Escuela internacional para la organización feminista Berta Cáceres
“Berta sabía de la importancia de la formación política y de las alianzas para fortalecer el movimiento, nos enseñó mucho y esta escuela tiene su legado”, dijo Sandra Morán, coordinadora de la IFOS.
La escuela incorpora las dinámicas de la educación popular, participativa y transformadora, parte de experiencias personales y acuerdos comunes, trabaja por la justicia lingüística e incentiva el “desaprender” como herramienta de aprendizaje.
La idea de la escuela comenzó a desarrollarse en 2018 y tuvo su primera edición en formato virtual, por la pandemia de Covid-19, organizada por Grassroots Global Justice (GGJ), Indigenous Environmental Network y la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM). El encuentro 2023 se construyó además junto a la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo.
Más de 100 mujeres y diversidades sexo genéricas llegaron de todas las Américas: campesinas, trabajadoras, negras, migrantes, indígenas, y queers, representando a 22 países y 12 organizaciones. Todes confluyeron en un tiempo, un lugar y muchas ideas, de esas que marcarán los caminos de lucha cuando el lugar y el tiempo ya no sean los mismos.
Lo primero en tejerse fueron los abrazos. Algunes se ven por primera vez, otres se reencuentran. Todes llegaron con sus luchas, sus resistencias y sus memorias. Cada une partió de sus vivencias y con el correr de las horas compartidas encontraron que sus conflictos y problemáticas coinciden y se repiten. Reconocieron y nombraron juntes aquello que impacta sus vidas, sus territorios y sus cuerpos.
Pero finalmente no será el horror de la violencia y la injusticia lo que les mantiene unides y en movimiento, sino un proyecto transformador común, político y ético, donde todos, todas y todes podamos vivir con dignidad.
“La economía feminista como propuesta política y el feminismo popular como apuesta para el fortalecimiento y articulación del movimiento feminista y diverso, serán sin dudas ejes del debate”, dijo Camila Guerrero, del Centro Memorial Martin Luther King, a la revista Mujeres.
Siempre estuvimos aquí
Cada día comienza con una mística, los rituales y cosmovisiones son diversos. La mística es un ejercicio político de recuperación de la espiritualidad y la memoria ancestral, es un momento para sanar y conecta con el aire que respiramos, la tierra que pisamos, la sangre que corre y el fuego que se enciende junto a las intenciones. Las ofrendas y agradecimientos son para Berta.
“El sistema, lo primero que nos expropia es nuestra historia”, dijo una compañera recordando a la socióloga peruana Virginia Vargas, otra la siguió “quien olvida su historia, se pierde en el camino”. La primera jornada de la escuela fue dedicada a construir un mecate histórico, un ciclo de tiempo repleto de memorias feministas.
La “historia oficial” excluyó a todas las identidades que no se corresponden con la de un hombre blanco y burgués, la historia que nos contaron es patriarcal, racista y colonial. Sin embargo, las organizaciones sociales, los movimientos populares, las mujeres y las disidencias siempre estuvieron allí.
Recuperar la memoria es un ejercicio necesario para reconocerse como protagonista de la misma. Una reconstrucción que no se asiente en las ausencias o carencias que el capital impuso sobre las vidas, sino una historia contada a partir de la rebeldía y la potencia.
Esa historia, es la que permite construir conocimiento e identidad de manera colectiva y plural. La IFOS parte de la base de que en la diversidad está la riqueza. “Creo que es un sentimiento común, que todas estamos luchando por la libertad, por la justicia, por los derechos y por el respeto a la diversidad”, dijo a RMR Emilia Costa, del Movimiento Quilombola de Maranhão MOQUIBOM, Brasil.
Una política desde y hasta la raíz
La Escuela Feminista es un lugar donde nadie calla, ni manda a callar, si comienza a escalar el murmullo suenan los “aplausos lluvia” y juntes retoman la atención. Luego de los cortes de descanso, un tambor convoca a retomar las sesiones. También se aprende y se hace política en lo vincular, un proyecto feminista y popular debe transformar las relaciones de poder y poner a jugar la ternura en un rol central.
Un árbol se sostiene, se alimenta y crece gracias a sus raíces, no se ven, pero son la base que permite la existencia del tronco y el desarrollo del follaje. Con esta metáfora se trabajan en la IFOS los sistemas de opresión (raíces), los que ocultos y entrelazados permiten que las instituciones y los mecanismos (tronco), pongan en marcha los efectos o impactos directos (follaje) sobre la vida.
Este ejercicio práctico y vivencial se realizó sobre tres ejes: cuerpo y sexualidad, con una exposición de María Dolores Marroquín de la MMM; tierra y naturaleza, presentado por Karin Nansen de ATALC; estado y democracia, en la voz de Cindy Wiesner de GGJ.
Sobre esto PG Watkins, del Centro para la Organización del Tercer Mundo, contó a RMR: “Hay algo en esto que deja una imagen muy clara para entender cómo podemos llegar a la raíz de algo. En mis labores de formación y de educación política con frecuencia trabajo para hacer que las personas vean la importancia de llegar a la raíz, de no hacer acciones que solo lleguen a las ramas o que solo lleguen a derribar algunas hojas. Sino tratar de pensar realmente ¿cuáles son las cosas que mantienen esto en pie?”.
La misma analogía puede utilizarse con los proyectos emancipadores. Es el cuidado de este segundo árbol lo que les convoca ¿Cómo hacerlo crecer? ¿Cómo activarlo? ¿Cómo alimentarlo?
No hay recetas, pero hay una propuesta: la economía feminista, y una certeza: no es posible plantar un bosque sola.
La economía feminista pretende reorganizar la vida y frenar el proyecto de muerte del capital. Las mujeres y disidencias saben cómo hacerlo, han sostenido el mundo históricamente, tienen experiencias, tienen acumulado, identidad, capacidad de movilización, proyectos y voluntad para la acción. El feminismo popular es la convergencia de las diversas identidades feministas en los territorios y las bases, ellas tienen propuestas para cambiar el sistema y gracias a la IFOS, entre otras acciones, están articuladas.
Multiplicar
En la última jornada, la IFOS visitó Utopía, el Centro de Encuentros y Amistades del COPINH. El día coincidió con la fecha de nacimiento de Pascualita Vázquez, referente espiritual de la organización Lenca, fallecida el año pasado. La memoria, otra vez, se hizo urgente e imprescindible.
En el lugar, Berta Zúñiga comentó: “Nosotras somos la escuela de Berta Cáceres, ella fue una referente para nosotras y hoy nos sentimos muy alegres porque de verdad hay una escuela, ahora somos más».
“Para mí ha sido muy importante formar esta escuelita a nombre de Berta Cáceres (…) si no hubiera sido por ella quizás no estuviéramos conociéndonos acá, no conocían nuestras voces. Para mí es un gusto y no será ni la primera ni la última vez que vamos a estar en este lugar”, dijo Rosalina Domínguez, vicepresidenta del Consejo Indígena Lenca, de la comunidad de Río Blanco.
La IFOS es semilla y las mujeres y disidencias que la construyen son polinizadoras, volverán a sus espacios a compartir e intercambiar, a generar más espacios, a proponer y mostrar que es posible un proyecto que priorice la vida y que elles ya lo están haciendo.
Fotos: Grassroots Global Justice
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