9/13/2020

Columnas y opinión del periódico La Jornada

Educación y libertad
En la Casa de la Cultura Frissac, en el centro de Tlalpan, hay un monumento en honor del ingeniero Javier Barros Sierra, quien vivió en ese lugar cuando era rector de la UNAM. Al pasar por ahí, acostumbro releer una frase suya inscrita en el muro del monumento: La educación requiere de la libertad y la libertad requiere de la educación. Y es que –juntas– educación y libertad son lo fundamental para el desarrollo humano. Por eso, invertir en más y mejor educación debe ser la prioridad de un gobierno democrático que de verdad quiera transformar al país.
Nuestro sistema educativo tiene graves carencias y el cierre de escuelas por la pandemia es la oportunidad que ha debido aprovecharse para mejorarlas en lo material y en lo conceptual. Afortunadamente, hay muchos maestros de la escuela pública que por cuenta propia estudian para mejorar su pedagogía. Es el caso del MMEM (Movimiento Mexicano de la Escuela Moderna), cuyos concurridos talleres, vía zoom, comparten y promueven experiencias pedagógicas de los grandes creadores, como, por ejemplo, Célestin Freinet (Francia) o Loris Malaguzzi (Italia). El segundo es también autor del bello poema que comparto ahora y que contiene a la vez crítica y propuesta para una escuela respetuosa de las libertades del niño, centrada en el arte y en las capacidades creativas:
Cien veces el Niño
“El niño está hecho de cien. / El niño tiene cien lenguajes / cien manos, cien pensamientos / cien maneras de pensar, de jugar y de hablar / cien siempre cien maneras de escuchar, de maravillarse, de amar / cien alegrías para cantar y entender / cien mundos que descubrir, cien mundos que inventar y soñar. / El niño tiene cien lenguajes / y además cien mundos más. / Pero le roban noventa y nueve. / La escuela y la cultura le separan la cabeza del cuerpo / le hablan de pensar sin las manos / de actuar sin la cabeza / de escuchar y no hablar / de entender sin alegría / de amar sin maravillarse, más que en Pascua y Navidad. / Le dicen que descubra el mundo que ya existe / y de cien le roban noventa y nueve. / Le dicen que el juego y el trabajo, la realidad y la fantasía, la ciencia y la imaginación, el cielo y la tierra, la razón y el sueño, son cosas que no pueden pensarse juntas. / Y le dicen que el cien no existe. / Y el niño responde en cambio: ‘¡El cien sí existe!’”

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El Grito en tiempos de pandemia

Hay que celebrar pero en casa
Vendrán tiempos mejores cuando pase la crisis
El gobierno federal decidió suspender la celebración en el Zócalo del Día de la Independencia, por el riesgo de contagios del coronavirus. Sin la participación de ciudadanos para mantener la sana distancia y evitar contagios, habrá una representación en imágenes de la República Mexicana iluminando todo el Zócalo. ¿Cómo festejarás tú? Este es el tema de nuestra encuesta de la semana. Los resultados pueden verse en la gráfica. El sondeo fue distribuido por redes sociales. Participaron 587 personas; en Twitter, 79; en El Foro México, 429, y en Facebook, 79. En seguida algunas opiniones.

