Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme
Dejando de lado las retóricas baladronadas nucleares, la primera óptima
noticia del Año Nuevo fue el discurso del mandatario norcoreano, quien
manifestó interés en dialogar con el sur y en participar en los JO de
invierno que inician en febrero, a 80 kilómetros de la zona
desmilitarizadaFoto Afp
¿Aquién se le puede
ocurrir realizar Juegos Olímpicos (JO) invernales a 80 kilómetros de la
frontera de Corea del Norte, en medio de los ejercicios militares
conjuntos de Corea del Sur y Estados Unidos (EU), de la asfixia de las
sanciones de Trump contra Kim Jong-un, y de los mutuos amagos nucleares
de Washington y Pyongyang, con la ominosa amenaza de Trump de borrar del
mapa a Norcorea?
Justamente Steve Bannon, ideólogo de Trump y del trumpismo, había
advertido la futilidad de una guerra nuclear de EU contra Norcorea que
hubiera cobrado como mínimo la vida de 10 millones de sudcoreanos en
Seúl, de otro tanto de japoneses y quizá de 60 mil soldados
estadunidenses estacionados en Sudcorea y Japón, al precio de haber
aniquilado de la faz de la tierra a Norcorea.
Dejando de lado las retóricas baladronadas nucleares, la primera
óptima noticia del Año Nuevo fue el discurso del mandatario norcoreano,
quien manifestó interés en dialogar con sus hermanos del sur y en
participar en los JO de invierno que se inician en febrero, a 80
kilómetros de la zona desmilitarizada (https://goo.gl/sBP4Sx).
De inmediato, Sudcorea propuso entablar charlas de alto nivel con
Norcorea el 9 de enero, lo cual, por lo menos, aleja el espectro de una
ominosa confrontación nuclear en la península coreana hasta la
conclusión de los JO invernales (https://goo.gl/NnxePV). China, que busca una salida pacífica, aprobó en forma oficial las negociaciones de las dos Coreas (https://goo.gl/WzWe2z).
Cualquier acercamiento entre ambas pospone las amenazas nucleares de
Trump, y propulsa la eficiente mediación diplomática de Rusia y China y
la sapiencia del mandatario sudcoreano Moon Jae-in, un político fuera de
serie, quien ostenta fuertes lazos familiares con Norcorea. De manera
premonitoria mencioné el año pasado que había
malas noticias para Trump: el nuevo presidente sudcoreano puede hacer la paz con Norcorea(https://goo.gl/3kSiJM).
Como ahora inevitablemente hay que seguir al presidente Trump por
Twitter, éste se congratuló con su legendaria infatuación de que
las sancionesy
otras(sic) presiones han empezado a tener un gran impacto en Norcorea, sus soldados huyen peligrosamente a Sudcorea. El
hombre cohete(nota: como apodó a Kim Jong-un) ahora desea charlar por primera vez con Sudcorea. Quizá son buenas noticias, quizás no ¡Veremos!”.
Trump se equivoca, pues el anterior diálogo intercoreano a nivel de
viceministros se realizó en diciembre de 2015. En lo único que le asiste
razón a Trump es que sus predecesores no supieron resolver el
contencioso norcoreano durante un cuarto de siglo. Las dos Coreas siguen
la
receta china, según el profesor David Lai, de la Universidad Militar de Pennsylvania (US Army War College), cuando
Washington espera en vano desde hace seis (sic) décadas que Norcorea colapse sin cambiar su postura(https://goo.gl/oPGSij).
Lai expone que la
receta chinacontiene dos claves: 1. EU debe terminar la guerra con Norcorea mediante un acuerdo de paz que nunca fue firmado tras el armisticio de 1953, y 2. EU debe establecer nexos normales con Pyongyang y así eliminar la amenaza que pende sobre Norcorea por Washington.
Para el profesor del Ejército de EU, la actuación de Washington es la definición misma de insanidad, ya que con las
medidas económicas y militares que nunca han funcionadodurante décadas
espera resultados diferentes. Las negociaciones directas deben iniciar sin la condición previa de su desnuclearización, para así empezar a realizar negocios mutuos.
