La Jornada
El 4 de marzo pasado, en el Centro Cultural Casa Lamm, se presentó el documento Propuestas de reforma en casos de mujeres encarceladas por delitos de drogas en México, publicado por Inacipe y por Equis: Justicia para las Mujeres, AC.
Estuvieron presentes, como comentaristas, la diputada federal Mariana
Benítez Tiburcio, la académica Elena Azaola y quien escribe. Por
supuesto no podían faltar las autoras, Corina Giacomello, investigadora
de Inacipe, e Isabel Blas, ambas integrantes de la citada asociación
civil.
Como indica su nombre, la publicación se ocupa de generar propuestas
de cambio en las políticas públicas de drogas, específicamente
orientadas a las mujeres en prisión. ¿Cuál es el detonante que obliga a
realizar este interesante estudio?
Apenas el año pasado, Equis Justicia elaboró un informe sobre el tema
en el contexto de un proyecto de la Articulación Regional Feminista.
Entre los hallazgos se destaca que los delitos contra la salud son la
segunda causa de encarcelamiento de mujeres en México. A escala federal,
53 por ciento de las mujeres privadas de la libertad lo están por la
comisión de un ilícito de esta naturaleza.
La mayoría desempeña papeles secundarios en las redes delictivas, y
en muchos de los casos son involucradas por un varón, generalmente su
pareja sentimental. Son procesadas y sentenciadas sin derecho a otras
alternativas que no sea el encarcelamiento, por tratarse en ciertas
modalidades de un delito considerado grave por la ley.
El estudio destaca que un número importante son madres y cabeza de
hogares monoparentales, por lo cual la pena de prisión conlleva severas
repercusiones para quienes de ellas dependen.
La generalidad de las mujeres privadas de libertad procede de
contextos de extrema pobreza y comenten delitos no violentos. Entonces,
se cuestionan las autoras, ¿la prisión es realmente la respuesta
adecuada frente a estos casos?
Las propuestas desarrolladas obligan a considerar una nueva agenda
legislativa en políticas de drogas, pero también abarcan a otros
sectores públicos. Por ejemplo, se hace hincapié en la necesidad de
elaborar protocolos de detención en casos de mujeres embarazadas,
lactantes, y con niños y niñas a cargo.
Actualmente en México, en el momento de la detención, aseguran las
investigadoras, no existen protocolos con procedimientos que clarifiquen
cómo deben actuar los elementos aprehensores ni los operadores de
procuración de justicia en casos donde estén involucradas personas con
hijas e hijos pequeños. Esto implica que a menudo se pierda el control
en la seguridad de los menores y que incluso pueden convertirse en
víctimas de explotación sexual o laboral, puesto que no existen
disposiciones para tomar las mejores decisiones, ni controles para
darles seguimiento.
En términos legislativos, las autoras sugieren una revisión de
las sentencias en materia de delitos contra la salud, a efecto de
evidenciar que debe prescindirse de la prisión preventiva oficiosa,
flexibilizar las penas e introducir factores atenuantes que consideren
el perfil de las mujeres que delinquen y sus responsabilidades
familiares, especialmente con aquellos que dependen de ellas, sea en
términos monetarios o de cuidado.
En lo que toca al Poder Judicial, en el documento se reflexiona sobre
la emisión de lo que denominan sentencias que ponderen como atenuantes
los motivos que las llevaron a cometer el ilícito, como el
enamoramiento, la extrema pobreza o la ignorancia u obtener recursos
para sostener a sus dependientes, considerando especialmente a las
mujeres indígenas y migrantes que viven una doble situación de
vulnerabilidad.
También se hace hincapié en la urgencia de que las personas que
juzgamos seamos sensibles al tema y hagamos uso del control de
convencionalidad para no aplicar disposiciones que vulneren el principio
pro persona y que trasciendan a su entorno familiar. Y en la ejecución
de la pena, a velar por una vida digna en prisión, teniendo como
referente mínimo las Reglas de Bangkok.
El documento constituye un trampolín para iniciar un debate serio y
consciente sobre el tema. Su presentación es muy oportuna, si
consideramos que este mes se conmemora el Día Internacional de la Mujer,
que en tres meses habrá concluido la transición al sistema penal
acusatorio y estará operando a escala nacional, y que seguramente
atestiguaremos cambios relativos a la regulación de la mariguana
medicinal y para consumo personal.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación, en Pleno, en breve discutirá sobre el uso recreativo de la mariguana.
En todos los debates, de cualquier índole, será necesario extraer a
las mujeres de lo invisible e impartir justicia de manera integral,
incluso incorporando a los niños y niñas que se ven afectados por las
políticas de drogas y la prisión de sus progenitoras.
Sin duda, es imprescindible seguir luchando por el empoderamiento de
las mujeres en prisión, traducido en dotarlas de nuevas herramientas
para la vida en libertad.
*Magistrada federal y académica universitaria
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