Pedro Echeverría V.
1. Nunca los trabajadores deben realizar una huelga o un paro
quedándose “sentadotes” en su campamento, sea escuchando música,
conversando, tejiendo, jugando cartas o durmiendo. Estos paros y huelgas
son los que expresan con mayor claridad la lucha de clases de los
trabajadores contra sus gobernantes, empresarios o patrones. Al
contrario –y los profesores de Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Chiapas,
Ciudad de México, lo saben por experiencia- deben estar en reunión
permanente, en análisis constante, en comisiones hacia otros centros de
trabajo y consiguiendo ayudas para abastecerse de agua, comida,
propaganda, dinero para moverse, etcétera. Ya los veo haciendo mítines
en la SEP de cada estado.
2. Un movimiento que no está activo es porque está derrotado,
agonizando o a punto de morir. Las mesas de coordinación deben controlar
y organizar comisiones, brigadas de información en todas las escuelas,
fábricas, mercados, plazas comerciales, llevando decenas de miles de
volantes así como botes sellados para que la gente deposite su
colaboración; además, de ser posible, equipo de sonido con micrófono
para explicar a la opinión pública los objetivos de nuestra lucha. Por
ello, por sus millares de activistas y los mítines en los mercados,
creció y se consolidó el movimiento estudiantil de 1968. Cuando los
medios tergiversaban todo, los estudiantes se habían adelantado con
volantes de su versión.
3. Hay que visitar fábricas y sindicatos sin importar a los perros de
las empresas y de los líderes espurios, aunque generalmente están
armados; por ello hay que tomarles la foto. Urge explicar al pueblo
sobre la justeza de nuestra lucha y el argumento que usan las
autoridades bien cebadas de la SEP, del gobierno y los partidos. No hay
que perder el tiempo en los campamentos; desde el primer día deben salir
cientos de comisiones con su “tambachi” de volantes, hacia los
principales centros de trabajo en los horarios de entrada, de comida y
de salida. A los pocos días comenzarán a visitarnos todos jodidos
después del trabajo, pero así pueden prender los apoyos o huelgas de
solidaridad.
4. Necesitamos explicar a todos los trabajadores el motivo de
nuestras luchas. Identificarnos con ellos como pertenecientes a la clase
explotada y sometida. Decirles porque nos hemos levantado de nuestras
comodidades como simples maestros de escuela que obedecen y soportan
órdenes para servir al pueblo y ayudarlo a despertad ante la brutal
explotación que sufren y el engaño de los medios de información. Hay que
preguntarles cómo están, como funciona su sindicato, como los tratan en
las fábricas, cuánto producen y el mercado en que distribuyen su
producción. Ellos deben saber mucho de nosotros y nosotros de ellos.
5. El gobierno y sus agentes: la SEP, la secretaría del Trabajo, los
medios de información podrán tirar diarrea por la boca, pero estarán
perdiendo la batalla porque los maestros están haciendo lo que les
corresponde: defenderse. No podrá el nefasto gobierno de Peña/Nuño
despedir a 450 mil profesores y mucho menos meterlos a la cárcel, pero
sí se verá obligado a devolver los puestos de cinco mil profesores,
sacar de la cárcel a los maestros de la CNTE y a discutir con educación y
respeto con la CNTE. Para ello necesitamos un Paro activo que entierre
la pasividad a pesar de las amenazas del peñanietismo y las risas de su
actriz de telenovelas.
6. Las amenazas mentirosas del gobierno contra los trabajadores y sus
paros o huelgas son interminables; quieren que olvidemos que
trabajadores somos todos los que producimos artículos pero también –como
los maestros- producimos y transmitimos conocimientos. Hay que
denunciar, con muchos elementos y pruebas, las maniobras de Peña Nieto,
de Aurelio Nuño, de Chuayffet y todos los secretarios de Educación y sus
respectivos mandatarios como Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, que se
dedicaron a prometer y nunca cumplieron. ¿No son acaso los culpables de
que México esté ocupando los últimos lugares del mundo en atención de
servicios educativos, de salud y asistencia social?
7. Con un paro activo, sin descanso, lograremos derrotar todos los
funestos argumentos de los gobiernos contra la educación pública,
gratuita, laica y popular. Desde 1982, cuando se impuso totalmente la
economía privatizadora, México está en el lodo, por no decir otra cosa.
Se han privatizado –en beneficio de los sectores más ricos- las tierras,
los cancos, los ferrocarriles, el petróleo, la electricidad, los medios
de información, etcétera. La educación que era pública en un 95 por
ciento hace 40 años hoy sólo puede hablarse de un 55 por ciento. La
educación es un negocio para los empresarios privados y gobernantes. Por
ello ¡Viva el Paro indefinido de los maestros! ¡Muera el mal gobierno
privatizador! (12/IV/16)
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