Acusada del delito de “homicidio en razón de parentesco”
Por Anayeli García Martínez
México, D.F. 27 ago 10 (CIMAC).- La justicia en Guanajuato tardó tres años en comprobar la inocencia de Alma Yareli Salazar Saldaña por el presunto delito de “homicidio en razón de parentesco”, y a dos meses y medio de vivir en libertad, asegura que “me falta recuperar a mi familia, recuperar a mis hijos”.
Salazar Saldaña, es una de siete mujeres que, al igual que otras seis que permanecen en prisión, tuvieron un aborto espontáneo y fueron acusadas del delito de “homicidio en razón de parentesco” en esa entidad.
En entrevista con Cimacnoticias al finalizar la marcha convocada por jóvenes en Guanajuato el miércoles pasado, relató su experiencia de haber pasado tres años en prisión y qué es lo que sigue luego de que Miguel Valadez Reyes, magistrado de la Décima Sala Penal Unitaria del Supremo Tribunal de Justicia del estado de Guanajuato, revocó la condena de 27 años y seis meses que debía purgar por un delito que no cometió.
La revocación de la condena se logró luego de la presión ejercida por las organizaciones civiles y porque no se acreditó la autoría criminal de dicho delito.
“Es algo difícil estar encerrada siendo inocente, te privan de tu libertad, cuando sales te das cuenta de que si no se hubiera comprobado tu inocencia aún estarías encerrada”, dice la joven originaria de San Miguel de Allende, madre de tres hijos uno de nueve años, otra de seis y una más de un año y tres meses.
VÍCTIMA DE DISCRIMINACIÓN
Su último embarazo lo vivió en la cárcel y aún así la discriminación contra ella no paró: “para todo tienes que pedir permiso. Si estás embarazada dentro del Cereso es lo mismo, no recibes atención médica oportuna, siempre es 'te tienes que esperar, vamos a sacar nueva fecha para el médico', y no puedes exigir nada, también son irregularidades que hay en el Cereso”.
Convencida de que se violaron sus derechos, afirmó que ni las custodias ni el director del Penal deben criticar a las mujeres, “no les corresponde criticarte, pero lo hacían. Graciela, una custodia, nos decía 'van a pasar tantos años aquí, tus hijos ya no te van a reconocer', y no le corresponde”.
Cuando las personas que trabajan por nuestros derechos nos visitaban una vigilante se mantenía muy cerca y después me decían “porqué hablaste, sabes que eso es perjudicial para ti, te pueden trasladar', entonces te reprimen”.
Insistió en que los derechos humanos no se respetan en la cárcel pues el director nunca les informó sobre sus derechos y obligaciones “jamás se tomó la molestia de darnos a conocer eso”.
LA LUCHA POR SUS DERECHOS
Alma Yareli tiene 26 años de edad y hace tres se embarazó. A los tres meses de gestación, un día en el baño se desmayó y cuando despertó vio el producto muerto, se asustó, y lo único que pudo hacer fue ponerlo en una bolsa y dejarlo en la calle, ahora reconoce que “ese fue su error”.
Tres días después encontraron la bolsa y la Procuraduría de Justicia del estado inició una investigación y fue acusada de “homicidio en razón de parentesco”.
Ahora que esta libre luchará por recuperar a sus hijos, quienes no la reconocen porque estuvo lejos de ellos tres años, ellos no saben la razón por la cual estuvo en prisión pero espera que poco a poco entiendan, en especial la niña que dejó de ver cuando tenía tres meses de nacida.
Convencida de que su lucha no terminó con su liberación, afirmó que ahora luchará para exigir la libertad inmediata de las mujeres que -dice- son “inocentes igual que yo”. Es así que se unió al centro de derechos humanos “Las Libres”, la organización que la ayudó a demostrar su inocencia.
Esta semana ha tenido contacto con tres de las mujeres que aún están en la cárcel, “estaban desesperadas porque ellas ya quieren salir, quieren su libertad inmediata, están tristes pero tienen la esperanza de recuperar la libertad moral que también les fue robada cuando entraron en prisión.
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