.
“Uno de los actores centrales es el Estado”, y la
imagen de la portada “es casi simpática del Estado, porque está
chiquito, perdido en el desierto, un Estado evidentemente incapaz de
protegernos, no es exactamente el Estado”, sino “una parte del Estado”, recalcó en entrevista para Aristegui CNN.
El interés del autor surgió de “una irritación moral,
la idea de que ya llevamos mucho tiempo en esta violencia, llevamos
cifras de muertes que sobrepasan el promedio de las dictaduras del siglo
XX y XXI, el promedio de las guerras civiles del siglo XX y XXI, y no
pasa mucho”.
De parte “de los ciudadanos, la política, la élite, de casi todos, lo que hemos visto es una capacidad asombrosa para normalizar la violencia, silenciar la violencia, negar la violencia. Entonces hemos visto dos olas grandes de movilización”.
Lo anterior, en referencia al Movimiento por la Paz con Justicia y
Dignidad, y el movimiento por los 43 normalistas desaparecidos de
Ayotzinapa.
“Fueron dos ‘olas’ dramáticas, con cierto impacto, pero luego se desdibujan muy rápido”, apuntó.
“Lo que estoy viendo como ciudadano individual en este mundo entre amenazante y lejano,
son muchos datos. Una de las relaciones centrales es, cómo ven a las
víctimas, lo que ven es que tratan de poner la distancia entre sí mismos
(ciudadanos) y las víctimas. Hay muchas razones estructurales”,
comentó.
“Los seres humanos no somos capaces de sentir dolor por 100 mil muertos, tenemos emociones de cercanía. Con cifras anónimas no asociamos nada”, explicó.
Apuntó que “en los medios y la política hemos tenido un lenguaje muy genérico”.
Uno de los puntos nodales del libro es “la ligereza con la que descontamos miles y miles de vidas, miles y miles de muertes, sin preguntar. Con una gran ingenuidad”.
El autor se preguntó “¿qué pasaría si tuviéramos las mismas cifras
de víctimas, asesinatos, torturas, desapariciones, pero no en una
‘democracia minimalista’, sino en una dictadura?. En una dictadura no
compraríamos estas cifras con la misma ligereza… quién aceptaría cifras
de una dictadura sin procesos judiciales independientes, sin
evidencia, sin un argumento fuerte de libros”.
También tratamos con ligereza a los criminales, “los metemos a todos en un bolso,
a los asesinos, a los pequeños vendedores de mariguana, y en realidad
no sabemos nada de ellos, los condenamos de manera muy fuerte, y casi
los mandamos a otro país”.
Dijo que “la mayor deficiencia de la democracia mexicana es de siempre, es un problema del que nadie se ha hecho cargo,
ni Vicente Fox, ni Felipe Calderón, ni nadie. Es el gran hoyo negro del
sistema judicial, ha sido el lastre de la democracia, tenemos un Estado
con un sistema judicial que no sirve para proveer justicia”.
“Tenemos todo un aparato montado no para hacer justicia, sino para hacer en el mejor de los casos, simulación de justicia… es una parte de incongruencia de las estrategias que hemos visto”, recalcó.
En el gobierno del actual presidente, Enrique Peña Nieto
se ha optado por “mejor hablemos de otras cosas, hay otras prioridades.
Siempre hay temas que saltan al espacio público y obligan al gobierno a
hablar del tema, pero si no es por obligación y emergencia, prefieren
hablar de otras cosas”.
Parte del diagnóstico del porqué México está en la actual situación, es que “hay muchos actores que están fallando,
no el fracaso del estado que ha sido un caso muy discutidos, sino el
fracaso de la democracia, cuando la democracia falla, son muchos
actores”.
“Tenemos tantos actores ocultos, tanta dificultad, nunca sabemos quién está de qué lado”, indicó.
A lo que le autor llama guerra civil económica, es “por una razón muy
sencilla, si esto lo llamamos guerra, y hay mucha gente que le ha
llamado guerra, los politólogos diríamos hay dos tipos de guerra: los
que se dan entre Estados, son guerras internacionales, y las que se dan
desde adentro, guerras civiles. Y hay otras razones,
que son parte de la concepción… sobre el terreno estas guerras civiles
están normalmente impulsadas por razones mezquinas. Y aquí es la disputa
por mercados…”.
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