Fuentes: Rebelión
Vivir significa: crecer y esperar, mentir y mentirse
Emil Cioran
El
día en que México conoció las llamas del infierno fue cuando una
tecnocracia
carente de solidaridad, de sentido de identidad, dilapidó la vida por la
prebenda de unas cuantas monedas de oro. Fue el día en que Calderón
ascendió al poder, cuando el México de siempre, de lxs olvidadxs entró a
un túnel del cual,
décadas después, aún no sabe cómo salir de esa situación.
Hoy,
nos encontramos bajo una prerrogativa totalmente distinta; un hombre y una
mujer, pareja, que desean, sobre todas las cosas, seguir con un pensamiento
mágico de que se puede crear vida a través de su partido “México Libre” cuando se demostró, en los hechos de acción
gubernamental, que ellos mismos eran los jueces y verdugos de las mayores
atrocidades del país. Que Felipe Calderón en estos momentos luche por la
autonomía y el rescate de su partido político, solo denota el hambre de poder,
la rigidez cognitiva de seguir estando presente por un egocentrismo que pierde
la mirada del horizonte y se observa a sí mismo, distinto, fuera de lugar, mortalmente
sádico ante la realidad y las experiencias trágicas que dejó en cientos, miles
de familias mexicanas. México Libre
que recuerda al México, pero libre de ideas delirantes y carentes de seguridad, de
justicia, de bienestar, de paz…
Hoy,
ante un cambio disruptivo en la comunicación entre los gobiernos de Estados
Unidos y México, que se encuentran en un reacomodo geoestratégico y político,
mueven las piezas del ajedrez, de tal manera que la protección de los intereses
propios, de empresas transnacionales no se vean afectados por el descontento
social, pone en el horizonte los grandes problemas de Calderón con una idea
irracional de generar una guerra contra el narcotráfico sin sentido de lo que
debería de ser o de lo que fue y no volverá a ocurrir. La grandilocuencia con
la que se presenta, demuestra la situación donde lo comunitario no importó en
el ya lejano 2006 ante el inicio de su mandato, como no ha importado a ninguna
agencia la comparecencia por actos criminales de guerra (todo mundo recuerda a
Calderón con casaca y gorra de militar como el gran comandante en jefe, como el
gran libertador que pelearía por la paz, aunque en su andar se sabía su derrota),
aunque sí, pudiera ser, por acercarse con compañías chinas de telecomunicaciones,
sin el consentimiento de sus “socios” comerciales en el norte de América.
¿Bajo
qué términos merece Felipe Calderón, Margarita Zavala, el aval para crear un
partido político, cuando el personal de su administración ha sido investigado
por peculado, procesado por desvío de recursos, tráfico de influencias,
colaboración con la delincuencia organizada? Acaso, ¿Verdaderamente no lo
sabían? ¿La misma jugada de hacer, enriquecer, deslindarse? La gran
prerrogativa sería ¿Cómo pretendería, en el caso del aval de su registro, del
partido México Libre, entrar en la agenda política nacional en el desarrollo de
propuestas que permitan una transformación general del país, cuando han sido
los rezagos de la impunidad, el favoritismo, nepotismo, los que degeneraron pobreza,
inseguridad, desempleo? Pareciera que su discurso suena a una protección bajo
la tutela del resguardo del partido para evitar cualquier proceso legal y, de
esta forma, omitir comparecer contra delitos de lesa humanidad. Calderón, al
momento de hablar sobre los mexicanos, no habla desde la colectividad, sino
desde el espectro de ellos, los menos, pero que controlan más y que, bajo la
suerte de compadrazgos y favores, reculan en continuar con procesos de
empobrecimiento económico, ruptura psicosocial en la vida de miles de personas
que, hoy en todo el territorio nacional, siguen buscando entre escombros,
sombras e incertidumbre a los suyos que un día, la fiera sedienta de sangre
entró y se los llevó ante el flamante abandono del Estado. O se cae en el
olvido expedientes de miles de mujeres asesinadas por una cultura que esos
círculos han fomentado como la ejemplificación viva de los usos y costumbres de
unos y de otros. O siguen sin resolverse miles de asesinatos culpabilizando a
