2/08/2011

Los periodistas pal cafe......



Julio Hernández López: Astillero
Por la salud de la República (alusión salutífera sin doble sentido), los ciudadanos deberían sostener y repetir la pregunta que Carmen Aristegui hizo la semana pasada: ¿Tiene o no problemas de alcoholismo el presidente de la República?
El planteamiento de la muy respetada periodista no surgió de súbitos procesos especulativos o de una ocurrencia personal, sino del análisis consecuente que hizo de hechos noticiosos de indudable interés público: la colocación en la tribuna de la cámara federal de diputados de una manta en que se hacía referencia a la incapacidad de gobierno de Felipe Calderón a causa de supuestos problemas etílicos. La presentación rigurosa de esos hechos –con la exhibición en pantalla de la famosa manta, que en otros ámbitos periodísticos fue cuidadosamente aludida– fue acompañada –como usualmente sucede en un noticiero de autoría opinante como han sido los que Aristegui ha conducido– de una serie de reflexiones que en esencia abogaron por la preminencia de la información pública sobre los rumores insistentes: Los Pinos debería aclarar tan peculiar punto, dado que se multiplican los señalamientos acusatorios, al grado de que ese día habían llegado con escándalo al resonante foro de una de las dos cámaras integrantes de uno de los tres poderes republicanos e incluso se había suspendido su sesión de trabajo y se habían producido escaramuzas preocupantes.
La pregunta de Aristegui y su contexto devinieron, sin embargo, en un hecho que pareciera darle inmediata y autoritaria respuesta positiva: a la periodista de medios electrónicos no alineada a las reglas de control impuestas por el gobierno felipista, fugitivo de sí mismo, se le impuso un castigo con ánimos ejemplarizantes: el despido del noticiero matutino que en MVS conducía, bajo la acusación poco sostenible de que era una transgresora (recuérdese que tal era el término preferido por el Ejército para referirse a los insurrectos zapatistas) de un hasta ahora cuasi clandestino código ético al que la voz popular reclasificó como etílico, sobre todo en las redes sociales (interesados pueden ver el registro de cuchufletas que se alojaron en Twitter, en la cuenta
@julioastillero y, en menor medida, en Julio Astillero, en Facebook).
Aun cuando MVS asumió directamente la responsabilidad del despido, y Aristegui había guardado silencio hasta el momento de cerrar esta columna (un par de horas antes de su programa en CNN en español, donde expresamente le garantizaron continuidad y respeto), una gran ola crítica situó en Los Pinos el centro de mando de la operación censora. Tal suposición extendida tiene sustento, pues el ocupante de esa residencia oficial mantiene una política de control gerencial de muchos medios de comunicación, en especial de electrónicos, a los que concede un papel preponderante en la fabricación de las percepciones sobre el quehacer público. La presente administración federal –durante la cual ya antes Aristegui había sido contractualmente echada de los micrófonos de la W, y a cuya cuenta represiva también hay que abonar el caso de José Gutiérrez Vivó– se ha esmerado en tener en un puño a quienes desde micrófonos y pantallas a su vez cobran caro por ese sometimiento manual: el precario poder político de Los Pinos se ha atrincherado en el manejo faccioso de los recursos públicos dirigidos a publicidad en los medios de comunicación y, en especial, en el amago y malabarismo jurídico respecto a las condiciones de funcionamiento y temporalidad de las concesiones y, con veneno especial, en el refrendo de éstas.
La impresentable coartada de MVS y el sabido autoritarismo explosivo de Los Pinos acabaron concediendo un estado de veracidad a lo que hasta ahora no se ha podido demostrar jurídica o médicamente, aunque en los corrillos políticos y periodísticos es una especie mencionada con líquida, fluyente frecuencia: el excesivo consumo de bebidas alcohólicas en el circulito íntimo de Los Pinos y la toma de decisiones en esos contextos húmedos que propician los peores humores y las más nefastas acometidas. No se trata, como quiso ubicarlo su principal adversario político, Andrés Manuel López Obrador, de un asunto correspondiente a la vida privada de un ciudadano apellidado Calderón Hinojosa, sino de la responsabilidad colectiva que tiene una persona que ejerce las máximas funciones públicas –haiga llegado a ellas como haiga llegado– y que consume una cantidad importante de recursos del erario en su mantenimiento equilibrado y sano para así poder cumplir las funciones de interés nacional que le han sido encomendadas o, en el caso, que violentamente se encomendó.