Sector industrial: dos noticias
T-MEC, ¿tabla de salvación?
En el sector industrial del país se reportan dos noticias: la buena, que en julio pasado el incremento en su producción fue de 6.9 por ciento; la mala, que en el registro anual la caída es de 11.6 por ciento, El primer indicador resulta alentador, pero muy lejos está de reflejar el inicio de una recuperación sostenida, aunque cierto es que si ese dato se compara con el desplome anual reportado en abril (-30 por ciento), pues entonces podría pensarse que la drástica situación sectorial observa cierta mejoría, por llamarle así.
La permanente caída en el sector industrial mexicano comenzó en julio de 2018, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, y a partir de ahí la merma ha sido permanente, algo que profundizó el brutal efecto de la pandemia. Los barones de la industria simplemente esperaron que el gobierno aplicara la fórmula de siempre, es decir, que los rescatara –deuda pública de por medio– para que ellos evitaran el uso de recursos propios. Pero se quedaron con las ganas.
En julio pasado, de acuerdo con la información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los mejores resultados se registraron en la industria manufacturera (11 por ciento de crecimiento), con la generación de electricidad, gas y agua en segunda posición (5.5 por ciento positivo), mientras la minería y la construcción avanzaron lentamente, pero avanzaron (0.8 y 0.9 por ciento en cada caso).
Al respecto, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico –de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes– advierte que la caída sostenida en dicho sector implica una afectación estructural en la capacidad industrial de México, algo que sólo se revertirá con nuevas inversiones alineadas a las áreas estratégicas que no sólo vean en el corto plazo.
Ante la magnitud de la recesión, otros gobiernos y las empresas trasnacionales han comenzado a reconfigurar sus estrategias; México aún no lo hace. En el contexto nacional e internacional ya se ha puesto en marcha un cambio estructural industrial. La inversión extranjera directa seguirá sus propias directrices. La inversión extranjera representa 3 por ciento del PIB, algo positivo, pero insuficiente. La inversión privada nacional representa 15 puntos del PIB, y la pública que se ha propuesto para 2021 se encuentra focalizada en tres grandes proyectos que tendrán impacto regional en el corto plazo.
Sin lugar a duda, la recesión industrial prexistente a la aparición del Covid-19, que ya requería una estrategia de reactivación desde 2019, se exacerbó con la aparición del problema de salud pública y con las implicaciones que ello tuvo sobre las manufacturas globales: hasta julio, los ciclos y tendencias de los principales componentes de la industria tienen tendencia negativa. En ese contexto, el único mecanismo que puede asegurar una reactivación de la industria mexicana es la implementación de un programa integral de desarrollo industrial; los cambios que ocurren a escala mundial y los que ya se pueden vislumbrar no se podrán enfrentar con medidas aisladas o que sólo atiendan la urgencia de flujos que las empresas mexicanas tienen en la coyuntura.
La magnitud de la crisis global implica una reconstrucción de los planes de producción global en industrias como la automotriz, aeronáutica, maquinaria y equipo, equipo eléctrico, electrónico y de cómputo. De igual forma en el sector de la construcción. Habrá ajustes a la baja en varios de ellos, por la depresión del mercado laboral y se privilegiará la parte tecnológica.
En Estados Unidos continuará el proteccionismo, sin grandes diferencias entre la relección de Trump o la llegada de Biden a la Casa Blanca. Así, México debe prepararse para una estricta aplicación del T-MEC, aunque sin una política industrial poco factible será el aprovechamiento de las ventajas de contenido regional que se acordaron.
Las rebanadas del pastel
No ayuda mucho, pero va un fuerte y solidario abrazo, con reconocimiento pleno a los las y los médicos, enfermeros y demás personal del sector salud que cotidianamente dejan el alma para salvar vidas.

La falsa cura del nuevo coronavirus de la iglesia Génesis II
Se llama Iglesia Génesis II de la Salud y la Sanación. En una clínica que se estableció en 2006 en Puerto Vallarta, Jalisco, proporcionó varios años dióxido de cloro a niños con autismo. Su responsable, Kerri Rivera, decía que lo curaba. Además, por teléfono los interesados podían obtener información sobre MMS (suplemento mineral milagro, por sus siglas en inglés). Tarde, las autoridades sanitarias intervinieron, pues la clínica y Kerri no tenían licencia para realizar su trabajo.
Creada para brindar salud a toda la humanidad y tener un mundo sin enfermedad, dicha iglesia la inventaron Jim Humble y Andreas Kalckler. El primero ya se retiró como líder. Lo remplazó el arzobispo Mark Grenon y, junto con su hijo Joseph, fue arrestado en Colombia a petición de las autoridades de Estados Unidos. Los acusan de fabricar, promover y vender su fórmula MMS contra el nuevo coronavirus y otras enfermedades, como la malaria y el cáncer. Jonathan y Jordan, los otros dos hijos del arzobispo, están presos en Florida por la misma causa.
La prodigiosa fórmula
La fórmula milagrosa es la misma que vendían en Puerto Vallarta contra el autismo: dióxido de cloro, ingrediente activo de algunos desinfectantes. También se usa en la industria del papel. Las autoridades de salud lo consideran tóxico para consumo humano. Puede causar vómito, diarrea o bajar la presión arterial a niveles peligrosos. Este año el consumo del MMS ya dejó en España 40 enfermos.
Los ingresos por venderlo le significaban al arzobispo, sus hijos y otros integrantes de Génesis II ingresos mensuales por más de 120 mil dólares. Su sede estuvo varios años en República Dominicana, donde organizaba seminarios sobre sanación. Cada participante pagaba más de mil 500 dólares.
Las autoridades afirman que esa iglesia fue creada para evitar la regulación sanitaria de su fórmula milagrosa. Que tiene adeptos en 130 países y miles de doctores y ministros de salud. En Chile, unos 200 y dos obispos.
Cabe preguntar si en México sigue funcionando esa organización criminal.


