(16
de agosto, 2016. Revolución TRESPUNTOCERO).- “La reforma energética
aprobada en 2013, no es la que le convenía a México, no es la que
necesitaba el sector energético; es una reforma que nos impusieron, que
no favorece al desarrollo nacional, por más que el gobierno la llene con
palabras como: ‘sustentable, de fortalecimiento de Pemex, de rescate a
Pemex’, eso no es cierto. Es una reforma desde el Estado, contra el
Estado”, sostuvo Víctor Rodríguez Padilla, catedrático de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), analista político y energético.
El académico consideró que la
energética, vista desde cualquier ángulo, es una reforma antipatriótica,
porque renuncia a uno de los principios fundamentales del México
moderno, que es la idea de que el petróleo es de los mexicanos y para
los mexicanos, pues tuvo como objetivo acabar con el nacionalismo;
abolir el vínculo entre petróleo y nación, soberanía y emancipación,
para erradicar del sentimiento de la nación hacia la riqueza
incomparable e impulsa la idea de que el petróleo es como cualquier
mercancía y no estratégico.
“La reforma está basada en la premisa
del libre acceso a los recursos naturales que en el petróleo significa
que los extraiga el que pueda, que se lo lleve el que quiera, que lo
aproveche cualquiera, nacional o extranjero, poco importa, porque el
desarrollo vendrá por sí mismo. Pero esa premisa deriva de una más
general que es que los recursos naturales son de la humanidad, no de los
países, postulado que impulsan los centros de pensamiento del
capitalismo mundial. Es la esencia del extractivismo y esta reforma es
fundamentalmente extractivista”, sostuvo Rodríguez Padilla.
El también autor del libro “Reforma
energética en México: minimizar al Estado para maximizar los negocios
privados”, agregó que el gobierno de Peña Nieto mintió sistemáticamente
en todas y cada una de sus hipótesis y propuestas para impulsar la
reforma con la que habían prometido que se reduciría el precio de la
energía eléctrica, del gas, y el alto al incremento mensual de las
gasolinas, conocido popularmente como “gasolinazo”.
Apuntó que además de analizar el tema,
su análisis es parte del proyecto que se impulsa desde la izquierda,
para reformular el sector energético en beneficio de los mexicanos, pues
la que se encuentra vigente, carece de un proyecto nacional
independiente y se inscribe en un modelo de desarrollo subordinado y
dependiente de Estados Unidos de Norteamérica, lo que implica que la
seguridad energética de nuestro país, dependa de la de su vecino del
norte.
Rodríguez Padilla explicó, al presentar su obra y en posterior diálogo con Revolución TRESPUNTOCERO,
que la normatividad internacional consiste en dejar el aprovechamiento
de los recursos naturales en manos privadas, competir contra otros
países por atraer inversión extranjera –lo que implica haber renunciado a
construir su propia senda de desarrollo en materia petrolera- alienta
la pérdida de identidad e ideas propias, al afirmar que las empresas
proveerán de todo lo que se necesite –incluyendo tecnología y
experiencia- por lo que no vale la pena gastar en desarrollo e
investigación.
“Gobernante y legislador modificaron el
marco jurídico bajo la consigna: más mercado y menos Estado. La reforma
transforma y reduce el papel del Estado, le quitó prerrogativas,
decisiones, atribuciones y facultades; índice el desvanecimiento del
Estado empresario e impulsa al Estado regulador. La inversión pública se
transforma en lo inmediato en complementaria y a largo plazo, en
marginal”, criticó el analista.
Recordó que, aunque el argumento central
de la reforma fue que salvaría a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la
Comisión Federal de Electricidad (CFE), ha sucedido exactamente lo
contrario pues hasta ahora, se ha reducido el tamaño de la primera al
quitarle la red de gasoductos, contratos de suministro y limitar su
participación en el mercado de gas y petrolíferos y a la segunda, le
quitaron clientes y el Centro Nacional de Energía.
El académico informó que en siguientes
entregas, su trabajo se centrará en analizar “el despojo de los recursos
petroleros”, a través del estudio de la Ronda Cero y la Ronda Uno y
posteriormente, publicará un balance general de la política energética
de administraciones pasadas, como la de Peña Nieto.
“Será el balance del neoliberalismo
aplicado al sector energético para decir: vean las consecuencias, a esto
nos han llegado, pero de ahí, saltar a la propuesta de la izquierda, de
una izquierda unificada alrededor de un proyecto energético, de cara al
2018”, dijo.
Conflictos próximos
En tanto, Jorge Eduardo Navarrete,
economista por la UNAM y diplomático, declaró que la reforma energética
de Peña Nieto es más cercana a la normatividad que rige el mercado en
Nigeria, que entre países con mejores condiciones socioeconómicas.
Agregó que la reforma energética que
México requiere –basada en una política para el desarrollo- tendría que
fortalecer y no debilitar o acotar la función del Estado en la
conducción del sector y abandonaría el sesgo exportador de la extracción
de hidrocarburos, dedicándolos a garantizar la seguridad energética de
la nación y a satisfacer las demandas nacionales de petrolíferos y
petroquímicos.
“De estos principios se desprendería
otro modelo de organización y operación de la industria petrolera y del
resto del sector de energía. Esa es la tarea que se tiene por delante”,
afirmó.
En tanto, Flavio Ruiz, consejero
independiente de Pemex, advirtió que se vislumbran crecientes conflictos
entre empresas petroleras con comunidades agrarias, porque “parte de la
reforma establece a las actividades de exploración, producción y
distribución, como prioritarias, de orden público e interés social,
entonces, están por encima de todas las demás actividades, lo que sin
duda será fuente de conflicto, sobre todo en el sur del país”.
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