Pedro Echeverría V.
1. Si hubiesen defraudado o derrotado a López Obrador por tercera vez en las elecciones presidenciales, en estos días estuviera insultando a los electores por conservadores, derechistas, reaccionarios; lo mismo estaría haciendo contra el INE, el Tribunal, y todos los malditos partidos. Sin embargo el triunfo de AMLO –por su intenso trabajo personal- fue abrumador y nadie (gobierno, candidatos, partidos, INE), aunque quisieron, pudo hacer ninguna trampa, ningún fraude, porque aquello fue apabullante.
2. Fuera de lo extremadamente difícil que es gobernar, así como de las terribles condiciones en que se encuentra México por lo menos desde que en 1982 se impuso el neoliberalismo y la privatización, hay un asunto que me parece urgente: el surgimiento de propuestas acerca de lo que hay que hacer para que miles de activistas de Morena (no hablo por ahora de los 50 millones de votantes) adquieran una conciencia de clase, un conocimiento ideológico del significado del triunfo de AMLO y la única manera de consolidarlo.
3. La votación abrumadora por López Obrador no fue espontánea sino producto de un trabajo de alrededor de 18 años del mismo AMLO aunado al repudio contra por lo menos seis gobiernos del PRI y del PAN (De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña) que ya eran insoportables. Sin embargo el trabajo de López Obrador fue esencial o únicamente electoral y el mismo AMLO sabe que hay que darle continuidad; no sólo para ayudar a hacer un magnífico gobierno de seis años, sino para garantizar que no regrese más la corrupción y se profundice la desigualdad.
4. Ha dicho López Obrador, y repiten cien mil veces sus seguidores, que “no les interesan los cargos de gobierno sino la transformación del país”; pero para ello se requiere en primer lugar, conciencia (que es conocimiento de clase), una gran unidad y una profunda lucha para arrancarle, para arrebatarle, las decisiones a la clase dominante y todo su poder. Por lo tanto no es un asunto de tres o seis años sino de mucho más tiempo, el que se requiere para que las fuerzas de los trabajadores sean mucho más grandes que las de los capitalistas.
5. Dense cuenta que por el sólo hecho de ir igualando los derechos y los salarios, la corrupción comienza a resquebrajarse. Los altos funcionarios que han protestado con el grito de “No aceptaremos la reducción de nuestros salarios”, pensando en que “no somos iguales”, saldrán muy quemados, muy desprestigiados, porque en todos lados denunciaremos esa actitud. ¿Se imaginan a los tipos soberbios que dicen que no les alcanza con 100 mil pesos cuando 10 millones de trabajadores apenas obtienen cinco o seis mil pesos? ¡Los que no quieran, que se vayan!
6. Yo propongo la creación de “escuelas para dirigentes críticos políticos” en todos los estados. Escuelas de análisis y discusión de los problemas de México y el mundo que además de la teoría política e histórica, organice acciones prácticas. Seis años de gobierno son realmente pocos para trasformar un país desde la raíz y muy pocos para acabar con una corrupción institucional enraizada por siglos. No se busca ninguna reelección, pero sí debe asegurarse la lucha consciente permanente por la igualdad. ¿Cómo seguir viviendo en una sociedad que está de cabeza?
7. A mí de niño me enseñaron que “el que no trabaja no come” por eso he entendido que la sociedad está de cabeza, porque en el capitalismo es lo contrario: quienes producen la riqueza que todos consumimos, que son los millones de indígenas, campesinos, obreros, artesanos, apenas tienen ingresos para no morir de hambre y, por el contrario, los que no producen pero explotan, hacen negocios, hacen trampas con el trabajo ajeno, son los que gozan con todas la riquezas. Son la mayoría los que deben mandar, pero son la minoría y las fuerzas armadas quienes mandan.
8. Morena es un partido político que a los cuatro años de fundado se convirtió abrumadoramente en el más votado y, por tanto, en el enemigo de todos los derrotados. Pueden ahora esos opositores manifestar su apoyo, disfrazarse de simpatizante, declarar que tendrán mucho respeto; sin embargo la realidad es que al perder sus privilegios sólo están preocupados en cómo recuperarlos. Necesitamos dar continuidad a esas batallas buscando frenar al centro derechismo que no ha dejado de luchar para recuperar fuerzas y poder. (31/VII/18)
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