Editorial
Ayer se cumplieron 47 años del golpe de Estado que derrocó y llevó a la muerte del presidente Salvador Allende, destruyó a la democracia chilena de forma tan demoledora que sus efectos se sienten hasta hoy, e instauró la más sanguinaria dictadura que ese país haya padecido en su historia. Aquel 11 de septiembre de 1973, Augusto Pinochet y sus secuaces, respaldados por el conjunto de la derecha chilena y por la Casa Blanca de Richard Nixon, no sólo pusieron fin a un intento inédito de construcción del socialismo por la vía de las urnas y la institucionalidad democrática, sino que inauguraron un nefasto ciclo de dictaduras que asolaron a la mayor parte de América Latina durante las siguientes décadas.

No más violencia en Colombia
Es indignante e inadmisible que la violencia en Colombia en plena pandemia se ha agudizado. El gobierno de Iván Duque, por medio de los cuerpos policiacos, militares y paramilitares, a diario asesinan, encarcelan y torturan a líderes, lideresas, defensoras y defensores de derechos humanos, estudiantes, maestr@s, indígenas, afrodescendientes y población en general.

Hoy me acordé de una frase del Quijote pero, primero, les diré por qué. Hay un desajuste entre la idea democrática que triunfó en julio de 2018 y las prácticas de reparto de cuotas, dinero ilegal, y confusiones entre legitimidad y celebridad. La democracia de la transición era autocomplaciente, satisfecha con ser un tema de partidos y sus burocracias, agentes y procedimientos. Era una democracia que extinguía la política. Pero el impulso de los ciudadanos es una práctica en la que cada semana entran nuevos recién llegados. Quién puede hacer política y desde dónde, son preguntas en litigio perpetuo en este proceso que cuestiona todos los días si la irrupción de 30 millones de votos puede ser algo más que opinar sobre tal o cual medida del gobierno o implicará abrirse a los que no forman parte. Es justo lo que subyace a la idea de democracia: bajo el presupuesto de que todos somos iguales, hay que acostumbrar el oído para no escuchar ruido sino demandas, y los ojos para ver sujetos políticos en el curso de definirse a sí mismos. No todo es estatal, mucho menos presidencial.
Braulio Carbajal, un espléndido reportero de este periódico, nos trajo una breve nota de Monterrey, que no tiene desperdicio, para entender que un sector de nuestro empresariado no entiende (o se hace maje para no hacerlo) que la inequidad social en México sufrió un franco retroceso durante los pasados 25 años.
A cinco semanas de las elecciones generales en Bolivia –18 de octubre–, el panorama se complica más y más. La polarización advertida entre el MAS y los golpistas se agudiza, mientras Carlos Mesa intenta mantener un perfil bajo que le ayude a ganar votos de una derecha desencantada con un gobierno transitorio que se hunde después de casi un año de escándalos de corrupción y mal manejo de la crisis de salud.
Seguramente, ustedes han oído hablar de Zebedeo, este personaje bíblico sobre el cual existe una pregunta hecha por los integrantes de cada generación para reírse de la escasa capacidad de razonamiento que se atribuye a los niños y jóvenes de las generaciones siguientes, por lo que recientemente le hice a mi nieta la misma pregunta que en su tiempo me hizo uno de mis tíos: ¿cómo se llamaba el padre de los hijos de Zebedeo? Un par de segundos después me contestó de manera contundente: ¡Pues Zebedeo! Su ágil respuesta me dejó un poco turbado, por lo que pensé en hacerle la misma pregunta a un segundo nieto, mayor a ella. Su respuesta en este caso fue más rápida dejándome un tanto perplejo, pues en lugar de contestarme, sacó su celular y le transcribió la pregunta. Un momento más tarde me comentó: la pregunta tiene varias respuestas, pero me parece que la más indicada es que probablemente fuese el mismo Zebedeo; pero habría que constatarlo con una prueba de su ADN.