Lo peor es que
EU espere que China le resuelva el problema coreanocuando
Washington llega y se va, mientras China y Norcorea son vecinos para siempre. Le faltó agregar a David Lai los 18 kilómetros de frontera que tiene Norcorea con Rusia. Lai recuerda que
China desarrolló sus armas nucleares hace más de 50 años por las mismas razones que enfrenta ahora Norcoreaque, a mi juicio, no desea repetir los mismos errores infantiles de Saddam Hussein, en Irak, y Muamar Gadafi, en Libia.
Katrina Manson, del portavoz globalista Financial Times, pone en tela de juicio muchos de los mitos sobre la peligrosidad nuclear de Norcorea (https://goo.gl/M2tbYV), que forman más bien parte de las tóxicas
guerras de propagandaque demonizan al enemigo, previas a la conflagración.
Ni siquiera ella compra como
claroque
Norcorea haya desarrollado una bomba de hidrógeno. Una cosa es que haya concretado con éxito su primera prueba de un misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés) y otra es que éste
pueda transportar una ojiva nuclear grande para alcanzar a EU.
Otro enigma es que Norcorea pueda penetrar el sistema misilístico de
defensa de EU. El punto más delicado de Norcorea sería poder
evadir la detección durante la preparación de su lanzamiento, cuando, a mi juicio, invitaría a su destrucción
preventivapor EU.
Según Manson, se abrió una ventana de oportunidad para iniciar las
charlas cuando Norcorea dio por terminadas todas sus pruebas que la han
entronizado como genuina potencia nuclear (entre 20 y 60 bombas).
Choe Sang-Hun y David Sanger, del New York Times (NYT), aducen que la apertura de Kim Jong-un
puede colocar una cuña entre Sudcorea y EU(https://goo.gl/1xRxbQ) –que de todas maneras vendría en el sector comercial, debido a su déficit con EU, reclamado en forma estridente por Trump.
Los reporteros del NYT afirman que se trata de una
astuta (sic) nueva estrategiade Kim Jong-un, quien se percató de la
hirviente tensión entre Trump y el presidente de Sudcorea, quien “exasperó a Trump (…) al sugerir disponer del veto (¡mega sic!) sobre cualquier acción militar preventiva de EU contra el programa militar de Norcorea”. !Vaya osadía!
Tampoco se pueden soslayar las tratativas entre el lúcido Moon
Jae-in, con China y Rusia con quienes mantiene óptimas relaciones. Le
ganaron la partida a Trump, quien carece de la sutileza y sofisticación
diplomática de China y Rusia y, sobre todo, de la voluntad del
gobernante sudcoreano para reunificar y desnuclearizar la península, que
se volvería una nueva potencia geoeconómica en el noreste asiático.
Según los reporteros del NYT,
Moon Jae-in, está de acuerdo con China y Rusia de que las charlas son necesarias para resolver la crisis nuclear, lo que oxigena la muy creativa postura de Beijing y Moscú bajo el axioma de
un congelamiento por otro congelamiento: congelamiento de las pruebas de Norcorea a cambio del congelamiento de todos (sic) los ejercicios militares de EU y Sudcorea.
China y Rusia están dispuestas a ofrecer incentivos económicos y
diplomáticos a Norcorea a cambio del congelamiento de sus pruebas. Los
reporteros del NYT esperan que
Norcorea buscará mayores concesiones, como el relajamiento de las sanciones y una reducción de la presencia militar de EU en la península coreana.
No puedo dejar de señalar otra grave equivocación del siempre
errático cuan novato Videgaray quien, por presiones de Jared Kushner,
expulsó en forma insensata al embajador de Norcorea, cuando el
acercamiento de las dos Coreas hoy lo colocan de nuevo en ridículo.
A mi juicio, ganan las dos Coreas, Rusia, China y el mundo pacifista; pierden Trump y Japón.
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