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Unas 20.000 niñas contraen matrimonio antes de los 18 años todos los
días en distintas partes del mundo porque las autoridades de muchos
países todavía no garantizan las medidas legales para su adecuada
protección, denuncia un nuevo estudio.
Preocupados por la falta de avances, Save the Children y el Banco
Mundial se unieron para investigar las leyes contra el matrimonio precoz
de distintos países y se encontraron con una situación nefasta.
Aun en los países que restringen la práctica, casi ocho millones de
niñas se casan de forma ilegal antes de los 18 años cada año, lo que
eleva a 60 por ciento la proporción de menores que contraen matrimonio.
“Es un asunto tan importante para las niñas en todo el mundo, pero
también para su futura familia y para la salud de sus hijos”, observó la
presidenta y directora general de Save the Children, Carolyn Miles, en
diálogo con IPS.
El matrimonio suele tener consecuencias irreversibles para las novias
menores de edad, quienes corren el riesgo de padecer problemas de
salud, ser pobres y abandonar la escuela.
De hecho, la falta de acceso a la educación parece ser tanto la causa como la consecuencia del matrimonio infantil.
Hay 32 millones de niñas escolarizadas en primaria en el mundo y 29
millones de las que están en edad de cursar los primeros años de
secundaria están fuera del sistema, y ellas son las que tienen más
probabilidades de contraer matrimonio, puntualizó Miles.
“Para las niñas, estar en la escuela es realmente un mecanismo de protección”, apuntó.
Las niñas que se casan suelen verse obligadas a abandonar la escuela y
para muchas se hace difícil regresar por la presión social, las
responsabilidades domésticas e, incluso, las políticas gubernamentales.
En Tanzania, las escuelas pueden expulsar o excluir estudiantes que se casaron o quedaron embarazadas.
Al socavar sus derechos básicos a la educación se limitan las
oportunidades vitales de las niñas, creando un efecto dominó que impacta
en el bienestar de las sociedades.
Algunas naciones lograron avances en la limitación del matrimonio
precoz, como México, Nepal y Zimbabwe, ya sea aumentando la edad mínima
para contraer matrimonio o eliminando excepciones a la práctica.
Pero muchos países todavía permiten que las niñas se casen antes de
los 18 con el consentimiento de sus padres o de la justicia, mientras en
otros se mantiene una edad más baja para que se casen las menores.
Bangladesh, por ejemplo, aprobó hace poco una ley para que las niñas
menores de 18 se casen en ciertos “casos especiales”, lo que hace
retroceder los avances para poner fin a esa práctica.
Las historias sobre matrimonio infantil suelen asociarse a los
estados del Sur, pero países como Estados Unidos también son
responsables de tener esa práctica.
En los 50 estados del gigante norteamericano, el matrimonio antes de
los 18 años sigue siendo legal, pues algunos carecen de una edad mínima
para casarse y otros permiten excepciones como el consentimiento
parental o judicial.
En los últimos tiempos, Nuevo Hampshire rechazó un proyecto de ley
para aumentar la edad mínima de 13 a 18 años, mientras que Nueva Jersey
vetó la iniciativa para prohibir que se casen menores de 18.
En lo que respecta a las excepciones parentales y judiciales, Save
the Children y el Banco Mundial concluyeron que cerca de 100 millones de
niñas no están bien protegidas contra el matrimonio precoz.
Las organizaciones también concluyeron que las dos terceras partes
del matrimonio infantil ocurren en países donde la práctica está
prohibida, lo que revela las dificultades para hacer cumplir la
prohibición.
Bangladesh impuso la edad mínima para casarse de 18 años, sin
embargo, tiene una de las mayores proporciones de matrimonio precoz del
mundo con 65 por ciento de niñas casadas antes de esa edad.
En África central y occidental ocurren 1,7 millones de casamientos de
menores de edad al año, también una de las mayores proporciones del
mundo.
Las reformas legales no bastan para poner fin al matrimonio infantil, subrayó Miles.
“Se trata de cambiar costumbres o creencias locales respecto de que está bien que una niña contraiga matrimonio”, explicó a IPS.
“Sí, necesitamos leyes y sí, necesitamos leyes que no se puedan
eludir, pero también necesitamos cambiar mentalidades y esas son
cuestiones subyacentes”, precisó.
El estudio también subraya la necesidad de que los países adopten
intervenciones claras para demorar el matrimonio y aumentar los fondos
destinados a ayudar que las niñas más pobres y marginadas reciban por
ejemplo educación de calidad, segura, accesible y asequible.
También se necesitan esfuerzos para atender la discriminación y las
normas sociales que impiden que las niñas vayan a la escuela y limitan
sus oportunidades de futuro.
“Invertir en esas intervenciones, documentar sus consecuencias e
implementar una amplia gama de políticas de transformación de género
serán clave para garantizar un futuro mejor, tanto para las niñas como
para los países”, concluye el documento.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible reconocen que es una práctica
contraproducente y contemplan la eliminación del matrimonio precoz para
2030.
El informe se publicó antes de la reunión de alto nivel para Terminar
con el Matrimonio Infantil, que se espera sea un punto de inflexión
para avanzar hacia la eliminación de esta práctica en el continente
africano.
Traducido por Verónica Firme
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