Para miles de madres mexicanas, el regreso a clases suele ser caótico y demandante. Entre la responsabilidad que ha sido delegada a las mujeres y los estereotipos persistentes, ellas cargan una mochila de estrés que no se vacía e incluso se vuelve más pesada debido a los estándares que el patriarcado ha instaurado.
Para Erika Torreblanca, madre de una niña y un niño de siete y ocho años respectivamente, este inicio de ciclo escolar ha representando aún más estrés: el fin de las medidas sanitarias por el COVID-19 ocasionaron que toda la carga para las madres volviera de golpe.
En lo que refiere a los gastos, la también emprendedora asegura que tuvo que desembolsar hasta seis veces más del dinero que utilizó el ciclo escolar pasado. Erika es una de las más de 11 millones de jefas de familia que hay en México, ya que aunque su ex esposo entrega una pensión alimenticia, ella es quien se encuentra al frente de su hogar, lo que implica el estrés de comprar uniformes nuevos, forrar útiles y poner márgenes a los cuadernos.
Erika hace stand up, trabaja en una escuela secundaria y además comparte un negocio de útiles escolares con una amiga. Su hija e hijo ingresaron a primero y segundo año de primaria; por ello, desde su trinchera puede constatar que el regreso a clases ha sido embrollado para más de una mujer.
“Desgraciadamente, para las mujeres es mucho más caótico y mucho más demandante porque, a pesar de que estemos en pareja o no, siempre se nos atribuye este rol del regreso a clases. Las mamás somos –según la el imaginario popular– las que lloramos o las que nos ponemos contentas porque los hijos regresan a clases; las mamás somos las que nos peleamos, las que jalamos el cabello a las hijas para peinarlas, las que les tomamos fotos y las subimos a redes. No existe en en esta representación social una figura del padre en lo participativo”, relata Erika Torreblanca a Cimacnoticias.
“No quiero ser una superwoman”
Cimacnoticias: ¿Cómo le hace una madre mexicana cuando es abandonada por instituciones que han eliminado guarderías y no contribuyen en la conformación de un Sistema Nacional de Cuidados?
Erika Torreblanca: Con mucha ayuda, mucha ayuda de mi tribu, o sea, mi mamá, mi papá son tremendamente colaborativos conmigo. El papá de mis hijos también los cuida. Y a la niña y al niño los educo diciéndoles que somos un equipo de tres y que los tres tenemos que trabajar. Aun con eso, se necesitan guarderías y no solamente para las mamás solteras o las mamás divorciadas, las necesita la familia completa.
A pesar de contar con esta “tribu” que se configura en torno al cuidado de las infancias, para las madres esta labor sigue siendo particularmente complicada, pues les ha sido impuesta. Esto implica que su salud física y mental puede quedar en segundo plano en el intento por cumplir con los estándares que la sociedad patriarcal les dicta.
“Por eso yo siempre he dicho: yo no quiero ser una superwoman (supermujer)” afirma Erika. La trabajadora también asevera que todo el mundo juzga a las mujeres con hijas e hijos, al grado de llamarlas “madres desnaturalizadas”.
Consejos de una “madre desnaturalizada” para el regreso
La maternidad, la crianza y el regreso a clases en sí ya son complicados. Entonces, “¿por qué seguirnos juzgando unas a otras?”, se preguntó un día Erika. Fue así como surgió el proyecto “Madres desnaturalizadas”, una página en Facebook que comparte historias de maternidades reales para romper con los esquemas machistas sobre el tema.
Junto a su amiga Angélica Reyes, Erika fundó esta iniciativa para dejar de romantizar la maternidad, crear redes y mostrar a otras mujeres que no deben ser una superwoman.
Mamás emprendedoras, madres activistas, mamás escritoras y salud mental: estos son algunos de los temas que aborda el proyecto de las “Madres desnaturalizadas”. Y en el contexto del regreso a clases, te dejamos algunos tips que Erika nos comparte para enfrentar esta etapa.
1. La cooperativa de la escuela es tu aliada, no tu enemiga.
Utiliza los recursos a tu alcance: “Si hay la manera, busca la forma de que pagues un lunch diario porque es una forma sencilla y a veces hasta más barata que si tú lo haces en casa. Te ahorras un montón de tiempo, gas y esos 15 minutos que te hacen enojar porque no pudiste dormir de más”.
2. Comer sano es mucho más barato
Opta por alternativas económicas y saludables: “Te vas a ahorrar un montón de dinero porque una manzana cuesta mucho menos que un chocolate y que una consulta del pediatra”.
3. Recicla
Tus hijas e hijos no necesitan que todos sus útiles sean nuevos: “Mándalos con los colores del año pasado, sácales punta y dales una limpiadita, los puedes volver a usar perfectamente, no pasa nada”.
4. No mandes a bordar los uniformes
Al marcarlos con el grado escolar, se evita que puedan reutilizarse en el siguiente ciclo: “Hay cosas que se pueden reutilizar y se las puedes vender a las mamás de niños más pequeños, porque los niños crecen rapidísimo y lo dejan todo muy rápido. Entonces no bordes uniformes, nada más ponles una marquita o etiquetas planchables”.
5. No compres mochilas caras
“Una compra mochilas caras pensando que les van a durar toda la vida y no es cierto: los niños avientan lo mismo la mochila cara que la mochila barata y, de todas maneras, se rompen”.
6. No pasa nada si olvidas que tus hijas e hijos se bañen para ir a la escuela
Eres humana: “A lo mejor te regañan como mamá, pero acuérdate de que todas somos madres desnaturalizadas. Lo estás haciendo bien, somos mamás en una época difícil, en una época postpandemia”.
7. No tengas miedo de pedir ayuda
Es necesario exigir lugar para descansar y recibir, asegura Erika: “Son cosas que las mamás deberíamos aprender también, no solamente hacer cosas por los demás, sino a pedir cosas por nosotras y aprender a recibir”.
La trabajadora y emprendedora añade: “Que no nos dé pena por los memes, la gente y el sistema patriarcal (que es asqueroso contra las mujeres). No debemos dejar que eso influya en el ánimo porque estamos pasando también por momentos muy difíciles en cuanto a salud emocional. Compartido, todo es más tranquilo: busquemos a quienes, por ejemplo, puedan apoyarnos a recoger y llevar a nuestros hijos o hijas a la escuela algunos días a la semana y después lo hacemos nosotras por ellas”.
8. Las niñas y niños son personas con responsabilidades
Ellas y ellos también deben participar: “Que se involucren. Es cierto que su principal función en este mundo es ser felices y estudiar, pero también hay que enseñarles la responsabilidad que tienen”.
9. Que en las escuelas se involucre a los padres de familia
Es necesario que los papás asuman sus tareas: “Que a los padres también se les involucre en la educación, que también se les llame cuando cuando hay algo en la escuela, que tomen su responsabilidad y digan: ‘Soy parte de esta familia’” .
Un par de días después del regreso a clases, Erika Torreblanca recuerda que entre madres se requiere de mucha empatía, “porque todas estamos cansadas”. También exige que se involucren todos los sectores de la sociedad en la crianza y que la estructura de cuidados evolucione: “Todas somos madres desnaturalizadas, pero lo estamos haciendo bien”, asegura.
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