los fallecidos de los pasos en que se encontraba o generando como “falsos positivos”
ante lo catastrófica y disfuncional que fue la lucha contra el narcotráfico o
recordar bebés de la guardería ABC y, que hasta este momento, no existen ningún
responsable aunque la familia de Margarita Zavala, estuviera, probablemente
implicada. ¿Será que las instancias que velan y organizan la vida política
nacional mexicana se encuentren cegadas ante los principios humanos, de
justicia, reparación y la no repetición ante las laceraciones causadas por la
guerra? Por supuesto que no. Esas mismas son donde aún cohabitan muchas manos
que ayudaron en el paso a Calderón o que a través de favores, se deben mucho y
en muchas situaciones. La corrupción y la estratificación de consecuencias de las
crisis capitalistas, terminan por generar contradicciones en su quehacer de instituciones
políticas. Son los mismos responsables que destruyeron sentidos de identidad,
de pertenencia, comunitarios a lo largo y ancho del país. Donde los pobres
serán fiel reflejo, según su análisis psicosocial, porque así lo querían y que
justamente con $6,000.00 era suficiente para que una familia, aproximadamente
de cuatro integrantes, por mes, fuera más que necesario para poder vivir.
Hablando de lo irracional, del uso de lo colectivo como fuente amalgamante de
votos, de oportunidades, sin sentido de la comunalidad, de lo comunitario, de
lo que verdaderamente son las raíces de una población específica. El daño
psicológico, político, social que ocasionaron a miles de personas aparecen ante
ellos como atribuciones de poca monta que son, en el mejor de los casos,
secuelas de una guerra que nadie les pidió hacer y, cuando la desarrollaron,
terminaron por ahogar vidas y sueños por el alcance de una modernidad y sueños
de primer mundo, aunque el suelo y su historia representan el pasado indómito y
olvidado por cientos de años de explotación.
Hoy
ante la consulta ciudadana sobre el juicio a expresidentes1 por crímenes de lesa humanidad, hace repensar que más
que un proceso de reparación nacida desde las familias de víctimas de
desaparición, asesinatos, un reajuste en la construcción de un nuevo valor
institucional y un reacomodo de las fuerzas de movilización política, con un proyecto
al mediano y largo plazo, donde la limpieza de la política represente los
grandes menesteres que han de enfrentarse en la próximas décadas de la mano del
reacomodo geopolítico con China y las supresiones del gobierno Norteamericano y
la nueva era de justicia, de la que tanto ha hablado Marcelo Ebrad y que
desprenden olor a movimiento político en miras de una contención, nuevamente,
de los grandes problemas sociales que han agitado en tan poco tiempo a la gran
mayoría de la nación.
La
situación se verá en las siguientes semanas, donde el futuro no se dictamina
sobre un partido en esencia, sino la justicia en México tendrá por primera vez
el valor de afrontar a un expresidente por crímenes de lesa humanidad y la
guerra psicológica que azotaron a la población mexicana y que intentan con
México Libre, continuar con la misma retórica. Una historia donde los
criminales se retuercen bajo su propia autovaloración mesianesca y patológica como un flamante y respetable paso por la
vía institucional, cuando la realidad ha sido un gran daño psicosocial que aún
llora en los márgenes de las sombras donde el Estado mira con recelo, al tiempo
que deslinda sus responsabilidades a no ser que, esos movimientos tengan en sí
un efecto importantísimo para la solidez del 2021, elecciones de gobernadores, leyes
sobre expresidentes y claro, un 2024 para augurar, las buenas nuevas en una
rueda que sigue girando sin voltear a donde la necesidad y, exigencia, reclaman
justicia.
Referencias
1.
Urrutia, A. & Muñoz, A. ( 12 de agosto de 2020). Juicio a ex presidentes, a
consulta, insiste AMLO; «pero no puedo detener proceso». https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/08/12/juicio-a-ex-presidentes-a-consulta-insiste-amlo-pero-no-puedo-detener-proceso-430.html
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