12/16/2023

Machismo hinchable

El machismo se desinfla, de ahí la necesidad de recurrir al exhibicionismo machista en los gestos y en las palabras, para trasladar la idea de que el modelo androcéntrico continúa fuerte y con plena capacidad para imponer sus ideas y normalidad. Pero no es así.

El último informe de la OMS sobre violencia de género a nivel global, publicado en 2022, refleja respecto al informe anterior de 2013 que la prevalencia de mujeres maltratadas en una relación de pareja ha bajado 3 puntos, pasando del 30% al 27%, y, concretamente, en la región de Europa lo ha hecho en 2,3 puntos, del 22,3% al 20%. Un descenso de la violencia contra las mujeres que se ha producido en todas las regiones del planeta.

El mundo está cambiando y “escapando” de la normalidad de una cultura machista, a pesar de todas las resistencias y ataques que aún continúan llevando a cabo quienes ven cómo sus privilegios desaparecen. Está muy claro que este avance social no se debe ni al cambio de los hombres ni al desarrollo de instrumentos técnicos para evitar la violencia contra las mujeres, una violencia que en la mayoría de los países aún es ocultada tras el concepto genérico de “violencia doméstica”, para impedir que se tome conciencia sobre cómo la propia construcción cultural es la que hace que se produzca. El avance social sucedido, y que continúa imparable, es consecuencia del cambio en las mujeres que han dicho basta a la sumisión estructural y al control que impone la violencia machista.

Y por eso muchos hombres responden en sentido opuesto, ellos que son conscientes de que su modelo es violento y una imposición a las mujeres, entienden que la modificación del mismo es una especie de ataque contra ellos. Si no partieran de la idea de violencia por su parte, no entenderían las propuestas alternativas como ataques, sino como una forma de modificar lo existente a partir de las nuevas referencias que se incorporan a la realidad. 

La respuesta en sentido contrario a la Igualdad y a la violencia de género pretende defender su modelo de privilegios. Y aunque ya no pueden hacerlo con tanta invisibilidad e impunidad como cuando las referencias culturales obligaban a las mujeres a que se mantuvieran a su lado a pesar de la violencia, el rechazo a todo ese proceso se observa, entre otras situaciones, en el aumento del 14,9% de los homicidios de mujeres en el seno de las relaciones de pareja y familiares, como recogen los dos últimos informes de Naciones Unidas sobre “homicidios a nivel global” (2013 y 2019) , y en el aumento de la violencia sexual, donde no sólo se ha producido un incremento de las denuncias, sino que también lo han hecho sobre hombres jóvenes que llevan a cabo estas agresiones  de manera individual y grupal. Unos jóvenes que también son protagonistas en acciones que sexualizan y cosifican a las mujeres, sin dudar en hacerlo incluso sobre amigas y compañeras de clase, como hemos visto en Extremadura al desnudar a amigas con aplicaciones de inteligencia artificial, o en la Universidad de La Rioja a través de un chat de clase.

Todo ello forma parte del “machismo hinchable”, de la necesidad de insuflar aire machista sobre los acontecimientos para que su exhibicionismo se confunda con realidad, cuando lo que presentan es una realidad hinchada y vacía por dentro reflejo de todas sus fantasías y frustraciones, como han demostrado en las manifestaciones de la calle Ferraz exhibiendo muñecas hinchables, sin darse cuenta de que lo que en realidad estaban haciendo era demostrar que el machismo utiliza a los hombres como “muñecos hinchables” con los que defender su modelo de poder.

Al machismo nunca le han importado los hombres, es cierto que les da privilegios para que se mantengan fieles al modelo, pero siempre los ha utilizado en beneficio propio para mantenerse sobre la dominación de las mujeres y de ese modo acumular más poder. Un poder que concentran unos pocos hombres en su máxima expresión, para luego ir repartiendo algo del mismo de forma paulatina entre el resto según sus circunstancias, pero con la seguridad de que el hombre más excluido y pobre al menos tendrá una mujer inferior a él. 


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