12/09/2023

Domitila Barrios de Chungara Feminista defensora de la lucha conjunta de mujeres y hombres contra la explotación laboral



“La primera batalla a ganar es dejar participar a la compañera, al compañero y a los hijos en la lucha de la clase trabajadora para que este hogar se convierta en una trinchera infranqueable para el enemigo.” Domitila Barrios de Chungara, Líder minera feminista


Domitila Barrios de Chungara nació el 7 de mayo de 1937 en Pulacayo, zona minera de Potosí, Bolivia. De origen humilde, le tocó nacer y vivir entre las penurias y sacrificios de las minas, a los que supo sobreponerse con un valor y entereza admirables. Fue hija de un dirigente sindical Benemérito de la Patria como combatiente de la Guerra del Chaco. Cuando no tenía siquiera 10 años de edad murió su madre y ella tuvo que hacerse cargo de sus cinco hermanas. Después fue madre de once hijos, de los que le sobrevivieron siete, y compañera de vida y luchas de un trabajador minero. Fue activista y defensora de la lucha conjunta de mujeres y hombres contra la explotación laboral; conocida también por ser una destacada líder del feminismo boliviano y autora de dos libros testimoniales: “Si me permiten hablar”[1] —donde, con un discurso de resistencia, cuenta la historia de su pueblo, el trabajo en la mina, la vida del minero, el día de la mujer minera y el desarrollo de la organización obrera— y “Aquí también Domitila”, ambos de gran difusión, además de diversos cuadernillos de capacitación sindical y política. Fundadora de la Escuela Móvil de formación política y Sindical con la que trabajó en Quillacollo y Cochabamba.

Emitió numerosos testimonios acerca del sufrimiento que padecían los mineros de su país: primero trabajó como palliri trabajo de rescate mineral entre los residuos o desmontes para alimentar a sus cinco hermanas y a su madre enferma, luego encabezó actos de protesta y huelgas, por lo que se le reconoce como pionera de las mujeres líderes de los movimientos mineros. Desde 1963 participó en el combativo Comité de Amas de Casa de Siglo XX, organización que agrupa a las esposas de los trabajadores de aquel centro productor de estaño en una de las comunidades mineras y que se extendió a otros centros mineros, enfrentándose a las fuerzas represivas de dictaduras de Víctor Paz Estenssoro, René Barrientos y Hugo Banzer Suarez [2]. Así comenzó sin pensarlo su carrera política como secretaria ejecutiva del Comité, instrumento fundamental de apoyo a los sindicatos de trabajadores mineros, bajo los principios de velar por mejores condiciones de vida mediante la organización de todos los sectores involucrados en la lucha de los pueblos, cuyos pilares fundamentales eran la clase trabajadora y el campesinado. Dicha organización supo hacerle frente a todas las dictaduras y gobiernos autoritarios durante las décadas de 1960, 1970 y 1980 y tuvo una importante influencia en los acontecimientos políticos de Bolivia.[3]

La líder boliviana tuvo una vida constante de lucha. Su coraje y determinación la convirtieron en un obstáculo para las dictaduras militares que gobernaron Bolivia durante más de tres décadas, lo que naturalmente tuvo consecuencias. En 1967, acusada de enlace guerrillero, fue interrogada y torturada. Vivió los horrores de la noche de San Juan el 24 de junio de 1967, cuando los militares realizaron una masacre. El gobierno del general René Barrientos intervino militarmente los distritos mineros para frenar una huelga y en la noche de San Juan acabó con la vida de decenas de hombres y mujeres en las minas de Catavi y Siglo XX. La indignación de Domitila ante ese hecho la llevó a la cárcel, lo cual le costó la vida a un hijo quien murió al nacer en una sucia y solitaria celda, sin auxilio y víctima de las patadas y golpes de los militares que la detuvieron por insultarlos. Años después los distritos mineros fueron de nuevo ocupados militarmente tras una huelga de protesta contra el régimen de Hugo Bánzer (1971-1978) y Domitila se refugió en una mina junto a los dirigentes del sector, pero tuvo que salir forzada por otro alumbramiento, esta vez de mellizos. Uno de ellos estaba ya muerto en su vientre, aparentemente debido a los gases tóxicos dentro de la explotación . [4]

