Por: Antonio Aranda /
9 abril, 2016
(09 de abril, 2016. RevoluciónTRESPUNTOCERO).- Frederik Obermaier,
uno de los periodistas pilares en la investigación Panamá Papers que
dejó al descubierto la existencia de sociedades de fachada en paraísos
fiscales a nombre de unos 140 políticos, deportistas y personalidades
del mundo del espectáculo declaró a la agencia de noticias alemana DPA,
“uno se siente raro cuando ve quiénes figuran en los datos: criminales,
mafiosos, jefes de Estado (…) Personalmente no tengo mucho miedo.
Vivimos en Alemania, en un entorno en el que uno se puede sentir seguro
como periodista. Más me preocupan los colegas que trabajan e investigan
en países en los que el estado de derecho no funciona muy bien. En esos
casos lo que está en peligro es su vida”.
La respuesta de Obermaier no podría ser más acertada, pero ¿qué
periodista en México podría afirmar algo así? Más aún ¿quién –además de
Javier Duarte- se atrevería a asegurar lo mismo en Veracruz?
Para confirmar lo anterior basta leer el nuevo libro del veterano reportero, Ricardo Ravelo Ejecuciones de Periodistas: los Expedientes (Grijalbo)
una obra que reconstruye, con base en los expedientes oficiales de las
investigaciones, los últimos días de nueve periodistas ejecutados o
desaparecidos en Veracruz entre los años 2010 y 2014.
Este libro reseña la trágica muerte de Gregorio Jiménez, Goyo,
quien ganaba veinte pesos por nota publicada, aun así, se fajó a
investigar la operación de los Zetas en la comunidad de Villa Allende,
Veracruz lo cual pagó con la vida.
Otra historia que demuestra lo peligroso que es reportear actualmente
en ese estado la protagoniza Gabriel Manuel Fonseca Hernández, CuCo, quien a los dieciocho años y con solo dos meses de trabajo cubriendo la fuente policiaca en el periódico El Mañanero desapareció sin dejar rastro alguno.
Un caso emblemático es la muerte de Regina Martínez, corresponsal de la revista Proceso
quien investigaba actos de corrupción de funcionarios de alto nivel
local cuando fue asesinada durante un presunto robo en su casa.
El texto además documenta el encuentro sostenido el 29 de abril del
2012 –un día después del asesinato de la reportera- entre el célebre
fundador de ese semanario Julio Scherer y el gobernador Javier Duarte
quien después de ofrecer explicaciones confusas terminó escuchando una
frase de Scherer que resume el sentir de muchos ciudadanos: “¡No les
creemos!”
En el resto de los casos, reseña Ricardo Ravelo, la hipótesis más
fuerte, sin que la autoridad federal la confirme, señala que los
comunicadores tenían algún tipo de vínculo con el crimen organizado,
concretamente con los Zetas, por ello al regresar el Cartel Jalisco
Nueva Generación (CJNG) a disputar la plaza de Veracruz los periodistas
fueron “barridos” como parte de la guerra que se desató entre estos dos
cárteles de la droga.
Posible venganza contra reporteros
No termina de convencerme eso de entrevistarnos entre periodistas
-considero que es algo así como jugar ajedrez solo-, pero me reúno con
el ex reportero de Proceso y actual director de la revista Variopinto para indagar más sobre el libro y otros temas actuales de Veracruz que el reportero conoce al derecho y al revés.
En la librería Rosario Castellanos, la más bella de todas las del
Fondo de Cultura Económica, me espera Ravelo, lleva todo el día
atendiendo entrevistas y esta es la última quizá por ellos sus primeras
palabras suenan cansadas pero conforme su mente hila la respuesta
recobra el entusiasmo.
Conociendo el axioma “en política no hay casualidades” preguntó al
periodista ¿por qué este libro sale a la luz pocas semanas antes de que
inicien las campañas electorales en Veracruz?
“La idea es trabajar una lista de asuntos que tiene que ver con todo
el país, este es un primer tomo de dos que se realizarán sobre
asesinatos de periodistas. En Veracruz en cuatro años y medio se dieron
17 casos de periodista asesinados o desaparecidos frente a este
escenario decidimos comenzar con esta entidad, aunque es cierto que en
el marco de la elección para gobernador el tema de la inseguridad y
crimen organizado será medular”.
Como sucede comúnmente en una entrevista una pregunta responde otra,
así, queda claro qué el secuestro y asesinato más reciente de un
comunicador en esa entidad, el de la reportera Anabel Flores, que
estremeció a la opinión pública por su brutalidad, se desmenuzará en la
segunda parte del libro.
El periodismo es un área que no está libre de la contaminación del
narcotráfico por interés económico o coacción de los grupos criminales.
