Monedero
Por Carmen R. Ponce Meléndez*
México, DF, 8 feb 11 (CIMAC).- Precariedad es definida como el conjunto de condiciones que determinan una situación de desventaja o desigualdad, por tanto se puede afirmar que las mujeres viven en condiciones precarias, más allá del ámbito laboral, donde actualmente la desprotección social es una de sus principales características.
Contar con prestaciones sociales es un indicador importante del nivel de informalidad y desigualdad en que se encuentran las mujeres trabajadoras. En el sector manufacturero donde laboran 2.6 millones de mujeres, para 2010 las prestaciones reales por hora trabajada muestran un gravísimo descenso del 5.1 por ciento.
Lo mismo sucede con salarios y sueldos reales, estos últimos disminuyeron prácticamente el 3 por ciento, respecto a 2009. Por su parte en 2010 el personal ocupado mostró un descenso del 1.7 por ciento, en relación al 2008 (cifras del Inegi).
PRESTACIONES EN CAÍDA LIBRE, AUMENTANDO DESIGUALDADES
De por sí el número de trabajadoras y trabajadores que tienen acceso a prestaciones es absolutamente minoritario y su tendencia decreciente no es exclusiva del sector manufacturero incluye a todos los sectores económicos.
Considerando “prestaciones” rubros tales como: salud, guarderías o cuidados maternos; contrato escrito; sindicalizadas; préstamos personales; aguinaldo y vacaciones y, seguro de vida, se analizo su comportamiento durante los últimos cinco años (2005-2010), a nivel global en jornadas de 35 a 48 y de 15 a 34 horas, con base en información de Inegi, obteniéndose los resultados que a continuación se indican.
-En la jornada amplia las prestaciones cayeron 20.5 por ciento, tanto a nivel general como en las mujeres, mientras que en los hombres el descenso fue del 58 por ciento, más de la mitad y muy superior a la situación femenina.
-Esta tendencia por género se revierte en la jornada de 15 a 34 horas donde predomina la mano de obra femenina, mostrando ésta una drástica reducción del 48 por ciento; significa que si en 2005 había 50 trabajadoras con “prestaciones”, para 2010 únicamente 26 mujeres podían acceder a este rubro.
Por lo consiguiente, en 24 trabajadoras se agravaron las condiciones de desigualdad y desventaja socioeconómica y claro, acrecentaron el amplio número de trabajadoras y de mujeres en general que viven condiciones muy precarias; para empezar en jornadas parciales los salarios son mucho más bajos.
Carecer de protección social en áreas tan esenciales como servicios de salud, contrato escrito, sindicato, aguinaldo, vacaciones, etcétera, reduce el ingreso, no hay estabilidad laboral, tampoco calidad de vida, ampliándose las brechas de desigualdad, ese es el mundo de la informalidad y el outsourcing, el peor de los mundos.
Es el capitalismo salvaje que también tiene permiso, como la muerte. Otra expresión de este fenómeno es el escandaloso crecimiento de los y las trabajadoras eventuales. Conforme al cuarto informe trimestral de la Secretaría de Hacienda al 31 de diciembre de 2010 la afiliación de trabajadores permanentes creció únicamente 4.2 por ciento, mientras que la de EVENTUALES alcanzó una cifra de crecimiento del 13.9 por ciento, seguramente con cero prestaciones.
El caso del sector manufacturero y el comercio soy significativos porque registraron las tasas de crecimiento del PIB más altas, 9.6 y 11.9 respectivamente (III trimestre 2010), pero por lo que se ve esta recuperación no incluye a la población y menos a sus trabajadoras.
Provoca más desigualdad y es desventajosa o sea de “precariedad”, porque entre otras cosas se acompañó de una inflación en los precios de las frutas y verduras del 14 por ciento (diciembre 2010, Banco de México).
Sin protección social, con desempleo, inflación en alimentos y bajos salarios, citando a Sabina Berman: “¡Esta tristísima ciudadanía! Sobre todo las mujeres, se sienten agraviadas, muy agraviadas, pero los jazmines no están lejos”.
* Economista especializada en temas de género
ramona_melendez@yahoo.com.mx
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