Pedro Echeverría V.
1. Acerca de México, lo único que realmente me preocupa del gobierno
de Trump y me hace condenarlo, es el problema de la migración que golpea
a los trabajadores; lo del muro es incierto y acerca del TLC siempre he
sido su enemigo porque sólo ha estado al servicio de los más poderosos
empresarios y políticos mexicanos. Lo trascendente es sin duda la
política internacional de Trump. ¿Si todos los presidentes yanquis
–desde que se convirtieron en los amos del mundo hace un siglo- han sido
guerreristas, invasores, saqueadores y asesinos, qué puede esperarse de
Trump? Pues lo que sucedió ayer en Alemania, en la reunión de ministros
de economía de los 20 países más poderosos, es interesante y pueden dar
algunos vuelcos políticos jamás imaginados.
2. Se publica: “En el mayor enfrentamiento hasta la fecha entre el
nuevo gobierno de EEUU y la comunidad internacional, los jefes de
Finanzas del grupo de las mayores 20 economías mundiales (G-20) dieron
marcha atrás a su compromiso de rechazar el proteccionismo y mantener un
sistema comercial global abierto e inclusivo; tampoco se hizo mención a
la lucha contra el cambio climático, una clara derrota para el
anfitrión de la cita, Alemania, que luchó por mantener los compromisos
tradicionales. Franceses, chinos, argentinos, brasileños, mexicanos y
sobre todo el anfitrión del encuentro, Alemania, se esforzaron durante
dos días en encontrar un consenso sobre la defensa del libre comercio y
de la cooperación internacional”.
3. Desde el gobierno del yanqui Reagan y de la inglesa Thatcher se
impuso en el mundo lo que llamaron la “globalización” y la gran apertura
imperialista de los mercados. Nos opusimos porque significaba (y así
pasó) el triunfo de los países capitalistas/imperialistas más grandes.
No nos equivocamos porque hoy el mundo sigue dominado por los EEUU
encabezando a Gran Bretaña, Alemania, Israel, Japón, Francia y,
cualquier política que se aplique los seguirá beneficiando porque ellos
son los que controlan las armas nucleares, los aviones y barcos de
guerra. Me pregunto: ¿Qué posibilidades tienen China, Rusia, la India,
Brasil, Sudáfrica, (lo que hasta hace poco representaba el BRICS) para
ser una oposición real?
4. La bronca entre libre comercio y proteccionismo comercial, fácil
de entender hace algunas décadas, hoy resulta complicado sobre todo a
raíz de la posición del presidente yanqui que se supone debe ser su
principal defensor porque los EEUU –con su potencial en todos los
campos- es quien derrota y somete a todos los demás países. Por ello hay
que reflexionar acerca de la estrategia actual yanqui. ¿Se habrá
extendido tanto la dominación yanqui en el mundo que ahora Trump trata
de concentrarla para que su dominio sea más concreto y real? ¿Busca
acaso saber quiénes son sus verdaderos amigos y quiénes sus competidores
para someterlos? ¿Cuál será el papel de Alemania como principal fuerza
de Europa y que políticas de alianza pueden aparecer entre “los
grandes”?
5. Lo que por ningún segundo debe pensarse es que los yanquis están
de retirada. Nada de eso. El triunfo apabullante de Trump entre las 20
economías más poderosas significa que los yanquis siguen imponiendo sus
políticas y que los demás países quieren asegurarse ante esta otra
posición política. En este tipo de reuniones mundiales se definen los
rumbos, las presiones, las guerras. Lo que sucede en México es para
Trump un pequeño problema doméstico de su “patio trasero”. Su bronca
principal es con Asia y con Europa, o sea el continente euroasiático
real que se transformó en dos. Lo que realmente interesa es lo que
sucede en estas reuniones, los acuerdos y las prácticas que se imponen
al mundo; de ello dependen también las luchas sociales y las
revoluciones.
6. Los simples mortales no sabemos de esos arreglos internacionales
que determinan la política mundial. Realizamos en nuestros países
marchas de presión y de protesta, pero luego van nuestros gobiernos a
entregar el cuerpo a los países imperialistas que dominan el mundo. Por
ello nuestras luchas más que nacionales, mucho más que limitadas a
nuestras fronteras y en defensa chovinista de “nuestra patria”, tienen
que ser batallas mundiales de los trabajadores contra sus explotadores.
Interesa México, Venezuela, Bolivia, pero interesa mucho más destruir
esos imperios que como en yanqui, intervienen con sus armas en todos
lados para acabar con las rebeldías y las luchas contra el poder.
(19/III/17)
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