Por: Óscar Alarcón Núñez/ Especial para El Espectador
Colombia Plural-Inestco
No siempre el candidato que logra la mayoría del voto popular llega a la Casa Blanca. En Anchorange, Alaska, un elector deposita por anticipado su voto y recibe una calcomanía como comprobante. Todo hace indicar que John McCain la verá negra, porque las proyecciones electorales indican que Barack Obama será el ganador… Pero casos se han visto. ¿Qué tal que en el Colegio Electoral el candidato victorioso en las encuestas no logre la mayoría más uno exigida, es decir, 270 votos, y tampoco el republicano? Pues en esa hipótesis ese organismo electoral pierde la competencia y es la Cámara de Representante la que elige al Presidente y el Senado al Vicepresidente.
El sistema electoral norteamericano es uno de los más complejos del mundo, porque si bien el Presidente resulta electo por un Colegio Electoral sui géneris, escogido cada cuatro años por el pueblo, en la práctica el propio día de las elecciones se sabe cuál es el mandatario electo. En mi país —comentaba con orgullo un norteamericano—, tan pronto terminan las elecciones, si acaso 10 minutos después, el mundo ya sabe quién es el Presidente de los Estados Unidos. Eso no es nada gringo —contestó el colombiano—, en mi país se sabe con cuatro años de anticipación. Claro, eso era cuando el Frente Nacional. Hoy con "articulitos" y proyectos de referendo, la cosa es distinta. La elección del primer mandatario norteamericano parte de la base de que en los Estados Unidos hay un sistema federal en que son los Estados los que lo eligen.
El pueblo participa de manera indirecta en esa escogencia. Colegio Electoral De acuerdo con la Constitución, el martes siguiente al primer lunes de noviembre, este año será el 4, se realizan las elecciones para que el pueblo norteamericano elija a los miembros de un organismo que se llama Colegio Electoral y que es el encargado de determinar cuál es el candidato triunfante. El hecho de que cada uno de los aspirantes a formar parte del organismo diga previamente por cuál de los candidatos va a votar, sin que pueda cambiar de opinión, hace que se sepa con anticipación cuál será el Presidente, a las pocas horas de concluidas las votaciones y un mes antes de que se reúna el Colegio Electoral. La Constitución establece que en ese organismo cada Estado tendrá derecho a un número de electores igual al de sus congresistas.
Cada uno de ellos elige dos senadores por el hecho de ser Estado y tantos representantes a la Cámara según su población. Es decir, que si un Estado tiene dos senadores, que le corresponden por derecho propio, y seis representantes a la Cámara, por su población, tendrá ocho delegados en el Colegio Electoral. Aquí es bueno advertir que para las elecciones del Colegio Electoral se aplica el principio The winner takes it all (el vencedor se lleva todo). Es decir, que no hay una proporcionalidad para determinar los puestos en el organismo, ya que el candidato ganador de un Estado se queda con todos los electores que corresponden, mientras que el perdedor —así sea por pocos votos— no tiene derecho a ninguno. Por ejemplo, si en California el candidato Obama, del Partido Demócrata, le gana al candidato del Partido Republicano, McCain, y como a este Estado le corresponden 55 delegados del Colegio Electoral, por ser el más grande de la Unión, el primero tendrá derecho a todos los cupos mientras que al segundo no le corresponderá ninguno.
De ahí la razón por la cual los candidatos tratan, en lo posible, de ganar en los Estados más grandes. Dos veces ha sucedido en que un candidato ha tenido más votos que otro que ha salido electo Presidente, pero que logró mayor número de delegados en el Colegio Electoral. Fue en 1876 cuando Rutherford B. Hayes ganó siendo que Tilden obtuvo 250.000 votos populares de más, y en 1888 cuando Cleveland le ganó por 95.000 votos populares a Benjamín Harrison, pero éste resultó electo por haber tenido 233 delegados contra 168. Reunión de electores ¿Por qué el Colegio Electoral es un organismo sui géneris? Es esencialmente temporal debido a que termina sus funciones tan pronto declara electo al Presidente. Además, presenta otra característica: nunca se reúnen todos sus miembros, ni siquiera para cumplir con su única función que consiste en oficializar lo que todo el mundo ya sabe con un mes de anticipación: el nombre del nuevo Presidente de la República. Los miembros del Colegio Electoral se reúnen en sus respectivos Estados el lunes siguiente al segundo miércoles de diciembre (este año será el 15).
Allí votan por los candidatos para Presidente y Vicepresidente por quienes se habían comprometido. Los escrutinios se envían al Presidente del Senado, quien el 5 de enero hace la proclamación final. Para ser electo Presidente se requiere la mayoría absoluta del Colegio Electoral. Como éstos son 538, se necesitan 270. Si ninguno de los aspirantes logra este número, el organismo pierde su competencia y la elección de Presidente la hará la Cámara de Representantes, que lo escogerá entre los tres candidatos que consiguieron el mayor número de electores. El Senado elegirá al Vicepresidente.
En esta elección los votos se cuentan por Estados, teniendo cada uno derecho a un voto. Para ser electo en estas circunstancias, lo cual se prevé que no suceda este año —pero casos se han visto— se requieren las dos terceras partes de los Estados. Esto sólo ha ocurrido en dos ocasiones: en 1800, cuando fue escogido Thomas Jefferson, y en 1824, cuando se eligió a John Quincy Adams. El candidato victorioso se posesiona el 20 de enero durante una solemne ceremonia, en donde jura fidelidad a la Constitución en presencia de un obispo protestante, uno católico y un rabino.
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