¡Huy!, nos dicen que un gobierno
extranjero intervendrá en las próximas elecciones de México. Los
amanuenses del peñismo nos lo “advirtieron” desde hace algunos meses.
Ahora ya le ponen nombre e “identifican” al candidato a la Presidencia
que los rusos apoyarán: el rayito de esperanza, Andrés Manuel
López Obrador. Quienes acusan, sin rubor, son algunos políticos y
periodistas, apurados por hacer subir en las encuestas a sus candidatos:
el fantasmagórico José Antonio Meade y el locuaz Ricardo Anaya o,
incluso, a la Calderona, como llaman algunos a la esposa del fatal expresidente Felipe Calderón, Margarita Zavala.
En algo tienen razón. Es verdad: un
gobierno buscará incidir en el proceso electoral mexicano de este año.
Pero no es el de Vladimir Putin.
Quien ya interviene e intervendrá es el
mismo gobierno que incide sexenio tras sexenio en los asuntos de México;
que bendice elecciones (por muy sucias que sean), que reconoce los
“triunfos” de sus amigous y que los sostiene en el poder.
Hasta parece obvio decirlo; pero ante la
andanada contra los rusos, es necesario señalar con todas sus letras:
el gobierno que buscará incidir en el proceso electoral de México de
este año es Estados Unidos. Y lo hará como lo hace cada elección.
Cuando leemos las acusaciones contra Rusia provenientes de Estados Unidos y repetidas por el coro de
aquí, no podemos más que recordar aquella historia en la que el ladrón,
para despistar, señala a otra persona y grita a todo pulmón: “¡al
ladrón, al ladrón!”.
El gobierno que ya ha expresado con
todas su letras sus preferencias sobre el proceso electoral de México no
es el de Rusia. Ha sido el de Estados Unidos. Baste recordar que en
abril del año pasado John Kelly, entonces secretario de Seguridad
Nacional y hoy jefe de gabinete de Donald Trump, dijo que un gobierno de
izquierda “no sería bueno para Estados Unidos ni para México”.
La declaración de Kelly se produjo en
respuesta al senador John McCain, quien le comentó que había “un
problema con México”, pues en caso de celebrarse las elecciones es ese
momento su vecino del sur tendría un presidente de “izquierda
antiestadunidense”. El senador hurgaba sobre qué iba a hacer el gobierno
de Trump ante esa “realidad”.
Resulta incluso vergonzoso que se
atribuya a los medios rusos RT en Español y Sputnik como la punta de
lanza para convencer a los mexicanos por quién deben votar. Estos medios
tendrán alguna posición editorial como cualquier trasnacional
mediática.
Lo grotesco es que no se cuestione así a CNN, por ejemplo, ante su “cobertura” golpista en Venezuela. O a la revista Time.
¿Ya se olvidó que ese viejo medio publicó en su edición de febrero de
2014 una apología de Peña Nieto? Cuando el país era un caos por la
imposición de las fallidas reformas, cuando la violencia cobraba decenas
de vidas a diario y cuando se debatían las decisiones del gobierno
peñista, la revista llevó a su portada una imagen de un Peña Nieto
impecable, tomada a contrapicada para que viera desde arriba y todos
diéramos cuenta de su ¿grandeza? Time acompañó esa imagen con la cabeza “Saving Mexico” (¡Salvando México!).
Más allá del ridículo que hizo, la
revista en esos momentos buscó apuntalar a un presidente amigo en
problemas e intervenir en la política interna de México.
Ahora otra anquilosada catedral del periodismo gringo, The Washington Post, conjeturó, sin prueba alguna, que los rusos están apoyando al rayito de esperanza. La principal “prueba” de la genio que firmó el texto es que uno de los asesores del candidato es colaborador de RT en Español.
¡Vaya contundencia! ¿Y The Washington Post
no se ha preguntado siquiera cuantos de los asesores de Meade, por
ejemplo, colaboran en medios gringos? Algo que debería causar risa es
ahora parte del debate “serio” de las campañas por la Presidencia de
México. ¿No es precisamente este periódico, al publicar un texto así, el
que busca incidir en el ánimo de los mexicanos ante sus candidatos?
Que no quepa duda. Quienes ya
intervienen en el proceso electoral son los estadunidenses. Y lo hacen
como cada elección, sin que los periodistas hoy “preocupados” por la
“soberanía” digan algo.
Fragmentos
Lo cierto es que el circo electoral apenas comienza. El nivel no subirá. Los candidatos que pueden ganar se revolcarán hasta que quede uno. El pleito sólo es para ver quién administra el desastre llamado México y quiénes de la misma clase serán los nuevos amos. Las diferencias entre Meade, Anaya o López Obrador sólo son cosméticas. Nunca de fondo. La única propuesta antisistémica surgió de los pueblos indígenas. La candidatura de la nahua María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, trasciende 2018, esté o no en las boletas electorales.
Zósimo Camacho
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ZONA CERO]
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