CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Miguel Ángel Osorio Chong, el truculento secretario de Gobernación y el más firme presidenciable priista, tiene una apuesta en 2016: Ganar perdiendo.
El plan es simple: Si el expriista Rafael Moreno Valle hace ganar en Puebla a Antonio Gali –su marioneta– y si en Veracruz se impone Miguel Ángel Yunes Linares, también expriista, al aspirante priista Héctor Yunes, su primo, no hay problema.
La aritmética es simple: Moreno Valle y Yunes son, como Osorio Chong, discípulos de Elba Esther Gordillo y aliados en 2018 no tanto contra la potencial candidata presidencial del PAN, Margarita Zavala, sino contra Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la izquierda.
Un dato fresco de esta connivencia de Osorio Chong con Yunes, por ejemplo, es la encuesta de Alejandro Moreno en el diario El Financiero, que da al expriista 8 puntos de ventaja frente a su primo Héctor Yunes, siendo que esa firma trabaja para Osorio Chong.
Y, en el caso de Puebla, la primera señal para perfilar la derrota del priismo es que el candidato no fue Enrique Doger, exrector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), sino la oscura senadora Blanca Alcalá, y el segundo dato fue nombrar presidente del PRI a Jorge Estefan Chidiac, concuño de Gali, el candidato panista.
En Veracruz, el gobernador Duarte ha hecho todo para hacer perder al priismo y el principal opositor a que sea removido del cargo ha sido Osorio Chong, quien le ha dicho a Enrique Peña Nieto que deponerlo sería catastrófico para el PRI, pero lo que no ha dicho el presidenciable es que con Yunes tiene el pacto de trabajar en su favor en 2018.
Ha sido Osorio Chong quien ha evitado que se difunda la riqueza de Yunes Linares, un político que, en 2007, cuando Felipe Calderón lo nombró director del ISSSTE, no tenía ni casa propia y hoy es uno de los hombres más ricos del Veracruz que aún gobierna el sátrapa Javier Duarte.
Mano derecha de priistas de la talla de Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo, operador clave de Felipe Calderón, Yunes Linares fue artífice clave de la impunidad en el Pemexgate, el mayor escándalo documentado de la corrupción priista en la cúspide del poder.
Yunes es de los que quieren que se olvide lo que pasó hace 13 años, el 11 de septiembre de 2003: Él, director jurídico del CEN del PRI y mano derecha de Elba Esther Gordillo, logró evitar el desafuero de Ricardo Aldana, tesorero del sindicato de Pemex, quien desvió mil 100 millones de pesos, 500 millones de los cuales fueron a la campaña de Francisco Labastida Ochoa, el priista que Vicente Fox venció.
A muchos se les olvida, pero los que votaron a favor de la impunidad en el Pemexgate de parte del PRI fueron Yunes, Osorio Chong, Moreno Valle y Manlio Fabio Beltrones, mientras que del lado del PAN, con Felipe Calderón como secretario de Energía, avaló el pacto con los priistas nada menos que Margarita Zavala…
Este elenco del 2003 que algunos llaman el PRIAN quisiera que se olvidara, como el 2006 y el 2012. Y no: Son expedientes abiertos en 2016 y, claro, en 2018…
Apuntes
Miguel Ángel Yunes rechazó que su hijo menor, Omar Yunes Márquez, formó un fideicomiso para esconder en paraísos fiscales parte de su fortuna. Proceso probó esta semana, bajo mi firma, que padre e hijo mienten. Nada bueno perfila el priista Héctor Yunes para Veracruz, pero más oscuro es el destino que plantea el converso Yunes Linares, contrapunto de la honestidad…
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