En ese contexto, con un país hundido en la narcoviolencia sin control, con una clase política ineficaz, corrupta y en muy buena parte adicta también al consumo de alcohol en exceso –¿cuál gobernador no? ¿cuántos diputados y senadores? ¿cuánto gastan las casas estatales de gobierno en bebidas alcohólicas?–, con un proceso de envilecimiento del periodismo y la discusión pública (ayer, Bozzo y Niurka continuaban ensuciando aún más las pantallas, en una degradación pensada para centrar la atención masiva acrítica en tonterías manipuladas) y en medio de la obsesión bélica de Calderón por controlar todo cuanto le es necesario para intentar una relección por interpósita persona, es justo y necesario, en términos periodísticos, políticos, sociales y éticos, preguntar, como deberíamos hacerlo todos los mexicanos: ¿Tiene o no problemas de alcoholismo el presidente de la República?
Astillas
La profesora Gordillo ha recibido un primer obús de Los Pinos ahora que ha decidido separarse del calderonismo para reinsertarse en el priísmo, aliada con Peña Nieto. La aceptación oficial del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación de México es una amenaza al control marcial que hasta ahora ha ejercido la chiapaneca con las excepciones sabidas, ya históricas, de ciertas zonas donde domina la CNTE... Y, mientras sigue la matanza de jóvenes y niños, ¡hasta mañana, con la Corte en vías de cargarse más a la derecha!
Fax: 5605-2099 •
juliohdz@jornada.com.mx

Enrique Galván Ochoa: Dinero
Queridísima Carmen, buenos días (hasta donde cabe), amigas y amigos: antes que nada mi solidaridad contigo, Carmen, y mi pésame a nuestro auditorio porque ha perdido uno de los contadísimos espacios de libertad en la radio y la televisión. Hasta el viernes nuestro programa fue el número uno del país. Sumaba el auditorio de MVS 102.5 FM, sus repetidoras en la República (sólo en los últimos días se habían agregado otras dos) y el teleauditorio del canal 52MX del sistema Dish. Habría que añadir a quienes lo seguían fuera de México por Internet. Sin duda era el más escuchado en Europa; conspiraban a nuestro favor las siete horas de diferencia. También era un éxito en el renglón comercial; como me dijo un amigo banquero, el rating manda.
Los intereses de la empresa
Si el programa era un éxito, ¿por qué tomó la empresa la decisión de rescindir el contrato? Supuestamente, Carmen, violaste un código de ética, que existe, cuando abordaste el tema de la manta que apareció en la Cámara de Diputados en relación con el supuesto alcoholismo del presidente Calderón. He escuchado varias veces tu comentario. Me parece muy extenso, pero moderado, y al final hiciste una invitación respetuosa a la Presidencia para que se abriera a la información. Por lo demás, los biógrafos de Winston Churchill cuentan que se empujaba una botella de coñac mientras conducía genialmente, junto con los aliados, la guerra contra el ejército nazi. Y la ganó. En el caso del presidente Calderón el problema de fondo es que va perdiendo todas sus guerras: la del narco, la del empleo, la de las manos limpias y la de vivir mejor. A medios chiles o sobrio, no lo sabemos, conduce su gobierno al fracaso, con grave daño para nosotros los mexicanos. Lo que trato de decir es que me pareció excesiva la reacción de MVS. No quiero pasar al siguiente renglón sin dar las gracias al Grupo HSBC, que patrocinó mi espacio desde el primero hasta el último día. Me pregunto si la decisión de MVS tuvo que ver con otros intereses, no con el código de ética. Recientemente el grupo participó en la puja por adquirir Satélites Mexicanos y el gobierno calderonista se decidió por otra opción. ¿Fue una advertencia? En las próximas semanas, según Cofetel, se licitará la franquicia para una cadena de televisión abierta y el grupo podría volver a ser marginado. Sólo así me explico, Carmen, que haya recurrido a una coartada para justificar la rescisión de tu contrato. Resulta desmesurada su pretensión de que leyeras la disculpa pública que escribieron. En otras circunstancias quizá te hubieran pedido que tú redactaras la disculpa, o la explicación, o como quieras llamarla, y el problema hubiera sido zanjado. Y es que tu programa, Carmen, no lo podemos desconocer, causaba irritación constante y creciente en el círculo calderonista. Me parece revelador que la vocera de Los Pinos, Alejandra Sota, haya dicho a CNN que no interferimos en lo absoluto para que MVS tomara la decisión que tomó. Es una decisión que tomó la empresa y nos la comunicaron una vez que fue tomada. Si las cámaras que componen el Congreso cambian de directiva es natural que lo comuniquen a la Presidencia, ¿pero un medio de comunicación independiente? Lo que sería irónico es que en las licitaciones que vienen los señores de MVS y Dish no ganen nada y, en cambio, hayan perdido un excelente programa y dañado una imagen que les va a ser difícil recuperar ante la opinión pública.
