Libre al fin, Nestora dice que continuará la defensa de su pueblo
Con su uniforme verde olivo que la distingue como comandanta de la
Policía Comunitaria (PC) de Olinalá, en el estado de Guerrero, Nestora
Salgado García cruzó la puerta del Centro Femenil de Readaptación Social
Tepepan y lo primero que hizo fue alzar un rifle y exclamar: “¡Soy
libre y es la libertad del pueblo, para que no nos sigan reprimiendo, no
vamos a permitir que nos sigan pisoteando, y si es necesario
utilizaremos esto!”.
Flanqueada por su hermana mayor Cleotilde Salgado, su hija Grisel
Rodríguez, su sobrino y comandante Geovanni Torres y por sus abogados
Sandino y Amanda Rivero, integrantes de la organización Defensa
Estratégica en Derechos Humanos, y custodiada por 41 integrantes de la
PC, la comandanta se reunió de nuevo con el cuerpo policial que lideró
por algunos meses en la montaña guerrerense durante 2012.
En medio de música y reclamos de justicia para los 43 estudiantes
normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, en septiembre de 2014, a
algunos de los cuales conoció antes de ir a prisión, Nestora se plantó
frente a su gente en medio de la explanada del penal, y mientras, uno a
uno, los policías se acercaron a ella. En todo momento mantuvo la mirada
brillante y la sonrisa fija.
Fieles a la regla de honor que dicta el deber de ponerse a la órdenes de
su líder, cada comunitario, entre ellos dos policías mujeres, se acercó
a ella para saludarla con la mano en la frente y ponerse a su
disposición, a lo que la comandanta respondió de la misma manera y con
igual firmeza. Todos vestidos con playera y cachucha verde se mostraron
orgullosos de su primer triunfo.
Cada una y uno de los integrantes de la policía comunitaria saludó a su Comandanta | CIMACFoto: César Martínez López
Cerca de las 10 de la mañana de este viernes, tras 31 meses de encierro,
la activista reafirmó que desde su cargo como comandanta seguirá
denunciando las injusticias que se viven en su tierra natal, en las
comunidades indígenas y en las prisiones; y es que durante este tiempo
estuvo en dos cárceles: primero en el penal de máxima seguridad número 4
en Tepic, en el estado de Nayarit, y después de una huelga de hambre,
fue trasladada a Tepepan, en la Ciudad de México.
Tras la primera bocanada de aire en libertad, la comandanta y su gente
–mujeres y hombres de origen indígena acostumbrados a caminar grandes
distancias descalzos o en huaraches y que ahora toman los fúsiles con la
única de idea de salvar la vida de sus familias– abordaron dos
autobuses para trasladarse al Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín
Pro Juarez (Centro Prodh), en el centro de esta ciudad.
A las doce del día, en la puerta de ese lugar, ya se habían congregado
simpatizantes y luchadores sociales que querían ver a la comandanta pero
que debieron esperar afuera porque la idea de los organizadores era
tener una conferencia con los medios de comunicación.
Tras una hora de cantos y consignas en el auditorio del Centro Prodh, de
entre una valla de policías comunitarios apareció Nestora, animosa y
agradecida, ante un auditorio donde destacaron la antropóloga feminista
Marta Lamas, el sacerdote defensor de la población migrante Alejandro
Solalinde, el académico John Ackerman, así como el líder del Frente de
Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, Ignacio del
Valle.
Nestora Salgado a la salida del penal exclamó: "Soy libre" | CIMACFoto: César Martínez López
En su mensaje, la comandanta recriminó a los medios de comunicación que
no lleguen a donde los pueblos los necesitan y sin cortapisas, reclamó
también que la prensa fuera actor clave para crearle una imagen de
“secuestradora, ratera y asesina” cuando en realidad ejerció las
funciones de policía que le otorga la Ley 701 de Reconocimiento,
Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas de Guerrero.
“Conmigo se ensañaron, es difícil luchar contra el gobierno cuando se
lleva una consigna”, expresó Nestora al relatar que fue acusada de
secuestro –recientemente de robo y homicidio–, encarcelada y perseguida
por el presidente municipal de Olinalá, Eusebio González Rodríguez, el
síndico municipal Armando Patrón, y el ex gobernador de Guerrero, Ángel
Aguirre Rivero.
Al tomar el micrófono, la activista tampoco titubeó en ningún tema:
habló de la injusticia del Estado; del “bullying” (acoso escolar); de
las madres en busca de sus hijos; de la pornografía infantil; la
educación sexual; los presos políticos; el sistema de justicia indígena,
y hasta de Isabel Miranda de Wallace, presidenta de la organización
Alto al Secuestro, y quien desde un inicio la acusó de delincuente.
Mujeres y hombres congregados en el Centro Prodh no perdieron
oportunidad para cantar al unísono de “Nestora nos da lección de
dignidad” pero sólo algunas de las presentes pudieron dirigirse ante el
auditorio, entre quienes tomaron la palabra estuvieron Agustina García,
esposa del preso político Arturo Campos; Ausencia Onorato, esposa de
Gonzalo Molina, Cleotilde Salgado y Grisel Rodríguez.
Mujer menudita, Agustina, siempre que pudo estuvo en las manifestaciones
por la libertad de Nestora y hoy fue una de las primeras en poder
abrazarla. Para ella tomar de la mano a la comandanta fue un gesto con
el que también le pidió su apoyo para exigir justicia y libertad para su
esposo y para no olvidar a todos los presos políticos.
Ausencia, otra de las indígenas, con voz firme, leyó un mensaje de su
esposo, el policía encarcelado Gonzalo Molina, que mandó decir a la
activista que su libertad es la libertad de los pueblos y una
reivindicación de la protesta de las policías comunitarias que,
olvidadas por el Estado, decidieron tomar las armas para defender
comunidades hundidas en la miseria y la marginación que, por si fuera
poco, son víctimas de la violencia.
Otros presentes que mostraron su solidaridad fueron el periodista y ex
preso político, Pedro Canche; el director del Centro de Derechos Humanos
de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera; la activista Trinidad
Ramírez; el líder de los opositores a la presa La Parota, Marco Antonio
Suastegui; así como padres y madres de los estudiantes de Ayotzinapa.
También hablaron Cleotilde Salgado, la hermana de la comandanta, aquella
que cada 15 días o cada vez que tenía dinero viajaba desde Olinalá para
ver a su hermana; su sobrino Geovanni Torres, quien llamó a “romper el
cerco informativo” y difundir las luchas sociales que se están dando;
así como Grisel Rodríguez, hija de Nestora, que remarcó: “Mi mamá salió
por ser inocente”.
“La lucha sigue”, dijo la comandanta luego de que Ignacio del Valle le
entregara un machete como símbolo de la confianza que deposita sobre
aquella la mujer, quien ya adelantó que no abandonará a su pueblo pero
que en próximos días tomará un vuelo a Estados Unidos, donde vive su
esposo, para atenderse de la neuropatía en las cervicales que padece,
antes de continuar con su lucha.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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