Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Una fuente fuera de toda sospecha de confrontación política e ideológica con el gobierno de Enrique Peña Nieto, como es el Banco Mundial, reveló por medio de un informe que el monto de los recursos presupuestales destinados a la compra de armamento en el extranjero creció 2.5 veces (246.4 por ciento), descontado el efecto de la inflación, en comparación con 2010, el antepenúltimo año del gobierno de Felipe Calderón.
Como todavía se recuerda, fue el esposo de Margarita Zavala el señor que por tomar las riendas del país en medio de una impugnación sin precedente, se vio precisado a declarar la “guerra al narcotráfico” como la vía para legitimarse en Los Pinos, intentar una respuesta a la exigencia de seguridad pública y satisfacer compromisos adquiridos con George W. Bush, el invasor de Afganistán e Iraq, por el muy temprano reconocimiento que le brindó al mexicano de Michoacán, incluso antes que el Instituto Federal Electoral.
Y justo bajo ese sello de sangre, dolor y muerte durante el sexenio pasado, el actual comenzó con el compromiso reiterado hasta la saciedad, de revisar a fondo la estrategia militarista de Calderón Hinojosa, acompañada de grandes negocios para sus amigos, como Genaro García Luna, y hombres y mujeres de la plutocracia (Televisa, Walmart, Coppel…) que lo encumbraron.
Pero a la vuelta del tiempo sólo alcanzó para establecer la ventanilla única en la Secretaría de Gobernación para la invasión de agentes estadunidenses de todas las agencias de seguridad, atemperar la publicidad oficial guerrerista, mayor coordinación del gobierno federal y más trabajo de inteligencia.
A 13.5 meses de que Peña Nieto concluya su mandato –ganado también con millones de votos comprados a los electores más pobres–, los números de la tragedia llamada inseguridad pública, arrojan saldos que en los rubros básicos como homicidios dolosos superan a los heredados de Calderón. Es decir, un fracaso en toda la línea, cuando los primeros tres años fueron de éxitos relativos.
No otra cosa indican los datos y el juicio del Banco Mundial, mientras la tendencia en América Latina y el Caribe es a la baja en la compra de armamento extranjero, el gobierno mexicano en 2016 gastó 991 millones de dólares. Esto significa que de cada 10 dólares invertidos en armas extranjeras en la región, cuatro son de México. Cierto es que la adquisición de 2016 es menor en 38.6 por ciento, también en términos reales, a la de 2010.
Por si no fuera suficiente, el personal de las fuerzas armadas llegó el último año a 336 mil, lo que representa un incremento de 61.7 por ciento en comparación con 2000, cuando fue de 207 mil 800 efectivos, de acuerdo con datos del BM. Mas Luis Videgaray y el presidente Peña dan “lecciones” sobre democracia y derechos humanos al gobierno de Venezuela, mientras se hacen de la vista gorda en Argentina, Brasil, Colombia e Israel.
El gasto militar mexicano comprende toda la operación, salarios y armamento de las fuerzas armadas y es superior a los recursos públicos que el país destina para ciencia, tecnología e innovación. Y por supuesto que no incluye las compras realizadas en el mercado negro por los corporativos criminales y sus socios de cuello blanco. Tampoco es para ignorarse que un combate más eficaz obliga al Ejército y la Marina a proveerse de mejor armamento ante el equipamiento creciente y moderno de aquéllos, mas parece no ser el caso. Salvo que la regateada información gubernamental demuestre lo contrario.
Acuse de recibo
Heriberto Lugo en SDP Noticias: “Por supuesto que (Enrique) Ochoa está de fiesta, con el PAN hecho trizas, sólo le queda ver cómo capitalizar las fisuras, pequeñas pero ahí están, de Morena. Yo en lo personal creo que la pelea por 2018 va a ser, como lo fue en el estado de México, Peña vs AMLO. De pronóstico reservado” (“Unidos y fuertes”, los del tricolor, 13-X)… Abunda Leonardo Delgado en SDPN sobre Ernesto Guevara de la Serna (9-X-): “Los ideales de El Che no estuvieron sólo relacionados a cuestiones político-económicas, sus ideales se fundamentaban en valores humanistas universales, en este sentido, él se refería al derrocamiento de un sistema capitalista, oponiendo para ello un sistema socialista, que en sus tiempos este sistema era la antítesis al status quo imperialista. Quizá ese socialismo fracasó per se, quizá fue borrado por los grandes intereses, pero sea lo que sea, los grandes luchadores como El Che nos dejaron una gran herencia, la lucha por nuestro derechos, (…) por colocar al ser humano antes que al valor económico, (…) por la vida ante cualquier codicia, injusticia y mezquindad. Tengamos siempre presente a esos grandes luchadores como él”… Presentación del libro El gran incendio. La rebelión de Tehuantepec, de Héctor Díaz-Polanco, el 16 de octubre, en Casa Lamm, (Álvaro Obregón 99, Roma Norte), a las 19 horas. En Forum: La cuestión petrolera, asunto de seguridad nacional (Guillermo Buendía). Enlaces:
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