El descrédito
Si aceptamos que hubo presión gubernamental, estamos ante una idiotez –¡otra!– monumental. En estos días el presidente Calderón comienza una campaña internacional de propaganda para mejorar la imagen de México. Ya de por sí la misión se antoja imposible. La noche del 31 de diciembre, las cadenas de televisión de todo el mundo seguían la fiesta de fin de año en la Times Square neoyorquina; súbitamente hicieron un corte para presentar un video en el que aparecía una mujer colgada de un puente en Monterrey, desnuda de la cintura hacia arriba. Con esa macabra postal México dio la bienvenida al nuevo 2011. Estampas horrendas aparecen todos los días en todos los medios de comunicación de todas las lenguas. Van a gastar centenares o miles de millones de dólares, pero al final los resultados serán pobres porque la realidad sigue siendo la misma. Tú, Carmen, eres un personaje de los noticiarios de la cadena de televisión CNN en Español. La rescisión de tu contrato por MVS trascendió inmediatamente. Muestra la pobreza del esquema de libertades que viven los periodistas en México. Será incomprensible para la gente de Canadá, Francia o Japón que una periodista pierda su programa porque se atrevió a preguntar si el Presidente la República tiene alguna afición a las bebidas alcohólicas. Queridísima Carmen, amigas y amigos, un gran abrazo, y cuídenseme mucho, por favor.
www.youtube.com/watch?v=M4mi7c4WpM0
La Torre del Bicentenario
El tema que iba a tratar ayer lunes en el programa de Carmen es el de la Torre del Bicentenario. Se suspende la obra por 30 días mientras los vecinos conversan con las autoridades. Sigue en pie el acuerdo de hacer una auditoría social a Jorge Gamboa de Buen.

Carlos Fernández-Vega: México SA
En días recientes la directora del Banco Mundial para México y Colombia, Gloria Grandolini, desestimó el triunfal discurso del inquilino de Los Pinos (aquel de la franca recuperación y el crecimiento sostenido), porque simple y sencillamente no se ha logrado recuperar lo perdido en 2009. Fue de tal magnitud el desplome registrado, que no hay con qué tapar el cráter. No alcanza, pues. A pesar de ello, la representante del organismo financiero no se animó a ir más allá, con todo y el pésimo resultado económico y social reportado por los gloriosos (versión oficial) diez años de panismo instalado en la residencia oficial.
Desde luego que la funcionaria del Banco Mundial no reconoció nada que no sea cotidiano para el grueso de los mexicanos, nada que no padezca en carne propia esa mayoría, pero al final de cuentas sus palabras contribuyen a ubicar en su exacta dimensión la realidad económica nacional. A lo que no animó la señora Grandolini fue a reconocer que, si bien la crisis de 2009 contribuyó a que fuera aún más profundo, el citado cráter lleva años abierto y cuando menos cinco gobiernos al hilo haciendo su mejor esfuerzo para hacerlo mayor.
La representante del Banco Mundial lo dijo así: el crecimiento de la economía mexicana no ha sido suficiente para una recuperación completa de las consecuencias dejadas por la reciente crisis. No se ha logrado recuperar lo perdido en 2009. El crecimiento de la economía en 2010 no fue suficiente para compensar la pérdida generada por la crisis, (aunque) el actual no es un sexenio perdido en materia económica. No lo llamaría así. Lo que ocurrió en 2008 y 2009 fue algo inesperado. México sufrió más que otros países por el hecho de que Estados Unidos (el epicentro de la recesión mundial) sufrió mucho, y México sigue ligado muchísimo al ciclo en aquel país. Creo que en parte ese es el desafío en términos de aumentar el nivel de vida y el crecimiento” (La Jornada, Roberto González Amador).
