CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Las medidas anunciadas ayer por el presidente Enrique Peña Nieto y el secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer, para recibir en escuelas a alumnos y maestros repatriados de Estados Unidos, dejan en desventaja a la población mexicana radicada en territorio nacional, contravienen el discurso por la calidad que ha marcado al sexenio y su reforma educativa, e inclusive, chocan con estándares recomendados por organismos internacionales.
Ayer,
durante el evento “Educación sin Fronteras”, celebrado en Palacio
Nacional, Peña Nieto anunció seis medidas, entre éstas, la instalación,
en coordinación con la secretaría de Gobernación, de módulos en 11
puntos de repatriación de la frontera; el aprovechamiento de maestros
hablantes de inglés; un programa especial de español para niños que no
lo dominan y, la emisión de lineamientos para hacer operativas las
reformas a la Ley General de Educación relativas al asunto promulgadas
ayer.
Las medidas para la educación de migrantes mexicanos
repatriados se han marcado por la premura, un aspecto que presumió el
mandatario federal en su discurso, al reconocer que en un mes desde que
envió la iniciativa, el Congreso aprobó las reformas a la Ley General de
Educación, que, sin embargo, aún no está reglamentada para poder
implementarse.
Con la misma prisa, aún sin definir la forma de
acreditación de estudios o equivalencias, ni los programas que se
implementarán para la recepción de alumnos, el primer módulo fronterizo
de la SEP se inaugurará hoy, cuando Aurelio Nuño y Miguel Ángel Osorio
Chong visiten Piedras Negras Coahuila. Según el mensaje de ayer, los
otros 10 módulos se instalarán en el transcurso de un mes.
Apro
realizó una revisión de algunos aspectos anunciados para beneficiar a
mexicanos repatriados para contrastarlos con las condiciones para
quienes viven en territorio nacional.
Por ejemplo, bajo un
principio de “solidaridad y confianza”, aunque no se cuente con
documentos ni forma de probar formación, el anuncio de Peña Nieto
implica que se recibirán maestros repatriados que darán clases de
inglés. En contraste, de acuerdo con la convocatoria emitida por la
Secretaría de Educación Pública (SEP) el pasado 20 de enero, el perfil
de quienes buscan concursar por una plaza docente en el sistema
educativo en los niveles preescolar y básico para el ciclo escolar
2017-2018 es el siguiente:
“Podrán participar los egresados de
escuelas normales y demás instituciones formadoras de docentes de
educación básica del país, públicas o privadas, con reconocimiento de
validez oficial”.
Hay más. La convocatoria establece que el
concursante a una plaza docente debe presentar Título Profesional,
Cédula Profesional o Acta de Examen Profesional, en tanto, los
participantes que a la fecha de registro no cuenten con esa
documentación, deben presentar Constancia de Estudios especificando la
fecha de su conclusión, así como la fecha de celebración del Examen
Profesional.
Además, un aspirante a impartir clases de inglés debe
presentar un comprobante en el que la Dirección General de
Acreditación, Incorporación y Revalidación de la SEP lo certifique con
nivel 12, en tanto, para francés, debe acreditar el mismo nivel 12 o
acreditar nivel B 2, del Marco Común Europeo de Referencia para las
Lenguas Extranjeras certificado por el Centro Internacional de Estudios
Pedagógicos de París.
Reconocimiento desigual
Por
la tarde, luego del acto en Palacio Nacional, al inaugurar la
exposición Destellos de Esperanza, en el marco del Día Mundial del
Síndrome Down, Nuño Mayer fue más específico respecto a los anuncios de
Peña Nieto.
En entrevista, expuso que con la reforma se eliminan
la traducción certificada de documentos de validez de estudios y el
apostillado, y adelantó que el jueves se emitirá la modificación al
Acuerdo 286 de la SEP, relativo a reconocimiento de estudios por
experiencia mediante un examen.
La eliminación burocrática, sin
embargo, no está clara. El Acuerdo 286, consiste en reconocer mediante
una serie de exámenes, conocimientos adquiridos de manera autodidacta o
por experiencia profesional. Pero no es aplicado por la SEP, tampoco es
inmediato y tiene costo para cualquier mexicano que desee sustentarlo.
