Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada
El abordaje analítico, mediante la lupa multidimensional, de la volátil situación de EU –donde se libra una lucha salvaje por el control del poder entre Trump y el Deep State (Estado profundo) del establishment, que desea domesticarlo–, aporta lecturas diferentes en los planos interno, foráneo y comercial.
Una valla espectacular contra el presidente estadunidense, Donald Trump,
se exhibe desde el viernes pasado en Phoenix, capital de Arizona.
La elaboró la artista Karen Fiorito por encargo de la galería La MelgosaFoto Afp
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El caos doméstico legado por Obama y profundizado por su sucesor ha subido a niveles antigravitatorios en las cumbres borrascosas del poder cuando el cada vez más deslactosado Trump ha sido puesto en jaque por uno de los principales componentes del Deep State: la FBI, con sus selectivas y teledirigidas investigaciones que oculta y/o propaga a conveniencia.
El deslactosado Trump se arrepentirá toda su vida de haber dejado en su puesto al
impredecibleJames Comey, director de la FBI, parte intrínseca del Deep State, y a quien los apparatchiks de la dinastía Clinton impugnan por haber hundido la candidatura de la malhadada Hillary.
Se cocina un
segundo Watergateal interior, mientras en el plano exterior se despliega una relativa confusión deliberada cuando se asientan las filias –la anglósfera, Japón, Israel, Arabia Saudita– y las fobias –Irán, Norcorea– de la nueva administración, cuyo secretario de Estado y ex mandamás de la poderosa petrolera Exxon Mobil, Rex Tillerson, ha enviado señales inequívocas al eludir la cumbre de cancilleres de la “obsoleta OTAN (Trump dixit)” el 5 y 6 de abril próximos debido a su traslape con la transcendental visita del mandarín Xi a EU (https://goo.gl/Ys6pxT).
Después de las humillaciones sufridas por la atribulada dirigente alemana Angela Merkel en su desangelado desencuentro en la Casa Blanca (https://goo.gl/RXiv9F), ¿China, sola, vale para Trump más que el total de los 20 cancilleres despreciados de la OTAN?
Sea lo que fuere, en dos semanas, del 5 al 12 de abril –esta última, fecha de la probable visita de Tillerson al Kremlin, si es que no es torpedeada por los exorcismos rusófobos del Deep State–, Trump intentará dar claridad geoestratégica a sus relaciones definitorias con China, la Unión Europea y Rusia.
La columna vertebral del trumpismo –supremacismo de los WASP (White Anglo-Saxon Protestants), regado con
nacionalismo económico– la constituye la élite militar, mientras la trumponomics, su corolario petrolero/financiero/comercial, exhibe una prístina consistencia, como se notó durante la cumbre en Baden Baden de los encargados de las Finanzas del disfuncional G-20, donde EU, apoyado por Japón, bloqueó la declaración final contra el
proteccionismopor el que abogaban China y Alemania.
Nick Beams, del portal WSWS, alega que la decisión del G-20, que
abarca 85 por ciento de la economía global, representa
un punto de inflexión en la economía internacional y en las relaciones políticas con implicaciones de largo alcance(https://goo.gl/ELNlup).
Según Beams, la
intransigenciadel israelí-estadunidense Steven Mnuchim, secretario del Tesoro y ex directivo de Goldman Sachs, quien expresó sentirse
felizcon el comunicado final
consensuado, obligó también a eliminar del comunicado final
cualquier compromiso para combatir el cambio climático, que Trump considera
un engaño.
Más insolente que
intransigente, Mnuchin leyó la cartilla al G-20 al remarcar que EU cuenta con
una nueva administración y una diferente visión comercialque busca reducir su descomunal déficit comercial, lo cual pretende paliar tangencialmente mediante el incremento estratosférico del gasto militar por 54 mil millones de dólares al año.
Con o sin Trump, Goldman Sachs se ajusta y adopta el
nacionalismo económicode la trumponomics y su corolario militarista.
Beams juzga que “el eje de las políticas de la administración Trump, basadas en ‘EU primero’, no está dirigido a una modificación (sic) del presente sistema comercial, sino a su derrocamiento (sic)”.
En forma ominosa, Beams comenta que en
junio de 1930, el Congreso de EU aprobó la enmienda Smoot-Hawley, que impuso grandes alzas de tarifas. En las décadas que siguieron desde entonces, esta ley se ha reconocido casi universalmente como un contribuyente significativo al descenso en espiral del comercio internacional a principios de la década de 1930, exacerbando los efectos de la Gran Depresión y contribuyendo al incremento de bloques comerciales y de divisas, que jugaron una parte sustancial en la construcción (sic) de la Segunda Guerra Mundial.
El analista Curtis Stone, radicado en Pekín, explaya en People’s Daily (órgano oficial del Partido Comunista de China) que el
proteccionismo no es el camino a la prosperidad, cuando la trumponomics
reorienta su política comercial, que expone su
agenda agresivaal
culpar los males de EU a sus déficits comerciales debido a un comercio injusto, lo cual solamente
empeorará sus males, ya que tanto el proteccionismo como la ausencia de cooperación entre EU y China, las dos principales economías globales,
incrementarán la probabilidad de una guerra comercial.
Stone critica al polémico Peter Navarro, encargado del Consejo Nacional Comercial de la Casa Blanca y feroz detractor de Pekín, quien fustigó a China (sin nombrarla) por el peligro para EU de tener un déficit comercial con
un rival (sic) estratégico que se militariza rápidamente con intención de hegemonía (sic) mundial, que busca
conquistar mediante adquisiciones.
Según Stone, culpar a China e
increpar a la globalización no arreglará los males de EU(https://goo.gl/YiQphZ).
Desde que India rechazó la voracidad agrícola Noratlántica de la agónica ronda Doha –que data de 2001 y debió concluir en 2005: ¡hace 12 años!–, la OMC se encontraba en cuidados intensivos, en espera de su liturgia crematoria, que Trump parece estar dispuesto a oficiar.
Más allá de que el trumpismo contemple reducir en 50 por ciento su financiamiento a la ONU, el pasado 1º de marzo la nueva administración envió un feroz
borradorproteccionista al Congreso de EU con el propósito de esquivar las resoluciones de la OMC que considere una afrenta a la soberanía:
Desde que EU obtuvo su independencia ha sido un principio básico de nuestro país que los ciudadanos estadunidenses son sujetos solamente a las leyes y regulaciones hechas por el gobierno de EU y no por reglas hechas por gobiernos extranjeros u organismos internacionales(https://goo.gl/ZB0qFo).
Los aldeanos
negociadoresdel “México neoliberal itamita” con adicción mercantilista reduccionista, que se han aferrado a la cadavérica OMC como su dizque
tabla de salvación (sic), ¿entenderán todavía el significado semántico de
soberaníaque pregona Trump?
EU desechará las resoluciones de la cadavérica OMC que sean favorables a China, Alemania y el “México neoliberal itamita” para imponer su pugnaz unilateralismo mediante las guerras comerciales que acechan con la trumponomics.
EU perdió la batalla de la globalización economicista con China e India y sólo le quedan los escombros de la especulativa globalización financierista que llegó a su fase terminal en 2008, por lo que hoy el trumpismo, con su
nacionalismo económico, recurre a la militarización proteccionista del comercio.
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