Tatiana Coll
La Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha convocado a un gran
diálogo nacional por la educación, por una verdadera transformación
educativa. Se han realizado ya dos encuentros que cimentan el arranque
de esta iniciativa que pretende desarrollarse a lo largo y ancho del
país, no sólo entre maestros, estudiantes y padres de familia, sino
entre todos los interesados por reflexionar, analizar y proponer un
nuevo horizonte educativo frente a la embestida desmanteladora y
estandarizadora que el Estado y sus aliados han impuesto. Un diálogo que
permita multiplicar las voces. Un diálogo que se multiplique por todos
lados.
Se trata de rescatar la voz de la sociedad frente a un proceso de
contrarreforma tan amañado como el que se ha desarrollado, en el cual
Mexicanos (empresarios) Primero se asume como representante de los
intereses de la sociedad, secuestrando su representación y anulándola;
el SNTE se erige en la instancia única y
legítimade los maestros, a pesar de que permanece intacta su esencia gordillista y, salvo un último
asunto judicial pendiente, el señor Limón y su organización como voceros de los padres de familia. Representaciones tan falsas como la estabilidad de la moneda. Un conjunto tan lamentable de representantes como las reformas que defienden.
Un diálogo diferente que, por lo pronto, cuenta ya con 70 académicos
convocantes de la UNAM, UACM, UPN, UAM, IPN, INAH, Colmex, normales,
institutos de investigación, así como de 35 organizaciones sociales.
Coinciden todos en la imperiosa necesidad de realizar un verdadero
diálogo, abierto, significativo, constructivo, frente al despliegue
coercitivo y unilateral que caracteriza a toda la implementación de las
medidas gubernamentales desplegadas en torno a su
reforma educativa. Todos los convocantes repudian, en primer término, la militarización, la campaña de estigmatización y los ceses anunciados, acompañados de sonoras campañas mediáticas donde la demagogia y la grandilocuencia intentan encubrir las amenazas y acciones.
La convocatoria al diálogo señala:
Desde finales de 2012 y, como continuidad y profundización de las políticas y reformas neoliberales, el gobierno ha decidido imponer por todos los medios su contrarreforma educativa fortaleciendo la burocracia, el centralismo y la uniformidad, a través de un caudal de controles y reglas sobre la escuela y el magisterio, apoyados en una evaluación nodalmente punitiva para acosar y despedir maestros.
Frente a ello, se propone un diálogo que permita construir una
verdadera transformación educativa, que recoja planteamientos,
experiencias, reflexiones y propuestas desde los diversos núcleos de los
procesos educativos, de los múltiples sujetos de la educación. Que sea
capaz de movilizar y activar en torno suyo a fuerzas sociales,
colectivas e individuales, dentro y fuera de la educación. El diálogo
entendido como la ruta hacia la educación que necesitamos los mexicanos.
Una ruta que irá caminando en diferentes niveles, en las escuelas, en
foros locales y regionales, en espacios y plataformas virtuales, en
todos aquellos que decidan incluirse e impulsar acciones de diálogo.
Han empezado a llover análisis, consideraciones, sugerencias,
advertencias y, sobre todo, ideas en torno a los procesos educativos. La
CNTE cuenta, además, con un número nutrido de documentos de diferentes
años y espacios, resultado de largas discusiones. La CNTE, a través del
proceso de su conformación como polo de aglutinamiento autónomo del
magisterio democrático, no sólo desató las luchas sindicales por una
verdadera representación y defensa de los derechos de los maestros, sino
que al mismo tiempo llevó a que los profesores se apropiaran de su
materia de trabajo, que es precisamente lo educativo. Primero se dio el
análisis y rechazo a su papel de meros reproductores u
operadoresde lo que la SEP mandataba sexenalmente, al mismo tiempo que los procesos de lucha y reivindicación los acercaron y reconstituyeron la relación de las escuelas con las comunidades, afinando su sensibilidad social.
Este camino ha llevado a los maestros democráticos a estar
permanentemente preocupados por desarrollar iniciativas que les permitan
afincar
una educación humanista e integral que sustituya los valores de mercado, consumismo y competitividad por la práctica de valores como los que reivindica el propio artículo tercero constitucional, hoy día letra muerta, como la democracia, el cuidado y aprovechamiento de recursos naturales, la comprensión de los verdaderos problemas nacionales, el trabajo científico, el acrecentamiento de la cultura, el respeto a los derechos humanos, al trabajo digno, a la diversidad y multiculturalismo, el verdadero fortalecimiento de una educación pública equitativa y no profundamente desigual, un proceso educativo sólidamente arraigado en las necesidades del desarrollo de las personas y sus comunidades.
Se camina por la ruta de recuperar los procesos históricos en que los
maestros, desde los inicios del siglo XX, sembraron el país de las
bases sociales para un país diferente. Se impulsa un diálogo que permita
identificar y establecer los elementos que determinan una educación
crítica que forme sujetos capaces de pensar y reconstruir una práctica
social, una educación dialógica que construya condiciones de aprendizaje
diferentes, una educación vinculada a la justicia social, a la
emancipación, una educación política en el mejor sentido freireano.
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