Dicha
aplicación se lleva al menos un año por la diferenciación de fechas
desde el primer examen de conocimientos hasta el examen oral y el examen
de un caso práctico, correspondientes a las tres etapas contempladas
por la única institución autorizada para aplicar dichos exámenes: la
asociación civil denominada Centro Nacional de Evaluación para la
Educación Superior (Ceneval).
De acuerdo a su lista de precios
vigente, después de cumplir una serie de trámites en la SEP que debe
autorizar la recepción del sustentante, por ejemplo, para alguien que
busca obtener su licenciatura en biología por este sistema, el Ceneval
cobraría en la primera etapa del examen 2 mil 010 pesos, mientras que
para la segunda 14 mil 190 pesos y para la tercera etapa otros 14 mil
420 pesos.
La acreditación por equivalencia compete a 41
profesiones y una carrera técnica. En relación a nueve profesiones, el
costo sería de 30 mil 620 pesos; en 31 opciones costaría 16 mil 200
pesos y, en el caso de la carrera técnica, 23 mil 915 pesos. En tal
caso, lo relativo a documentos y otros “engorrosos trámites
burocráticos”, como los denominó Peña Nieto, deben cumplirse.
Aprenda español en unos meses
Entre
las acciones que ayer presumió Aurelio Nuño destaca la implementación
de un programa de español para quienes no lo dominen y que corresponde
también a una de las seis medidas anunciadas por Peña Nieto.
De
acuerdo con el secretario de Educación, el Instituto Nacional de
Educación para los Adultos (INEA) tendrá una ampliación presupuestal de
60 millones de pesos para que implemente dicho programa en los
municipios con mayor índice de retorno de mexicanos.
La calidad,
medida con evaluación educativa, es otro de los argumentos discursivos
de la Reforma Educativa desde 2013, pero dado lo expuesto por Aurelio
Nuño, se pone en entredicho pues pretende enseñar en “unos cuantos
meses” a niños angloparlantes a dominar el español.
“Estaremos
presentando en los próximos días… hay un programa que estamos haciendo
junto con el INEA para todos aquellos que no hablen el español o que no
lo hablen suficientemente bien, puedan tener un curso intensivo para que
en unos cuantos meses puedan estar familiarizados con el idioma español
y eso les permita poder tomar clases de mejor manera (sic)”.
En
noviembre pasado, en una entrevista con Carmen Alcira López Florez,
encargada del departamento de Educación del Fondo de Naciones Unidas
para la Infancia (Unicef-México), sobre la enseñanza a niños de
educación básica hablantes de una lengua indígena y las evaluaciones
educativas en español, explicó que el aprendizaje de una lengua se
estima en dos años promedio.
“Yo no podría evaluar a alguien en el
conocimiento de una materia si no me he asegurado antes de que la
lengua utilizada para comunicar es manejada con solvencia”, expuso.
Luego ejemplificó el aprendizaje idóneo de una segunda lengua:
“Lo
que hacen los colegios bilingües internacionales (por ejemplo, los
colegios Americano, Franco-Mexicano, Alemán, etcétera) es que tienen un
currículo que asegura el manejo de la lengua desde el preescolar. Los
niños pequeños tienen una inmersión muy cuidadosa en la segunda lengua:
el francés, el inglés, el alemán. La inmersión en la lengua es
cuidadosa, para que cuando entren a primaria sea suficientemente
comparable a la que tendría un niño francés, un niño inglés o alemán:
reciben libros y contenidos de otras áreas sin que la lengua sea un
obstáculo; son evaluados para el bachillerato internacional con pruebas
del extranjero y a veces los niños bilingües tiene mejores resultados
que los del país de origen de la lengua, porque el bilingüismo tiene
muchas ventajas cognitivas, pero ahí el colegio se aseguró de que la
lengua no fuera obstáculo.
“Si no se logra asegurar que haya
suficiente comprensión, una evaluación no nos dará la información que
necesitamos como maestros y planificadores y va a ser injusta con el
propio sistema, porque el resultado dirá que es insuficiente y los niños
no aprenden, pero no va a poner el foco donde debe ponerlo, porque no
es un tema de falta de dominio de lectura y escritura sino un problema
de falta de dominio de la lengua en la que se está dando la enseñanza”.
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