9/19/2020

Patrones de impunidad en tortura sexual permanecen intactos, afirma sobreviviente de Atenco

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Ciudad de México. La exigencia de investigar y sancionar a los responsables de los operativos policiacos del 3 y 4 de mayo de 2006, en San Salvador Atenco, en el Estado de México, ya no solo se trata de justicia para las once mujeres aprehendidas y torturadas sexualmente hace 14 años, “se trata de todas esas mujeres que siguen deteniendo de la misma forma que a nosotras”, aseguró Norma Aidé Jiménez Osorio, una de las sobrevivientes.
Después de dar a conocer que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGEM) mantiene paralizada la investigación del caso Atenco, Norma habló con Cimacnoticias sobre este proceso. Su primera impresión es que las detenciones arbitrarias de mujeres ocurren todo el tiempo sin importar quién está sentado en el poder. El más reciente ejemplo fue la detención de 13 mujeres el pasado 10 de septiembre en el municipio de Ecatepec.
La medianoche del jueves pasado la policía mexiquense detuvo a golpes a 13 mujeres, una de ellas embarazada y dos menores de edad, por su  probable participación en el delito de ocupación ilegal de un inmueble destinado al servicio público, por permanecer dentro de un edificio de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) y hacer pintas en las paredes.
Norma se solidarizó con las manifestantes y recordó que, junto con Yolanda Muñoz Diosdada, María Patricia Romero Hernández, Mariana Selvas Gómez, Georgina Edith Rosales Gutiérrez, Ana María Velasco Rodríguez, Suhelen Gabriela Cuevas Jaramillo, Bárbara Italia Méndez Moreno, María Cristina Sánchez Hernández, Angélica Patricia Torres Linares y Claudia Hernández Martínez, mantiene viva la exigencia de justicia y sanción para los policías que las torturaron en 2006.
Para la ahora defensora, la tortura sexual ha sido latente en el caso de las mujeres detenidas por tomar las instalaciones del Codhem y puede ocurrir en otros casos de represión para acallar a las mujeres que reprochan la inacción de los organismos defensores de Derechos Humanos o que exigen un alto al feminicidio, la violación sexual o la localización de sus familiares desaparecidos.
Ahora, expresó, el caso de las Mujeres de Atenco recobra fuerza. “Esta denuncia (para investigar los operativos de 2006) ya no se trata solo de nosotras. Se trata de todas esas mujeres que siguen deteniendo de la misma forma que a nosotras. Ya lo hemos visto todos estos años que hemos estado trabajando en la campaña “Rompiendo el Silencio” —que documenta casos de tortura sexual—  y en estas manifestaciones con las compañeras de Guanajuato, de Chihuahua y ahora en Ecatepec (en el Estado de México). El actuar de la policía sigue siendo igual”.
El domingo 13 de septiembre las mujeres de Atenco junto con sus abogadas del Centro de Derechos Humanos Migué Agustín Pro Juárez informaron que el pasado 8 de julio presentaron un amparo contra la FGJEM para que este organismo envíe el expediente del caso a la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas,  de la Fiscalía General de la República (FGR), a fin de que esta última sea quien lleve la investigación. Este recurso es un intento más por acercarse al castigo a los responsables
“Si no se rompe el círculo de impunidad, hace que (la violencia) se siga repitiendo, siempre va a seguir y las víctimas nunca vamos a encontrar una luz ni una salida ni esa justicia que nos la pintan tan fácilmente: ‘Bueno, solo tiene que hacer una denuncia’. Vemos que la realidad es mucho más complicada; hemos visto el trato de las instituciones, de desdén y desprecio a las víctimas”, expresó Norma.
Hace 14 años ella, quien entonces era estudiante, fue golpeada y torturada por varios policías al ser aprehendida por la fuerza. La experiencia en su cuerpo y los recientes testimonios le hacen pensar que en la represión de Atenco y en la de Ecatepec se usaron los mismos recursos: los insultos con carga de género, los tocamientos sexuales y el objetivo de castigarlas por salir de sus casas y no ocupar el lugar que socialmente se les ha impuesto.
“En este contexto, donde las mujeres salen a decir ‘Ya no podemos soportar este nivel de violencia contra nosotras, contra nuestros cuerpos’, es ahí donde se exceden los actores policiacos y la respuesta del Estado es más violencia, más represión, más tortura”, consideró la sobreviviente, por eso afirma que los patrones de impunidad permanecen intactos.
Pese a la violencia de ayer y la de hoy y con todo y la falta de disposición de la FGJEM para que avance la investigación sobre tortura sexual en Atenco, Norma junto con sus compañeras siguen haciendo uso de los recursos jurídicos para evidenciar que los operativos policiacos del 3 y 4 de mayo son una responsabilidad de las autoridades del Estado de México y de la federación.
20/AGM/LGL

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