Bien, diplomacia de palo y beso, pero difícilmente puede sostenerse que el de Felipe Calderón no sea un sexenio perdido. Los resultados ya conocidos (una tasa anual promedio de 0.8 por ciento en un cuatrienio, muy por abajo del crecimiento poblacional en el país) no soportan el mínimo piropo, por mucho que instituciones como el Banco Mundial hagan su esfuerzo para ser públicamente benevolentes con el calderonato. La perspectiva sexenal, en el mejor de los casos, incrementaría dicha tasa anual a 1.8 por ciento (2 por ciento como milagro), lo que se traduce en un comportamiento aún peor que el observado durante el primer inquilinaje panista en Los Pinos (el de Fox), con lo que –de alcanzarse la estimación más optimista– el resultado de esa década sería apenas igual (en el mejor de los casos, insisto) al reportado en la década perdida (la de los años 80).
A estas alturas ya no se trata de quedar bien con el inquilino de Los Pinos, no se trata de diplomacia de palo y beso, de querencia, amistades, afinidades o complicidades. El personaje es lo de menos. Lo que realmente está en juego es el futuro de un país y de quienes lo habitan, los mismos que a lo largo de tres décadas al hilo han visto cómo se deteriora, ostentosa y permanentemente, su bienestar y su perspectiva. Si el análisis del Banco Mundial, o el de cualquier otro –mortales incluidos– ofende al de la residencia oficial o manda defenestrar a sus críticos (en una práctica verdaderamente primitiva de quien la ordena y de quien la acata), pues que se ofenda y que se retuerza, porque lo realmente relevante es la viabilidad de México como nación, no el hígado del susodicho.
La señora Grandolini no se animó a decir en público que el de Felipe Calderón es un sexenio ostentosamente fallido (en lo político, lo económico y lo social), por mucho que los resultados lo documenten fehacientemente. Se entiende; la funcionaria del Banco Mundial hace su chamba y cumple con la directriz que para estos casos le marca la institución. Bien, pero es imposible documentar la realidad de un país con discursos políticamente correctos.
El ofendido cuan autoritario señor de Los Pinos insiste en que “México está en la ruta del crecimiento, porque cuenta con una economía sólida y fuerte, que ofrece condiciones para despegar… Hoy nos hemos recuperado y estamos de vuelta en la senda del crecimiento”. Que diga misa, porque hasta sus asociados y cómplices (no hay que olvidar que el Banco Mundial es una de las instituciones financieras internacionales que desde hace 30 años utilizan al país como laboratorio de sus políticas modernas, y allí están los resultados) le dicen, aunque muy diplomáticamente, que no, que de ninguna manera hay con qué tapar el cráter (y, sin voltear a ver el tiradero, la referencia se limita a la crisis de 2009).
Como se ha comentado en este espacio, en 30 años el país ha ido de mal en peor. En materia económica, por ejemplo, el balance es el siguiente: el último presidente de la Revolución (como José López Portillo se autonombró) dejó una tasa anual promedio de 6.55 por ciento; con Miguel de la Madrid esa tasa se desplomó a 0.34 por ciento; con Carlos Salinas subió a 3.9; con Ernesto Zedillo descendió a 3.5; con Vicente Fox se redujo a 2.3, y con el mismísimo Felipe Calderón (cuatro años después) se desplomó a 0.8 por ciento. La dupla Fox-Calderón, el panismo institucionalizado, prometió todo e incumplió todo. Logró lo impensable: otra década perdida para el país. En el periodo 2001-2010 el resultado económico fue desastroso: crecimiento anual promedio de 1.18 por ciento (hasta 2010), algo no registrado en 80 años. En la primera década perdida –los años 80– la tasa anual promedio de crecimiento fue de 1.9 por ciento, el peor resultado –hasta la llegada del panismo a Los Pinos– de la dictadura neoliberal mexicana.
Entonces, ¿sería tan gentil el Banco Mundial de explicar cómo un país que desde hace tres décadas mantiene una tasa anual de crecimiento de 2 por ciento (en el mejor de los casos) puede salir del hoyo, cuando lo mínimo que requiere para iniciar tal propósito es 6 por ciento anual, y al mismo tiempo, con la mitad de la población en pobreza, califica al gobierno de no fallido?
