Pedro Miguel
En el acto en el que el
Partido de la Revolución Democrática inscribió su planilla de
aspirantes al constituyente capitalino, la secretaria de la Comisión del
Distrito Federal en la Cámara de Diputados, la perredista Evelyn Parra
(de la tribu de los chuchos) atribuyó la responsabilidad de la
actual crisis ambiental que padece la megalópolis a Andrés Manuel López
Obrador porque, aseguró, durante su periodo como jefe de Gobierno éste
impulsó el uso del automóvil mediante la construcción de vialidades y
descuidó la expansión del transporte público. Según la legisladora, el
actual presidente nacional de Morena gastó en las obras una suma similar
a la que ahora calcula Miguel Ángel Mancera como necesaria para ampliar
los sistemas de transporte colectivo.
La mentira cae por su propio peso: entre 2000 y 2005 el GDF aumentó
el número de unidades de la Red de Transporte Público (RTP), incrementó
el número de vagones del Metro e impulsó el programa de sustitución de
microbuses y taxis. En septiembre de 2003 el gobierno capitalino inició
el diseño de los autobuses rápidos, el cual incluyó seis rutas de
transporte con carriles confinados. Las obras se iniciaron en diciembre
de 2004 y el 9 de marzo del año siguiente López Obrador publicó en la Gaceta Oficial del
Distrito Federal el decreto de creación del organismo público
descentralizado encargado de operar el Metrobús. El 19 de junio de 2015
el entonces gobernante capitalino inauguró el primer tramo del sistema
(Indios Verdes-Doctor Gálvez) en el Corredor Insurgentes.
Por lo demás, en el periodo del tabasqueño el GDF modernizó el
sistema de verificación y lo separó del estado de México. Entre 2000 y
2006 los días
limpiospor año pasaron de 43 a 151 y la concentración máxima de ozono se redujo de 284 a 211 en promedio.
No es ésta la primera vez que el perredismo corriente busca salir de
su propio pantano arrojando sobre López Obrador culpas inverosímiles y
abracadabrantes. Ya a finales de 2014 pretendieron atribuirle la
responsabilidad por la atrocidad perpetrada en Iguala el 26 de
septiembre de aquel año en contra de los estudiantes normalistas de
Ayotzinapa, y en el sexenio pasado algunos integrantes de la cúpula de los chuchos habían buscado señalar como culpable de la imposición de Felipe Calderón al propio López Obrador. Genio y figura.
En esta ocasión la disparatada acusación de Evelyn Parra
refleja la desesperación de la dirigencia perredista ante su propio
coalpso político, acelerado por el de Miguel Ángel Mancera, quien en la
gestión de la crisis ambiental ha estado muy por debajo de lo que cabe
exigir al jefe de Gobierno de la ciudad. Ensimismado en la privatización
de todos los metros cuadrados que se pueda, y acorralado por el priísmo
al que pretendió servir aun a costa de traicionar a sus votantes,
Mancera da palos de ciego y exacerba la irritación de los chilangos, no
porque saque automóviles de la circulación, sino porque lo hace a tontas
y a locas, sin tener claro el sentido ni los impactos de sus propias
decisiones.
Un ejemplo: la descomposición adentro del PRD ha alcanzado tal grado
que su planilla para el Constituyente llegó chimuela al registro ante el
Instituto Nacional Electoral porque ese mismo día el dirigente
perredista capitalino, Raúl Flores,
bajóal aspirante Jhonatan Jardines, quien está implicado en una investigación por el homicidio de Christián Iván Sánchez Venancio, militante del sol azteca y activista de la diversidad sexual, ocurrido en julio de 2011. Algunos lavaderos políticos afirman que la exclusión no obedece a ningún afán esclarecedor y justiciero, sino a la pugna entre Jardines y el actual jefe delegacional en la Gustavo A. Madero, Víctor Hugo Lobo, un individuo de fama pública poco evidiable.
Añádase a ello la obsesión perredista por establecer alianzas
electorales con Acción Nacional, su supuesto antípoda ideológico, y se
tendrá un panorama de la clase de catástrofe a la que ha sido conducido
el que fuera el principal partido de las izquierdas en el país.
Hay aves que cruzan el calderonato y se manchan, y cruzan el peñato y
se siguen manchando, y su plumaje es de esos. Ahora, anclados en el
cieno, los perredistas no atinan más que a arrojar lodo, y las
acusaciones de Evelyn Parra son parte de esa práctica.
No tienen remedio.
Twitter: @Navegaciones
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