Tanto el IMSS como el ISSSTE tiene la política de no reconocer los riesgos de trabajo.
Parece broma, pero no lo es, la Cámara de Diputados con tremendo impudor aprobó
el pasado 21 de febrero con 303 votos a favor, 10 abstenciones y 86
votos en contra de los partidos Morena y PRD, otorgar a los patrones la
facultad para aprobar la actualización de las tablas de
enfermedades y de valuación de las incapacidades permanentes
resultantes de los riesgos de trabajo.
El dictamen que reforma los
artículos 513 y 515 y adiciona el artículo 515 bis de la Ley Federal del
Trabajo faculta al presidente de la República, a través de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, dar a conocer por medio del Diario Oficial las tablas de valuación de incapacidades permanentes siempre y cuando exista aprobación de la Comisión Consultiva Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
El Presidente de la República o
el secretario de Trabajo, se les convierte con éste dictamen en una
especie de sirvientes de las Cámaras Patronales para que ellos decidan
la forma y cómo de la actualización de las tablas de enfermedades y
valuaciones a las incapacidades permanentes.
En ningún otro país del mundo los patrones tienen tantas canonjías.
Aquí se les pregunta cómo quieren que se les sancione y si están de
acuerdo sobre el tipo de enfermedades o riesgos que pueden considerarse
de trabajo, a pesar de ser ellos los responsables de los ambientes y
condiciones de trabajo.
Permitir a los patrones que
cometen constantes infracciones de salud en el trabajo y además puedan
decidir sobre los riesgos de trabajo, es
como consentir que un delincuente pueda resolver si la falta cometida
por él se considere un delito o no y hasta permitirle si está de acuerdo
con la penalidad, en años, meses o días de prisión a que se le deba condenar.
Será como dar un cheque en blanco
a los patrones para que ellos lo llenen a su gusto. Seguro que la
cantidad que tratarán de imponer será la más baja o ninguna si es
posible.
La Cámara
de Diputados, con este bodrio de dictamen, renuncia a su derecho a
legislar sobre leyes de trabajo como lo exige el artículo 123
Constitucional en su segundo párrafo cediéndolo a un “Consejo Consultivo”,
que no tiene nada de consultivo sino impositivo, conformado por líderes
de los sindicatos (en su mayoría) serviles y de representantes de
organismos patronales.
Es permitir que un solo poder, el
ejecutivo, concentre dos poderes a la vez, el que representa él y el
legislativo, y los más grave cediendo ese derecho constitucional a la
patronal que tiene conflicto de intereses.
Esta concesión a los patrones se
da cuando los trabajadores se enfrentan a las mayores penurias para que
les sean reconocidos sus riesgos y enfermedades profesionales. Tanto el
IMSS como el ISSSTE tiene la política de no reconocer los riesgos de
trabajo o de imponer el porcentaje más bajo, obligando a los
trabajadores a cargar con juicios muy tardados en las Juntas de
Conciliación y Arbitraje para que les reconozcan sus derechos.
El dictamen para beneficio
patronal está en el Senado de la República y es la oportunidad que esta
instancia lo regrese a la Cámara de Diputados para que enmendé su
error. No se pueden permitir tantos retrocesos a la Seguridad Social.
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