Las rebanadas del pastel
Dos frases, del mismo autor, para comparar con los hechos y brindar por la realidad: a) la criminalidad se ha erigido en una amenaza a la libertad de expresión; b) en mi gobierno no hay y no habrá nunca mordazas ni censura al quehacer periodístico (Felipe Calderón). Un solidario abrazo para Carmen Aristegui.
cfvmexico_sa@hotmail.commexicosa@infinitum.com.mxhttp://twitter.com/cafevega

Marco Buenrostro y Cristina Barros: Itacate
Con creatividad, Helena Hernández nombra los apartados de las numerosas recetas incluidas en su libro Memorias en mole de olla: cocina y revolución en Tlaxcala, publicado por Casa Tizatlán cuando terminaba 2010.
Molcajete corresponde por supuesto a las salsas; Comal a las preparaciones con maíz, como tlatloyos, tamales tatemados de hongos, quesadillas de quelites, gorditas de piloncillo, sin que falten, entre otras muchas recetas, los tlaxcales.
Le siguen el capítulo Olla, con sus respectivos caldos: de habas, de malvas, de pollo con morillas o de guías de calabaza. Si ya se le hizo agua la boca, no deje de pasar las páginas. Ahí hay además moles de olla, las tradicionales amaneguas, frijoles tiernos que se sacan de la vaina en la época de cosecha, como bien precisa el útil glosario que forma parte del libro. Se pueden preparar con calabacitas y flor de calabaza, o con nopales. Simplemente cocidos forman parte de ensaladas.

Patricia Peñaloza: Ruta Sonora
La electrónica sigue generando sonidos más originales que el rock, lejos de las pistas de baile y los reflectores, y cerca de la exploración. Hoy, la primera parte de lo más destacado del género en 2010, según este apartado.
1. Kevin Drumm. Necro Accoustic. Cinco discos con lo mejor de este artista sonoro de Chicago: noise electroacústico con la inventiva usual de este guitarrista experimental de 1996 (Comedy, con Jim O’Rourke) a la fecha, así como extensas piezas inéditas. Estática, frecuencias perdidas, materiales indescifrables que parecen cobrar vida, torrentes de crujidos y golpes metálicos, cintas que parecen disolverse. Enorme pesadilla sónica, para iniciados en el ruidismo contemporáneo.
2. Keith Fullerton Whitman, Disingenuity/Disingenuousness y Catherine Christer Hennix, The Electric Hapsichord. Empate entre estos dos artistas sonoros estadunidenses. 1. Fullerton. Dos largas piezas: sintes modulares al centro, voces perdidas en cintas ocultas, citan a la música concreta y a la temprana música por computadora, con un gusto más lúdico que caótico. 2. Hennix (nacido Christer, vuelto Catherine): edición inédita de una obra de 1976 (una pieza de 25 minutos), 60 páginas con poesía de su mentor, La Monte Young, y una discusión filosófica sobre el trabajo del anti-artista Henry Flynt. Con teclado electrónico preparado, su ejecución matemática oscila entre armónicos que se multiplican para generar un contemporáneo mantra sónico.

El Correo Ilustrado
Política a ritmo de Pasito tun tun
Dos nuevos gobernantes fueron electos en Guerrero y Baja California Sur; el primero, un priísta resentido que de buenas a primeras se convirtió en un perredista de cepa; el segundo, un perredista resentido que pasó a ser un panista convencido. Me pregunto ¿Cómo dirigirán el destino de estas entidades?
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René Drucker Colín: La comedia que en la realidad es tragedia
El reciente proceso electoral del estado de Guerrero podría ser motivo de una comedia llevada a las pantallas o al teatro. Lo que escribo a continuación todos lo conocen, pero lo describiré de cualquier forma.
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Marco Rascón: BCS: casi final de un ciclo
Baja California Sur (BCS) ha estado íntimamente ligado a Andrés Manuel López Obrador.
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José Blanco: El desastre
Toda referencia a la educación mexicana que oigamos o leamos, provenientes de voces sensatas, ya no digamos críticas, no pueden sino desembocar, invariablemente, en la misma descripción sintética: el desastre.
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Teresa del Conde: En la Galería Óscar Román
José Castro Leñero exhibe en esta galería de Julio Verne 14, Polanco. No hay trabajos (excepto tal vez uno) que no sea identificable como de su autoría, a pesar de que las configuraciones y modalidades difieren bastante entre sí, y no sólo eso, se oponen y hasta se contradicen. Así y todo son siempre identificables como suyos; los principales ejes de su trayectoria se caracterizan por ofrecer vastos conglomerados en los que los ambientes y las formas urbanas constituyen la principal temática, incluso cuando las configuraciones limitan al máximo los rasgos constitutivos, como sucede con dos o tres piezas de tónica orientalista.
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