3/25/2017

“Mujeres ocultas… el mito de Cassandra”

MUJERES Y SALUD MENTAL
Por: Alejandra Buggs Lomelí*

El pasado 8 de marzo, se llevó a cabo, como todos los años, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, con diferentes eventos, conferencias, marchas y posicionamientos, con la intención y exigencia para que ya ninguna mujer en el mundo seamos víctimas de la terrible y lastimosa violencia de género, que va desde actitudes de descalificación hasta el asesinato de mujeres en todo el mundo, pasando por trata, mutilaciones y abusos…


Hace aproximadamente un mes, tuve oportunidad de ver la película “Talentos ocultos” como la titularon en español, su nombre original es “Hidden figures” la traducción al español es “Figuras ocultas”.

Desde que me enteré de esta  historia y del nombre con el cual la titularon, tanto en inglés como en español, por un lado tuve una gran inquietud por conocer más de estas extraordinarias mujeres y por otro lado, sentí una extraña sensación de incomodidad, que después pude identificar.

Me di cuenta que me molestaba el hecho de que, sigue habiendo una resistencia a darle el justo valor y el peso total que tiene la palabra MUJER, al no utilizarla en el título de la película, cuando el propósito de la cinta justamente es visibilizar y honrar el trabajo de estas tres mujeres afrodescendientes.

Es por ello que decidí titular esta columna del mes de marzo: “Mujeres ocultas… el mito de Cassandra”.

La historia de estas mujeres se desarrolla en 1961, una época en la que la segregación racial aún permanecía en Estados Unidos, haciendo que a estas mujeres matemáticas: Katherine Jhonson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, se les desdibujara hasta ocultar sus importantes y determinantes aportes en la NASA, para que el hombre blanco llegara a la luna.

Este ocultamiento de sus talentos, la falta de reconocimiento a su inteligencia y conocimientos, la descalificación por el hecho de ser mujeres, y la falta de respeto de que fueron objeto por ser mujeres “de color” (afrodescendientes), es lo que desafortunadamente hemos experimentado todas las mujeres en el mundo en algún momento de nuestras vidas, algunas teniendo mayor conciencia de ello y otras…quizás no.

La realidad es que la sensación de incomodidad que produce en nosotras las mujeres la discriminación de género y de raza la podemos identificar, de alguna u otra manera, si nos damos a la tarea de ubicar momentos en que por ser: inteligentes, capaces, audaces, intrépidas, creativas, fuertes, denunciantes y transgresoras, hemos recibido como castigo: descalificación, desdibujamiento, opresión, violencia y plagios, por  “tener”, cualidades atribuidas única y exclusivamente a los hombres.

Uno de los recursos que a veces utilizo en algunos procesos psicoterapéuticos, es el abordaje junguiano**, a través de la mitología, pues nos permite comprender acontecimientos que son parte del inconsciente colectivo en las diferentes sociedades, y han marcado ciertos arquetipos de: desigualdad, la inequidad, la destrucción del culto a la Gran Diosa y el establecimiento del sistema patriarcal a lo largo de la historia de la humanidad.

De acuerdo a la Ilíada de Homero, Cassandra*** fue hija de Príamo y Hécuba y hermana gemela de Heleno; al nacer, se hizo una fiesta en el templo de Apolo hermano de Artemisa.

Al anochecer, la madre y el padre  se marcharon y dejaron a la bebé y al bebé en el templo por un olvido, al día siguiente, cuando regresaron a recogerles, los gemelos estaban dormidos y dos serpientes paseaban por sus  lenguas y por los órganos de los sentidos para purificarlos.

La madre y el padre, alarmados, empezaron a gritar de angustia, ante lo cual las serpientes se retiraron, fue así como Cassandra y Heleno obtuvieron el don de la profecía cuando fueron adultos.

Cuenta la mitología que Apolo se había enamorado de Cassandra y le prometió a la joven otorgarle el don de la profecía, si aceptaba entregarse a él, un don que ya poseía, sólo que podría hacer uso de él, hasta la edad adulta.

Ella aceptó, pero una vez iniciada en las artes de la adivinación, se negó a cumplir su parte del trato. Ante el rechazo, Apolo le escupió en la boca y le retiró el don de la persuasión, por lo que, aunque ella dijera la verdad, nadie le creería; además fue expulsada y confinada de la vida colectiva porque sus palabras eran incómodas a las instancias del poder masculino dominante.

La maldición de Apolo sobre Cassandra consistió en que las advertencias provenientes de sus visiones no fueran tomadas en cuenta, que sus palabras no fueron escuchadas, que sus contribuciones fueran negadas.

De lo anterior, podemos hacer una analogía con respecto a la exclusión, la invisibilidad, el silenciamiento y marginación de las mujeres en las sociedades patriarcales.

Subjetivamente, la maldición que pesó contra Cassandra, y por tanto, contra todas las mujeres, (porque si violentan a una nos violentan a todas), ha determinado que las sugerencias o recomendaciones de las mujeres, así como nuestras palabras, no sean escuchadas, y nuestras contribuciones sean negadas y borradas, como en la historia de la película “Talentos Ocultos”.

El sistema patriarcal, que ¡sí existe!, aunque muchas y muchos lo sigan negando, ha logrado o intenta, desafortunadamente: silenciar, descalificar, marginar, deslegitimar e invisibilizar a las mujeres transgresoras, que decimos lo que no quiere ser escuchado, a las que transgredimos los mandatos de género impuestos por el patriarcado, a las que estamos en contra de cualquier violación a los Derechos Humanos.

El problema psicológico al que nos enfrentamos todas las mujeres, se llama “interiorización” de la invisibilización, descalificación y marginación, que creemos de nosotras mismas.

Reconciliarnos con nuestra parte herida a través de los años y de nuestras ancestras puede permitir reconocer y legitimar nuestras propias voces y nuestras verdades, más allá de ideologías machistas y misóginas.

Definitivamente, escuchar nuestra propia voz, nuestra voz de mujer y ser congruentes con ella, implicará ir contra corriente, me refiero a ir en contra de esos mandatos y estereotipos marcados por un sistema que lastima profundamente a las mujeres, desdibujándonos, escondiéndonos y ocultándonos.

Todas las mujeres en cualquier parte del mundo, todas las mujeres de cualquier raza, tenemos derecho a ser vistas, a ser reconocidas y a ser valoradas, porque tenemos una existencia especial y única, en un mundo donde nadamos contra corriente… la maravillosa existencia de SER MUJERES.

*** Richepin, Juan. Academia Francesa. Mitología Clásica, Segunda Edición de la Nueva Mitología Ilustrada. Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana. México, 1952.
** Abordaje psicológico creado por el médico y psicólogo Carl Gustav Jung.
*Directora del Centro de Salud Mental y Género, psicóloga clínica, psicoterapeuta humanista existencial,  especialista en Estudios de Género.  Twitter: @terapiaygenero

Imagen retomada de YouTube
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 
  

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