8/01/2018

Detrás de Helsinki: Trump desea(ba) seducir a Putin contra el mandarín Xi

Bajo la lupa




Alfredo Jalife-Rahme


▲ Jared Kushner, con su hijo Theodore en brazos; su esposa Ivanka Trump y Joseph, su otro hijo, en la Casa Blanca.Foto Afp


The Daily Beast (TDB) afirma que Kissinger empujó a Trump a trabajar con Rusia para encajonar a China (https://thebea.st/2LGohvT).

Casi medio siglo más tarde, el polémico ex secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional de los presidentes Nixon y Ford (http://bit.ly/2LCObQW), a sus 95 años aconseja en reversa: en 1971 atrajo a China contra la URSS, y hoy opera el acercamiento de Trump con Rusia para contener el ascenso de China. Durante la fase de transición, Kissinger convenció a Trump de acercarse a Rusia y contó con el apoyo de su correligionario talmúdico Jared Kushner.

Mas allá de sus indelebles numerosas acusaciones de crímenes de guerra, Kissinger goza de una tremenda influencia en la cúpula Trump y su juego en reversa, medio siglo más tarde, constituye el reflejo de lo dramático que han cambiado las relaciones geopolíticas en ese lapso.

La perfidia del israelí-alemán-estadunidense Kissinger es legendaria: dice apoyar la Ruta de la Seda del mandarín Xi –un mundo sinocéntrico basado en infraestructura y tratos comerciales–, que tendrá un efecto positivo en Asia, mientras en privado se puso de lado de los halcones sinófobos de Trump como profundo creyente de que el mundo de hoy versa sobre una batalla de superpotencias contra China.

Según TDB, varios funcionarios de alto nivel de la Casa Blanca juzgan que Rusia sería un útil contrapeso contra China.

No todos compran la teoría de un G-2 de Estados Unidos y Rusia contra China, como Richard Haass, presidente del influyente Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés), quien comenta que no ve a Rusia en la actualidad orientarse a jugar ese rol.

El problema de la inercia punitiva desde los Clinton hasta Obama es su grave error geoestratégico de haber abierto dos frentes simultáneos contra Rusia –su desestabilización, con el fin de balcanizarla en su periferia inmediata, en particular, con su golpe de Estado inducido en Ucrania –y China– al rodearla militarmente en el mar del Sur de China, desestabilizando las provincias de la budista Tíbet y de la sunnita Xinjiang y cercándola con la fallida Asociación TransPacífico.

TDB cita un coro de furibundos sinófobos, quienes arremetieron contra China en el reciente foro de seguridad de Aspen, como Christopher Wray, director de la FBI, y Michael Collins, vicedirector asistente de la CIA en Asia Oriental (http://bit.ly/2LFqBmx).

Los pugnaces asistentes al foro de seguridad de Aspen dividen en forma antigravitatoria la cronología enemiga en dos fases: el corto plazo, donde Rusia es la enemiga debido a la apabullante letalidad de su arsenal nuclear, mientras en el mediano y largo plazos China lo será (https://thebea.st/2n0Pfj4).

TDB cita a una fuente clandestina (el viejo truco) de la Casa Blanca, quien desde las penumbras inasibles juzga que “en el largo ( sic) plazo, existe la creencia en la administración de que Moscú vislumbrará a Pekín como su máximo enemigo geopolítico –así como lo hace Washington ahora–, lo que puede ajustar un acercamiento con EU”. ¿Cómo podrán conciliar el corto, mediano y largo plazos los belicosos asesores de Trump?

¿Cómo podrán seducir a Rusia contra China, cuando les aplican simultáneamente guerras comerciales, cuando no sanciones?

Lo único que ha conseguido el complejo militar industrial de Beltway(http://bit.ly/2Kfz5v4) desde los Clinton, pasando por Obama, hasta hoy con Trump, ha sido acercar a Rusia y China que cada día profundizan su asociacion estratégica.

Harry Kazianis, Director de los estudios de defensa en el Center for the National Interest, comentó que es claro que para la administración Trump el ascenso de China constituye el desafío número uno de su seguridad nacional, por lo que no es nada descabellado que consideren a Rusia como socio potencial.

Agrega que no estaría impactado si en siete o 10 años se escenifica una alianza de EU y Rusia contra China. ¿Por que se cierran a un G-3 de EU/Rusia/China? Ahora falta ver cómo China pondera las pérfidas maniobras de Kissinger en reversa.

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