Incontables personas y organizaciones defensoras de derechos humanos tienen un papel fundamental en nuestro país, pues contribuyen de manera esencial al fortalecimiento de la democracia y al respeto de los derechos de personas y comunidades. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha considerado que complementan no sólo el rol de los estados, sino del mismo Sistema Interamericano de Derechos Humanos en su conjunto.
La Ley General de Educación Superior (LGES) que está a punto de aprobarse contiene una profunda aberración: colocará a los jóvenes aspirantes a ingresar a los estudios superiores –varios cientos de miles cada año– en un escenario peor al que existió durante las tres décadas de neoliberalismo. Y es así porque esta iniciativa no busca remover o mitigar los requisitos que para contenerlos se establecieron cuando por no ser parte de un derecho oponible al Estado, este nivel educativo no se consideraba parte de la garantía de recibir educación. Era (y con esta ley, seguirá siendo) un territorio libre donde las autoridades institucionales –sobre todo las universitarias– establecieron a voluntad, sin cortapisa alguna, una enorme estructura de requisitos: exámenes de selección, pagos por diversos conceptos, exigencia de un promedio superior al oficial y topes a la permanencia contra quienes más problemas tienen para continuar en la educación. Además, asintieron a la creación de un organismo privado y centralizado de evaluación a escala nacional (Ceneval) que ha enriquecido a sus funcionarios con los pagos que hacen las familias pobres (y son la mayoría de los demandantes), que utiliza exámenes patito sesgados y defectuosos, y armaron una estructura de filtros sucesivos desde el ingreso al bachillerato (examen Comipems-Ceneval) y hasta el egreso (examen general de egreso de la licenciatura, EGEL). Incluso se intentó –con las universidades tecnológicas y similares– crear alternativas que fracasaron porque claramente planteaban el esquema de educación de primera y de segunda inaceptable para muchas familias. Este complejo dispositivo neoliberal, destinado a controlar y canalizar a los jóvenes, mostró ser sumamente cruel sobre todo contra las adolescentes. Varias veces fue denunciado ante la CNDH de entonces, pero ésta jamás quiso intervenir. Las tensiones provocadas entre los jóvenes por las condiciones extremas se enfocaron en la UNAM, donde un proyecto institucional de más y más duros requisitos provocó el histórico movimiento: decenas de miles de jóvenes que tenían todo que perder pararon la UNAM durante nueve meses. Muchos de ellos –mil– fueron encarcelados, otros más perseguidos, junto con académicos que los apoyaban. Pero el problema de fondo no se resolvió y, más tarde, los suicidios de varias adolescentes dieron idea de la intensidad de la desesperanza.
La persistencia de la pandemia de Covid-19 ha desatado una carrera desaforada por lograr una vacuna, el enfoque más estrecho. Las epidemias siempre son un momento de alza para la voraz industria farmacéutica, hiperconcentrada en 20 grandes trasnacionales que controlan la mayoría del mercado global y que no están interesadas en la salud, sino en sus ganancias (https://tinyurl.com/y67zqdx2).
En Alba o crepúsculo se pregunta Octavio Paz: ¿Seremos capaces de convivir en una democracia abierta con todos sus riesgos y limitaciones? Y se contesta que el pluralismo es relativismo y el relativismo es tolerancia. En las democracias modernas no hay verdades absolutas, ni partidos depositarios de esas verdades. Las absolutas pertenecen a la vida privada. Son del dominio de las creencias religiosas y las convenciones filosóficas. En las sociedades abiertas las derrotas son provisionales y las victorias relativas.

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