Hazel Zamora Mendieta Cimacnoticias | Ciudad de México.- De
2011 a 2016, el Estado de México concentró 15 por ciento de los
asesinatos de mujeres en el país (2 mil 330 casos)- de acuerdo con datos
de ONU Mujeres- y aunque no se sabe cuántos menores de edad quedaron en
orfandad por este delito, apenas 109 niños y niñas mexiquenses reciben
apoyos económicos para resarcir los daños.
En marzo de 2017 Cimacnoticias realizó una investigación
para conocer cuántas hijas e hijos de víctimas de feminicidio quedan en
orfandad por este delito en el país, y se constató que ningún estado
realiza un registro sobre estas víctimas secundarias y mucho menos
existen apoyos sociales como parte de la reparación del daño.
Derivado de esta investigación, se encontró que en el Estado de
México (Edomex), la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas local
(CEAVEM) junto a la Secretaria de Educación, anunció en 2016 la entrega
de becas educativas para la niñez en orfandad por feminicidio.
En 2017 creó el “Programa de estímulos económicos para hijas e hijas
de víctimas de madre desaparecida, víctimas de feminicidio u homicidio
doloso” y en febrero de ese año publicó el manual de operaciones en la
Gaceta Oficial del estado.
Guadalupe Cabañas, corresponsal Cimacnoticias | Chilpancingo, Gro.-En
la segunda semana del mes de enero en las redes sociales se compartía
información de la desaparición de Magdalena Aguilar Romero de 28 años de
edad, joven nutrióloga, madre de dos hijos, que desapareció el sábado
13 de enero del 2018 cerca de la cancha de los adobes, barrio de
Guadalupe en Taxco, Guerrero.
Entre las señas particulares que se mencionaban en el post de
búsqueda acompañado de una fotografía se describía que era de
complexión delgada, con 1.71 cm de estatura, cabello castaño, pómulos
marcados, ojos cafés claro y grandes, cejas pobladas, tez morena clara, y
de su vestimenta el día en que fue vista por última vez.
A casi 10 días de que sus familiares reportaron a las autoridades la
desaparición de Magdalena, su cuerpo fue encontrado desmembrado, la
mañana del lunes 22, dentro de un negocio propiedad de su ex esposo
Cesar Gómez Arciniega de 36 años, a quien señalan de ser el feminicida.
La fiscalía de Guerrero informó a través de un comunicado oficial que
“se tuvo conocimiento que el día 13 de enero del presente año, la
víctima salió de su domicilio a las 8:30 horas al centro de salud;
posteriormente, manifestó que a las 17:30 horas pasaría por sus menores
hijos a casa de su ex pareja César “N”, sin embargo ya no se supo más de
su paradero, hechos integrados en la carpeta de Investigación
12050410300022150118”.
Emilia Laura Arias Domínguez*Cimacnoticias | Bilbao, Esp .- La ciencia ficción propicia imaginar universos libres de sexismo y utopías que trascienden el binarismo de género.
“No es solo, ni especialmente, la Enterprise, Star Wars o las tropas
del espacio. La ciencia ficción significa experimentar con la
imaginación, responder preguntas que no tienen respuesta. Cada viaje es
irreversible”. Lo dijo en una ocasión Ursula K. Leguin, una de las
autoras más reconocidas de este género.
Mundos imaginarios, ficción científica, anticipar un futuro
prometedor, catastrófico, que asusta, conmueve o estremece. Imaginar
hacia dónde vamos, o dónde estamos sin saberlo, de la mano de la
ciencia, suponer o elucubrar sobre la acción de las personas sobre la
Tierra y lejos de ella… La ciencia ficción es mucho más que naves
espaciales y sus autores no son solo hombres con gafas y carrera de
Física teórica. Hay más mujeres escribiendo ciencia ficción de lo que se
cree, pero a menudo sus obras son catalogadas como “fantasía”, como si
no fueran racionales, científicas o tecnológicas.
“Frankenstein”, considerada de manera casi unánime la primera obra de
ciencia ficción moderna, fue escrita por una mujer de veintiún años.
Mary Wollstonecraft Shelley (1797-1851) describe el deseo del ser humano
de crear vida y las consecuencias que trae esta osadía. Con
“Frankenstein”, Shelley sienta una temática recurrente: la criatura
artificial que se rebela contra el creador. Desde entonces le han
seguido novelas como “La isla del doctor Moreau”, de H.G. Wells, ¿Sueñan
los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick, o sagas de la
gran pantalla como “Matrix”. En un alarde de humildad, ella llegó a
decir que sus sueños “eran más fantásticos y magníficos” que sus
escritos.
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