En 1975, Domitila asistió como representante de Siglo XX, al Año Internacional de las Mujeres, realizado en México. Allí se dio a conocer y su participación tuvo repercusión internacional, irrumpió y cimbró la conferencia con una perspectiva poco considerada en esas reuniones desde la lucha de clase.[5] Denunció que la carta magna de las Naciones Unidas, firmada también por Bolivia, era aplicada solo para la burguesía y habló sobre la necesidad de rescatar la importancia de la lucha de la mujer.[6] Ahí la líder minera afirmó que la lucha de la mujer no podía ser contra el hombre, sino contra el sistema de dominación económica, política y cultural de los pueblos. Para ella el cambio debía darse mediante la igualdad de derechos de hombres y mujeres y el acceso igualitario a la educación y al trabajo, para emprender una lucha en pareja contra la opresión y la dominación del capitalismo. Esa convicción de la lucha conjunta de varones y mujeres contra el sistema de explotación laboral sacudió desde sus bases la tribuna del Año Internacional de las Mujeres.[7]

Defendió y consolidó su lucha en defensa de las mujeres y su reivindicación, alzó su voz denunciando a los dueños de las minas bolivianas, afirmando que, a través de la lucha y la participación de la mujer, Bolivia alcanzaría la liberación. La participación de las mujeres en la realidad de la comunidad minera y en la política era para Domitila parte de un todo: “Si la mujer está politizada, si ya tiene formación, desde la cuna educa a sus hijos con otras ideas y los hijos serán otra cosa”[8] . Hizo una contribución más en las discusiones sobre la valoración del trabajo no remunerado, contemporánea a las mujeres que por las décadas de los 60 y 70 desarrollaron en sus países la Campaña Internacional por el Salario Doméstico, en relación con el trabajo no remunerado. La afirmación “todas somos amas de casa” —identidad de lucha de Domitila— era utilizada también en esa experiencia activista.[9]

En 1977 cuatro esposas de mineros realizaron una huelga de hambre en el Arzobispado de La Paz, con el objetivo firme de exigir al gobierno de Banzer amnistía a todos los presos políticos, liberación de los dirigentes mineros presos, retorno a sus fuentes de trabajo a todos los retirados por motivos políticos sindicales y retorno de la democracia mediante elecciones generales. Domitila se sumó al ayuno y fue destacada su participación. Días más tarde la siguieron miles de ciudadanos bolivianos en todo el país. La presión social e internacional logró que Hugo Banzer accediera a conceder la amnistía y fue el puntapié inicial que devino en el quiebre de la hegemonía de la sangrienta dictadura militar de Banzer . [10]

Perdió familia y hogar y también sufrió el exilio. Perseguida por las dictaduras se refugió en Suecia, sin abandonar la denuncia de las injusticias de los mineros y campesinos y promoviendo la lucha por la democracia y la participación femenina. A su regreso continuó con la enseñanza en su Escuela de Capacitación Política y Sindical, por considerar que la ciudadanía debía estudiar: “Entonces me di cuenta de que en el país hacía falta formación política. Los mineros estaban solos, los campesinos también. Empecé a dar charlas porque era necesario seguir la lucha. Entonces creamos un pequeño grupo que al principio llamamos Escuela Móvil, porque íbamos a un lado a otro. Luego nos hicimos de este lotecito, una casita, aquí un cuartito, y empezamos a trabajar.” “…Evo está en el poder, está alfabetizando al país, pero la gente necesita también la alfabetización política, porque si no sabe dónde hay que ir, cómo hay que ir, entonces no va a poder apoyar nunca, más bien va a estar contra las medidas que va a tomar el gobierno” [11]

Sobre su vida y luchas revolucionarias, además de los libros testimoniales mencionados de la escritora brasileña Moema Viezzer, y de David Acebey, cineasta y cuentista boliviano. Eduardo Galeano escritor uruguayo la presenta así en “Memoria del fuego”:
“Recuerdo una asamblea obrera, en las minas de Bolivia, hace ya un tiempito, más de treinta años: una mujer se alzó, entre todos los hombres, y preguntó cuál es nuestro enemigo principal. Se alzaron voces que respondieron «El imperialismo», «La oligarquía», «La burocracia»… Y ella, Domitila Chungara, aclaró: «No, compañeros. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro». Yo tuve la suerte de escucharla. Nunca olvidé.”

Domitila Barrios Cuenca –así se presentaba hacia el final de su vida, pues se había despojado del apellido Chungara, de casada– falleció víctima de cáncer el 13 de marzo de 2012 en Cochabamba, Bolivia. El gobierno del presidente Evo Morales decretó tres días de duelo por la muerte de la líder minera; la ministra de Comunicación de ese entonces, Amanda Dávila, la calificó como “una de las más importantes representantes de la lucha por la democracia en Bolivia” . [12]

Extraordinaria mujer que luchó incansablemente por una Bolivia más justa y un mejor futuro para los bolivianos, en especial para los estratos menos favorecidos, legó a la humanidad la voluntad de luchar y vencer.

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