8/26/2010

Nelson Mandela y Miriam Makeba

Tiempo de Blues
Raúl de la Rosa

Primera llamada

El pasado 18 de julio Nelson Mandela cumplió 92 años, de los cuales 27 los vivió tras las rejas. En un acuerdo sin precedente la ONU declaró ese día como el Día Internacional de Nelson Mandela, fecha dedicada por primera a una sola persona. Pocos políticos contemporáneos tienen el cariño y el respeto de millones de seres humanos, no sólo en su natal Sudáfrica, sino en gran parte del mundo: su vida es ejemplo de lucha y honestidad. Ha sido calificado como el político perfecto.

Sentenciado a cadena perpetua en 1963, calificado como terrorista, el Madiba Nelson Mandela trabajó en las minas de cal. En 1990, el entonces presidente de Sudáfrica, Frederik de Klerk, obligado por las presiones internas, lo liberó, y en 1992 ambos recibieron el Premio Nobel de la Paz.

Como siempre hay entretelones poco conocidos. Otros protagonistas de lucha contra la segregación racial quedaron entre las sombras, casi olvidados, pues los reflectores se centraron en Mandela, pero al lado de él actuaron muchos y miles murieron en la batalla. Sudáfrica es un auténtico patchwork, una cobija bordada durante siglos por diferentes manos, pero nunca con el mismo motivo. Once son las lenguas oficiales, una pequeña Babel, donde los cantos y ritmos a veces no concuerdan.

Región que arrastra las secuelas del colonialismo europeo, al igual que todo el continente africano, está surcada por infinitas historias y es cuna de la humanidad (ahí se encuentra uno de los yacimientos antropológicos más antiguos de África).

Hace más de dos mil años pueblos bantúes comenzaron una gran migración hacia el sur, misma que no cesó, incluso, hasta la llegada de los primeros exploradores europeos en el siglo XV y culmina con la formación del Reino Zulú.

El valor estratégico del Cabo de Nueva Esperanza, descubierto para Europa por el navegante portugués Bartolomé Díaz en 1488, fue muy codiciado por los europeos desde el siglo XV, pues de ahí partían aprovisionadas las naves que iban a negociar en nombre de la Compañía de las Indias Orientales.

Sin embargo, existe la otra historia (poco conocida), la de los pueblos koishan y bantúes, de estos surge un gran genio militar llamado Chaka (1787-1828), quien reinó sólo 10 años, pero logró fundar un imperio que hoy día es considerado símbolo de la grandeza zulú. Desde el siglo XIX las alternancias en el poder se van dando entre la corona de Inglaterra y los afrikáners que terminan en favor de los británicos con miles de muertos por los dos lados.

En 1948 los nacionalistas llegan al poder y crean los bantustanes, que no eran otra cosa que reservas territoriales para los negros y paralelamente se instauran las leyes que los excluyen de toda posibilidad de desarrollo. Este sistema era el apartheid, que todo segregaba: escuelas, hospitales... Les era prohibido ejercer el voto, para caminar por las ciudades necesitaban un pase especial, las huelgas eran ilegales y así había un larguísimo etcétera.

Foto
Miriam Makeba en la portada del disco Pata Pata, de 1967

Contra esa segregación lucharon innumerables actores. Los más de 200 mil jovencitos del barrio de Soweto marcharon en 1976 en protesta contra el decreto que obligaba a que las clases se impartieran en afrikáner, idioma que no hablaban. La respuesta fue brutal, pues fueron asesinados más de 500 estudiantes. En 1977, Steve Biko fundador del movimiento Conciencia Negra murió mientras permanecía bajo custodia policial.

Pocos recuerdan a una de las más importantes luchadoras contra el apartheid: Miriam Makeba (1932-2008). Nacida en Johannesburgo, fundó su banda The Skylarks, que mezclaba jazz con música tradicional sudafricana. Debido a su activismo comprometido vivió su exilio en Venecia, Londres y, finalmente, con ayuda de Harry Belafonte llegó a Estados Unidos.

La cantante, conocida también como Mama África, contrajo matrimonio con Stokely Carmichael (1941-1998), líder de los Panteras Negras y fundador del Black Power. La pareja fue puesta en la lista negra del gobierno de Estados Unidos, que obligó a la RCA a rescindir su contrato y cancelar sus conciertos, y ambos emigraron a Guinea.

Paul Simon la incluye en el exitoso disco Graceland, junto a Ladysmith Black Mambazo, cuyas ventas superaron 15 millones de copias, ganaron varios Grammys incluido el del Álbum del Año 1987. Tras 30 años de exilio regresó a su país y ofreció su primer concierto y en 97 se presentó en el Madison Square Garden, de Nueva York, con Harry Belafonte.

En 1972 participó en el Festival de la Canción de Viña del Mar en Chile y el público la abucheó por el apoyo que Miriam dio al gobierno de Salvador Allende. Su máxima popularidad la obtuvo con el tema Pata Pata, cantada en todo el mundo. Tras la excarcelación de Mandela regresó a su natal Sudáfrica y cantó en un concierto masivo ante su pueblo.

Miriam ganó varios premios a lo largo de su carrera. En 2008 falleció en Italia durante un concierto contra el racismo y la mafia. Recordamos ahora la canción de Hugh Masekela, Soweto Blues, como uno de tantos cantos creados por esa inmensa mayoría negra que vive aún en la pobreza en el país con mayor múmero de infectados de sida en el mundo.

Es cierto que el 4 de febrero de 1997 entró en vigor la Constitución definitiva de Sudáfrica, en la que, después de 345 años, todos los ciudadanos sudafricanos viven bajo las mismas leyes, pero no con las mismas oportunidades.

La guerra civil flota en Sudáfrica debido a las posturas de extrema derecha de grupos como la AWB, fundamentalistas peligrosos que pueden acabar con ese proceso doloroso hacia la democracia. La esperanza está en los jóvenes de todas las etnias que componen ese arcoiris maravilloso conocido como Sudáfrica.

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