Pedro Echeverría V.
1. He conocido bien a todos los presidentes y parte de sus gabinetes, por lo menos desde 1960; los he observado en decenas de discursos y en los diferentes gestos que realizan cuando se reúnen en salones con banqueros y cuando hablan en la plaza pública. Todos, como políticos hábiles, han consumido sus seis años derrochando risas, simpatías en todos en auditorios y plazas; todos concluyen los actos halagando al presidente por promesas o compromisos hechos.
2. Para apuntalar el “cariño del pueblo” hacia el gobierno en turno, siempre han estado puntuales los medios de información (prensa, radio, TV, y sus mil comentaristas) –de una u otra empresa- permanentemente subsidiados. No ha habido presidente que no le hagan vallas por saludarlo y abrazarlo, quizá por ello los han considerado “papá gobierno”, aunque al terminar su sexenio sean repudiados por haber sido mentirosos, ladrones y asesinos. Los cinco expresidentes en vida del PRI y el PAN son odiados.
3. ¿Por qué los odian tanto? Porque en sus seis años –a pesar de discursos y declaraciones de ser “pueblo”- al final no logran ninguna disminución de la pobreza, de la miseria, del desempleo, porque los salarios siguen siendo de hambre. Los presidentes hablan mucho de “mejoramiento de la salud, la educación y el bienestar”, pero siempre, los únicos beneficiados han sido los ricos, los que acumulan más capitales con sus negocios capitalistas y mediante la intensa explotación de los trabajadores.
4. Parece que en menos de dos años –al concluir el gobierno de AMLO- ya habrá seis expresidentes con la misma calificación y una sucesora que será más de lo mismo; así, hasta la eternidad, en tanto la tierra no sea barrida por fenómenos naturales. Hace 20 años, aún con esperanzas, todavía agitaba y pensaba en levantamientos revolucionarios en los campos, las fábricas, las escuelas las calles, que destruyeran el sistema de explotación capitalista para luego construir un sistema igualitario; hoy soy pesimista esperanzado.
5. ¿O es, como dicen las derechas de Vargas Llosa y Vox, que el mundo ha cambiado porque no existe pobreza, menos miseria y por ello los objetivos han mutado porque el mundo está a punto de gritar su felicidad? Aunque hoy lo trabajadores del campo son menos numerosos a los de las ciudades, sin embargo, más de la mitad de los pobladores de las grandes urbes viven con poca alimentación, con escaso dinero para transporte, cuotas en servicios de salud y educación. Mucha miseria se ha disfrazado en las ciudades; pero así aguantan los citadinos sin protestar. (24/X/22)
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