El ejemplo más reciente (diciembre 2015) es el diario de la Ciudad de
México Unomásuno cuyo dueño Naim Libien Tella es señalado por la Oficina
para el Control de los Activos Extranjeros, adscrita al Departamento
del Tesoro de los Estados Unidos de tener vínculos con Los Cuinis, grupo
del narcotráfico ligado al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En este sentido ¿para qué le sirve un periodista local a un cártel como los Zetas?
“Algunos de los reporteros que murieron de forma más violenta,
descuartizados, podrían haber recibido dinero de los Zetas para que no
publicaran notas sobre los levantones, ejecuciones y extorsiones en las
comunidades; en otras ocasiones la línea era publicar que estas
actividades eran realizadas por los grupos contrarios y así
desprestigiarlos ante la opinión pública”.
A mediados de marzo pasado, usted levantó ámpula en el gremio
periodístico de Veracruz, durante una presentación de su libro afirmó
que existían “veinte reporteros de todo el estado que están cobrando
directamente de los Zetas, del Cártel de Jalisco Nueva Generación entre
otros grupos criminales” ¿qué probabilidades hay de que se produzcan más
asesinatos contra periodistas?
“Es un seguimiento que hace la (Secretaría de) Marina contra grupos
de periodistas de distintas zonas que tiene una relación dudosa con el
crimen organizado y con policías vinculados, si bien es la labor propia
del reportero cotejar información con sus fuentes se sabe que tiene
relaciones no sanas, se habla de una lista de veinte reporteros y hasta
donde me enteré el gobernador fue advertido y se podría tratar de
posibles casos de muerte si los grupos contrarios cobran venganza con la
gente que esté posicionada en el estado. Yo no tengo ni sé los nombres
de las personas en esa lista, pero existe”.
¿Cómo podrían darse estas venganzas? Por medio de la traición,
responde Ravelo de manera indirecta a través de su libro en el que
desmenuza la actuación de un personaje sádico y violento, Juan Carlos
Carranza el Ñaca, un ex policía local de Veracruz que trabajó primero
para los Zetas y después para el CJNG, quien al conocer la estructura de
los Zetas descobijó la red de comunicadores a su favor que
supuestamente formaban algunos de los reporteros asesinados.
Periodistas sin protección
Pero más allá de los hechos de violencia que se narran con maestría en Ejecuciones de Periodistas: los Expedientes, el objetivo de la obra, explica
Ravelo, es aproximar al lector a un escenario de la realidad que
envolvió a cada caso y empujar a la autoridad federal para que asuma una
postura pública. En algunos casos son ya seis años que los expedientes
están en poder de la PGR y no existe una conclusión oficial lo cual,
afirma el autor “contribuye a mantener un ambiente de impunidad y
olvido”.
“No existen mecanismos de protección a periodistas ni por parte del
Estado ni de los medios de comunicación. Hay políticas para atender los
casos de los periodistas agredidos, desaparecidos, asesinados, pero con
los resultados que ya conocemos: ¡cero, no hay resultados!
Por otro lado tampoco hay mecanismos de seguridad por parte de los
medios de comunicación, ni los medios más críticos tienen mecanismos
para proteger a sus periodistas. No saben qué hacer frente a un
escenario de riesgo; la sugerencia de los directores y jefes de
información es: ¡tú mídele! Lo dejan a consideración del reportero. En Proceso
por ejemplo, cuando iba a tratar temas delicados solo me decían:
cuídate, llévatela tranquila. Es decir, el medio no toma una posición
ante nada”.
Elección en Veracruz
Hace menos de una semana iniciaron las campañas electores en Veracruz
para elegir gobernador, presidentes municipales y diputados locales.
Para la gubernatura van siete aspirantes, pero hay uno en particular que
llama la atención de Ricardo Ravelo: Miguel Ángel Yunes Linares,
candidato de la coalición PAN-PRD.
“Como candidatos son unos, ya en el poder son otros. En el caso de
Miguel Ángel Yunes ya ‘mostró el cobre’ siendo secretario de gobierno
con Patricio Chirinos (1992-1998) durante ese periodo Veracruz fue un
estado violentado por secuestros, asesinatos y represión. Este es un
personaje que me parece de riesgo, de riesgo de llegar al poder, se
muestran muchos indicios de venganza contra sus adversarios políticos”.
Para el periodista, conocedor de los entramados políticos de esa
entidad gracias a sus casi treinta años de reportear por ese estado y
todo México, la candidatura de Yunes Linares gana terreno a pesar de sus
antecedentes políticos y señalamientos de corrupción.
“Independientemente de quién gane lo que se impone como primer tema
del nuevo gobierno es la seguridad, no solo de los periodistas sino de
toda la sociedad veracruzana. Actualmente los narcotraficantes ya no se
conforman con financiar al poder político para su beneficio, hoy en día
buscan convertirse en el poder, ser presidentes municipales, lo más
preocupante es que llegan al poder con mentalidad de criminales”.
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