“Cuando las niñas permanecen en la escuela, el VIH disminuye, el
matrimonio precoz disminuye y la violencia sexual disminuye”, remarcó
Alice Albright, directora ejecutiva de la Asociación Global para la Educación, que busca fortalecer los sistemas educativos en los países en desarrollo.
Albright realizó una presentación en el panel “Mantener a las niñas
en la escuela: ¿Qué impacta en la lucha contra el VIH, la tuberculosis y
la malaria?”, en el marco del Foro Político de Alto Nivel sobre
Desarrollo Sostenible, realizado en julio en la sede de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.
“El ciclo de pobreza y mala salud se perpetúa cuando las niñas no
tienen acceso a una educación de calidad”, dijo a IPS la portavoz de la
organización Campaña para la Educación Femenina (Camfed, en inglés).
La relación entre salud y educación de las mujeres ha sido una
preocupación de los estados miembro de la ONU que buscaron atender en
los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que deberán alcanzarse
para 2030.
Además de Albright, el panel contó con la participación de Brian
Flynn, vice representante permanente de Irlanda en la ONU, Jens Frølich
Holte, vicecanciller de Noruega, Marijke Wijnroks, jefa de personal del
Fondo Global, Sonita Alizadeh, de la organización Girls not Brides, y
Mohamed Sidibay, en representación de los jóvenes.
El informe de ONU Mujeres “Hacer las promesa realidad: La igualdad de género en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”,
concluyó que 15 millones de niñas en edad escolar no aprenden a leer ni
a escribir (como tampoco 10 millones de niños), 15 millones de niñas
entre 15 y 19 fueron víctimas de abuso sexual, y 750 millones
contrajeron matrimonio antes de los 18 años.
Asuntos como el matrimonio precoz, el abuso sexual, la falta de
productos para la salud y la responsabilidad de las tareas del hogar
generan una enorme disparidad entre niños y niñas que repercute en la
educación de estas últimas.
“Las niñas son diferentes a los niños en su grado de vulnerabilidad a
la explotación sexual, en especial en contextos de pobreza rural, donde
la presión de mantener sexo transaccional para tener dinero para comida
y educación puede generar infecciones peligrosas”, explicó la portavoz
de Camfed.
Con más de 2,4 millones de jóvenes entre 15 y 24 años viviendo con
VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida (síndrome de
inmunodeficiencia adquirida) urge que los gobernantes presten atención a
estos temas.
“Las niñas y las jóvenes tienen que hacer frente a barreras sociales,
culturales, políticas y estructurales para gozar del derecho a la
salud, en especial en que lo que respecta a la salud sexual y
reproductiva”, explicó Nazneen Damji, asesora en políticas para mujeres
en la ONU.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), cada año adicional de educación secundaria significa un aumento de 15 por ciento en el futuro ingreso de las mujeres.
Pero es muy difícil para ellas hacer un año más, pues tienen menos
tiempo para estudiar porque las tareas domésticas les ocupan la mayor
parte del tiempo, y las familias dependen de las tareas cotidianas que
ellas realizan y que no podrían hacer si van a la escuela.
“Las escuelas secundarias son pocas y están alejadas en las zonas
rurales, y las largas y cansadoras caminatas también pueden tornarse
peligrosas para las niñas” por la explotación sexual, los peligrosos
cruces de ríos y los animales salvajes, explicó a IPS la portavoz de
Camfed.
“Además, la mayoría de las escuelas en África subsahariana están mal
equipadas para recibirlas cuando están con la menstruación”, añadió,
refiriéndose a los obstáculos que deben afrontar las niñas para
continuar con su educación.
“Sabemos que educar a las niñas, en especial a las adolescentes,
genera una cascada de beneficios, con efecto dominó”, explicó el
portavoz de Unicef.
“Las niñas con educación tienen menos probabilidades de casarse o de
tener hijos muy jóvenes, pueden protegerse mejor del VIH/sida, de la
explotación y el abuso sexual”, apuntó.
“Y tienen menos probabilidades de morir en el parto y mucho más
probabilidades de tener bebés saludables que sobrevivan y prosperen”,
añadió.
“Vemos que con más niñas en la escuela, se casan más tarde”, relató Safeena Hussain, fundadora de la organización Educate Girls, que en India ha ayudado a unas 200.000 niñas a regresar a la escuela desde 2007.
“Esas niñas con educación se sienten empoderadas para tomar decisiones informadas y defender sus derechos”, añadió.
“Algunas de las que logramos inscribir y que permanecieran en la
escuela toda la primaria tomaron decisiones conscientes de posponer su
compromiso con niños con menos grado de educación. Es una decisión
valiente para una niña en una sociedad rural y patriarcal, en la que han
visto mujeres cubiertas bajo un velo toda su vida”, relató.
“El gran efecto multiplicador de la educación de las niñas es que en el futuro podrán tomar decisiones”, subrayó.
“Serán las mujeres las que elegirán cómo cuidar a la próxima
generación, y si saben cómo cuidarse durante el embarazo y cuándo tener
hijos, eso tendrá un impacto inmediato en la salud de la próxima
generación”, añadió.
¿Qué puede hacerse?
Los cambios en la educación de las niñas deben promoverlos los
gobiernos nacionales, la sociedad civil y el sector privado, a través de
inversiones.
“Ayudamos a los países a construir sistemas educativos más sólidos
que ofrezcan una educación de calidad para niños y niñas”, explicó el
portavoz de Unicef.
Es fundamental que las políticas y los planes educativos consideren
el factor de género para que tanto niños como niñas puedan ingresar a la
escuela y que les vaya bien.
El género se toma en cuenta removiendo los estereotipos de los textos
o formando y capacitando a los maestros en la importancia de este
asunto, explicó.
“Las necesidades políticas deben de estar a cargo de las niñas y las
jóvenes que encuentran esas barreras, y necesitamos coaliciones locales
que las derriben, de forma holística, con todos los involucrados:
padres, escuelas, líderes locales y tradicionales, autoridades de la
educación local y nacional, trabajadores sociales y de la salud”,
concluyó el portavoz de Camfed.
Y para Hussain, de Educate Girls, “el sector privado puede aportar
los fondos y el apetito por el riesgo para ayudar a impulsar la
innovación y generar evidencias de qué es lo que funciona. La sociedad
civil está más cerca de donde están los problemas, tiene acceso a la
comunidad y conocen su voz”.
“Cuando se tienen las soluciones, la escalada real solo ocurrirá con
la participación de los gobiernos, pues pueden integrar el cambio a las
políticas o financiar la escalada de las soluciones”, añadió.
“Es responsabilidad de todos”, comentó, al ser consultada sobre quién tiene la responsabilidad de encabezar el cambio.
Traducción: Verónica Firme
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