Por: Emma Martínez
(16 de marzo, 2016. Revolución TRESPUNTOCERO).- San José del
Progreso, es el tercer municipio más pobre de Oaxaca, sin embargo
también es uno de los más importantes en la extracción de oro y plata.
Las ganancias, a decir por los habitantes, no se ven reflejadas en su
economía. Quien mantiene el control de dicho mercado es la Compañía
Minera Cuzcatlán, una filial de la compañía minera canadiense Fortuna Silver Mines, la cual obtiene “miles de onzas de los minerales preciosos”, según activistas defensores del territorio.
Solamente por la extracción de oro, puede estar ganando poco más
de 360 millones de pesos anualmente, aunque el pago por las concesiones
al gobierno mexicano ascendió apenas a 2 millones de pesos y dejó en el
municipio 8 millones de pesos para “obras públicas”. Sin embargo, los
pobladores han vivido en la preocupación e incertidumbre, ante los
efectos negativos que genera al medio ambiente, la salud y al tejido
social, afirman.
“La lucha la hemos venido dando desde el ingreso de la minera,
porque desde antes de su llegada con su poder y dinero pasaron por
encima de nosotros, robaron nuestras riquezas y las compraron a un
bajísimo precio, si esto no fuera suficiente, han dejado el territorio
plagado de daños mortales, que día con día se ven en las muertes y
también en los nacimientos de la población, estamos frente a un enemigo
que a diario nos mata poco a poco, con la protección del gobierno”,
asegura a Revolución TRESPUNTOCERO, Beatriz Torres Gonzáles, activista, especialista en conflictos mineros y medioambiente.
Población y activistas se han unido para defender “sus derechos y su
vida”, sin embargo “la intimidación de dicha empresa en contra de
quienes se unen a la lucha por defender la vida y el territorio ha dado
una cacería de muerte, bajo el amparo de los gobiernos federales y
estatales. Ese fue el caso del activista Bernardo Vázquez Sánchez, quien
fue atacado por sicarios que, se sabe, fueron contratados por la minera
canadiense Fortuna Silver Mines.
El 15 de marzo de 2012, alrededor de las ocho de la noche, Bernardo
fue emboscado y atacado a quemarropa con armas de fuego de 9 milímetros,
lo que provocó su muerte, debido a los balazos en el pecho, en aquel
momento también lo acompañaba su hermano, por lo que también resultó
herido, en un brazo. Rosalinda Dionicio, otra activista, también fue
herida con dos impactos de bala en la pierna y el hombro.
Bernardo era miembro fundador, junto con las otras tres personas, de
la Coordinadora de Pueblos Unidos del Valle de Ocotlán (COPUVO), en
aquel momento se dirigían a su comunidad, a la cual no llegaron porque
fueron interceptados en el crucero de Santa Lucía Ocotlán”, narra la
activista.
Bernardo Vásquez Sánchez, junto a un numeroso grupo que conforma la
COPUVO, desde 2008 habían rechazado al proyecto minero de la empresa
minera Cuzcatlán filial de la empresa canadiense Fortuna Silver Mines.
El cual, a decir por los activistas, “se lleva a cabo en flagrante
violación de lo establecido en el Convenio 169 de la OIT, que estipula
la consulta previa, libre e informada para la realización de proyectos
en territorios indígenas”.
Desde aquel año, en repetidas ocasiones los miembros de la COPUVO
denunciaron que la empresa minera estaba financiando a grupos armados en
la comunidad con el aval del presidente municipal de San José del
Progreso, Alberto Mauro Sánchez, sin embargo las autoridades estatales
hicieron caso omiso a dichas denuncias, y la reacción fue afirmar que el
grupo inconforme “solamente buscaba desestabilizar a la comunidad”,
esto pese a las pruebas presentadas por los defensores.
Este martes se cumplieron cuatro años del asesinato de Bernardo
Vásquez Sánchez, sin embargo el crimen permanece en la impunidad, “a
pesar que existen señalamientos claros sobre la autoría intelectual y
material del homicidio. En innumerables ocasiones se han presentado
pruebas contundentes para castigar a los culpables y esto sigue siendo
‘nada’, porque las autoridades prefieren el dinero a la justicia y lo
primero es lo que más tiene la empresa, quienes han comprado la omisión
en el caso.
Por si eso no fuera suficiente, hoy la empresa a la que Bernardo
combatió, Fortuna Silver Mines, pretende expandirse hacia comunidades de
los distritos de Ejutla y Ocotlán, otros territorios con gran
posibilidad de explotación, donde su población es pobre e indefensa,
puesto que las autoridades jamás estarán de su lado”, comenta Torres
Gonzáles.
“En 2015, la Procuraduría General de Justicia de Oaxaca
permitió que salieran en libertad Bartolo Aguilar, Domingo Aguilar y
Albino Hernández, acusados de ser los autores materiales del crimen.
Además, y a pesar de los daños ambientales y de ruptura del tejido
social causados por los trabajos de la mina en San José del Progreso, la
empresa minera, con anuencia del gobierno federal y el estatal, buscan
expandir el proyecto a comunidades que expresaron su rechazo mediante
una declaratoria a nivel regional, el 30 de noviembre de 2015”, afirma
el Colectivo Oaxaqueño en Defensa de los Territorios.
COPUVO ha sido contundente al asegurar que Fortuna Silver Mines,
lejos de traer beneficios, ha confrontado a los pueblos y por
consecuencia ha generado violencia. “No es posible que bajo la
complicidad de las autoridades estatales y municipales quieran seguir
operando en municipios de la región de Valles Centrales”, han dado a
conocer, reiterando que San José del Progreso está siendo dañado por la
contaminación, lo cual ha generado enfermedades como hepatitis,
enfermedades respiratorias y en la piel, sin que esto sea motivo de
detención de la minera, por parte del gobierno.
Sobre el tema, Torres asegura que las mineras siempre están
relacionadas con graves enfermedades, que llegan hasta lo mortal, como
lo podría ser por medio de un cáncer, afirmando que la filial de
Fortuna, ya ha provocado graves afectaciones, puesto que ya se han
registrando en personas adultas y niños que son los sectores más
expuestos a contraer padecimientos respiratorios y gastrointestinales,
por mencionar algunos.
Aún con estos hechos como prueba de los daños a las poblaciones
oaxaqueñas, lejos que el gobierno detenga la expansión de la minera, “ha
dado vía libre a la construcción de más zonas que bajo la obtención de
concesiones, a ellos los deja ricos y la población vulnerable, muerta”,
puntualiza la activista.
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